Nota por lxs Traductorxs: Presentamos dos nuevos textos del preso anarquista Tasos Theofilou. El primero se refiere al proyecto de introducir en Grecia las pulseras y tobilleras con GPS para lxs presxs, mientras que el segundo ha sido escrito a la vista del llamado “consejo de 6 meses” (en Grecia, donde el límite oficial de la prisión preventiva es 18 meses, después de pasar 6 meses en prisión todx presx pasa frente al consejo de jueces que deciden sobre la prolongación o no de su encarcelamiento preventivo), que para Tasos se realizará el jueves, 7 de marzo.
Con motivo del reportaje publicado en la edición del Domingo del diario “Avgi” (20 de enero de 2013) y escrito por Irini Lazaridou respecto a los planes del Ministerio de la Justicia sobre la colocación de pulsera con GPS a los presos, tanto en espera al juicio como condenados, voy a intentar expresar mis desacuerdos y aportar algunas reflexiones a un debate que desgraciadamente, por el momento, no parece preocupar a nadie en el grado que le correspondería dada su importancia. Como si no fuera una medida que de hecho señala el paso totalitario hacia una sociedad como sacada de ciencia ficción distópica.
El reportaje en cuestión, como el problema principal de las cárceles griegas ve la saturación y cuestiona la eficacia de esa medida (pulsera con GPS) en cuanto a la descongestión de las prisiones. Como obstáculo principal se presenta sus altos gastos y además, tomando como ejemplo los países de América Latina, se teme que sólo los presos ricos y específicamente las figuras importantes del crimen organizado podrán usar la dicha pulsera (para cumplir sus condenas en arresto domiciliario), mientras que la gran mayoría de los prisioneros seguirá amontonándose uno encima del otro como cucarachas.
Considero como muy parcial y por lo tanto problemático que la sobrepoblación sea presentada como el problema más grande de las cárceles. Ciertamente es vergonzoso que una sociedad está apiñando a sus chivos expiatorios en grupos de cuatro en unas celdas que tienen 3 metros cuadrados, como sucede en la mayoría de las prisiones del país. Sin embargo, todavía peor resulta ese confort fúnebre ofrecido por aquellas celdas amplias y de tres camas, con calefacción y agua caliente, que se encuentran en las nuevas cárceles del tipo estadounidense: Trikala, Domokos, Grevena, Nigrita y Hania. En condición de casi un aislamiento sensorial y alejado también de las ciudades de provincia en los cuales se supone que están construidos estas cárceles, todo preso tiene derecho a un sólo estímulo externo: un pequeño trozo del cielo por arriba de un patio claustrofóbico, que con su tamaño y arquitectura recuerda más bien al fondo de una piscina vacía.
La mutilación del mundo de psique del preso, su ruina social y económica, la violenta colocación en una comunidad artificial e impuesta por la Justicia Penal, el hecho de privarle de sus personas queridas, la restricción de sus sentidos, en pocas palabras todo ese proceso de deshumanización: estos son los básicos problemas de la cárcel. La saturación es un problema tanto real como también indicativo de que el sistema del castigo está sádico e desinteresado, pero enfocándose en ello corremos el peligro de oscurecer el problema esencial: la cárcel en sí.
Por tanto, para los que siguen insistiendo sobre la necesidad de que haya las cárceles y simplemente buscan alguna solución institucional que pueda mejorar la condiciones dentro, tal solución no puede ser otra sino la reducción de las condenas, más clemencia al momento de tratar los delincuentes y establecer que uno tenga que cumplir 3/7 de condena para obtener la suspensión de condena (en vez de 3/5 que hay actualmente).
Los miedos expresados en el reportaje, esto de la eventual oportunidad para los figurantes del crimen organizado que así convertirán su condena en un arresto domiciliario y de esto modo lograrán de continuar so “actividades criminales”, no tiene base ninguna. En Grecia, aunque tal vez suena raro, el llamado “crimen organizado”, a pesar de sus interrelaciones con el Poder económico y político, se penaliza con unas leyes especiales y sus cabecillas reciben unas condenas aniquiladoras. La Justicia Penal no ha mostrado ninguna clemencia frente a ellos y no parece que va a cambiar la táctica con esta pulsera. Por tanto no se introduce la pulsera para sacar de la cárcel los órganos directivos del crimen organizado. Aún menos para aliviar la sobrepoblación, ya que se sabe que los tribunales griegos meten la gente en prisión preventiva y condenan con una facilidad que da la impresión que se trata de algún tipo de examen donde todos reciben notas negativas. Como si las sentencias que condenan a la gente al encierro fueran un simple resultado de alguna ecuación de contabilidad y no los años que tengan que complir las personas que sean enterradas mientras viven.
Dada la inestable situación social y el hecho que el Poder le hace frente con “el dogma de tolerancia cero”, la pulsera no contribuye de ninguna manera en la descongestión de las cárceles, sino al contrario: va a provocar una ola de severidad todavía mayor de manos de la Justicia Penal, ofreciendo a sus funcionarios la posibilidad de encarcelar con esa facilidad sádica suya como lo hicieron hasta ahora, pero además de imponer la “pulserita” (poco dolorosa y además beneficiosa para el Estado) a unas categorías de delincuentes que hasta ahora no solían sufrir muchas repercusiones. Es decir, ya por la más mínima falta.
Es importante dejar claro que esta medida no tiene que ver sólo con los presos o con sectores delincuentes o “poco civilizados”. Tiene que ver con todos que como la única mercancía poseen su fuerza laboral. El proletariado entero. Y esto porque se trata de una clase que, a medida que la crisis se hace más profunda y el desprecio mostrado hacia la fuerza laboral está tomando unas dimensiones sin precedentes, tiende a ser expuesta a una represión penal cada vez más severa.
Combinado con la condena “alternativa” (la cual, como lo ha revelado el viceministro de la Justicia en el programa televisivo “Protagonistas”, se encuentra también entre los proyectos del dicho ministerio), es decir con el trabajo gratuito “para el beneficio público”, la pulsera es el primer paso hacia establecer en Grecia todo un complejo penitenciario-industrial, que va a pegar un golpe de gracia a la de todos modos degradada fuerza laboral, ya que la industria de la represión penal estará en posición de suministrar todo un ejercito de trabajadores, totalmente controlado y al mismo tiempo gratuito, así creando un percal propio de ciencia ficción distópica. Por tanto, los proletarios no tendrán nada más para perder que sus postmodernas y decoradas con el GPS cadenas.
A.Theofilou,
preso en la cárcel de Domokos
1
Detrás de las líneas divisorias que nos intenta imponer el Poder mediante los medios de comunicación, detrás de las falsas divisiones entre la violencia y la no-violencia, la legalidad y la ilegalidad, la lucha pura y la lucha por mantener privilegios gremiales,como también entre la lucha pura y el terrorismo, se hace destacar la verdadera unidad que hay entre estas cosas. Tras la manera en que lo manejan los medios de comunicación y tras el modo en que sean enfrentados por el Poder político, judicial y policial, surge una profunda cohesión de todos estos fenómenos. La unidad de la “amenaza social”.
Y en esta distopía propia de ciencia ficción donde vivimos, no se considera como la amenaza social los bancos que han arruinado la humanidad y que han llevado miles de millones de personas a la desnutrición, desesperación y suicidio. Los bancos que están detrás de cada una de las heridas sociales. ¡Como amenaza social están considerados los que se atreven de robarlos!
La amenaza social, en la periodística neo-lengua orwelliana, no son los que echan miles de empleados (personas y no números) a la calle por ser “fuerza laboral que sobra”, ¡sino estos inútiles redundantes que tienen el descaro de hacer huelga a pesar de que son ellos que sobreabundan!
La amenaza social no la constituyen las empresas de extracción del oro, las cuales están destruyendo el biotopo y todos aspectos de la vida de miles de personas en península de Halkidiki, sino el hecho que unos 40 combatientes determinados intentan poner resistencia contra esta perspectiva, además añadiendo carácter luddista a su lucha.*
Según su lógica enferma la amenaza social no es la necesidad que conduce las mujeres a alquilar sus cuerpos para el “uso amoroso” de cualquier asqueroso que desea follar sin condón. La amenaza social surge cuando estas mujeres no tienen la “sensibilidad” de hacerse unos exámenes médicos.
La amenaza social no es el hecho que cada día decenas de inmigrantes reciben heridas de cuchillos, sino que entran en el país sin tener papeles.
La amenaza social no es la comercialización, en un grado asfixiante, de cada rincón de la ciudad, sino la ocupación de edificios por los anarquistas con finalidades anti-comerciales.
2
El dogma “el Orden y la Ley” comprime toda la ideología política del régimen que se ha encargado de manejar la crisis. A pesar de las artificiales divisiones que intenta de imponer con ayuda de los medios de comunicación, no hace nada otro que hacer destacar la unidad de todos estos que el mismo define como “fuera del Orden y de la Ley”.
La unidad entre los okupas, las mujeres seropositivas, los acusados de terrorismo, los huelguistas del trasporte público, los campesinos que bloquean las carreteras, los jóvenes que resisten y los inmigrantes que de manera violenta abandonaron el sueño pequeño-burgués.
Hace medio año, el 18 de agosto de 2012, en el marco del dogma “el Orden y la Ley” se lleva a cabo mi detención por la Unidad Antiterrorista. Es decir, por un servicio que, cuando no se dedica a atracar locales de apuestas o traficar con objetos antiguos**, juega el juego llamado “Adivina quién lo hizo”. Y eso sin éxito y con resultados penosos. Una detención cuya actualidad confirmaron esos inquisidores modernos de los medios de comunicación, echando anatemas contra mi foto mientras lo iban mostrando todo el tiempo en la tele.
Una detención por el caso sensacional del atraco al “Alpha Bank” en isla de Paros, donde un hombre perdió su vida intentando bloquear la huida de los atracadores. Una detención que además ha sido adornada con la “acusación” de pertenencia a la O.R. CCF.
Una detención llena de cargos (homicidio, múltiple tentativa de homicidio, atraco, pertenencia a organización terrorista y algunas faltas más) que no sólo rechazo sino además les devuelvo a mis perseguidores y sus superiores como las descripciones que les corresponden a ellos.
Pasaron 6 meses y estoy esperando el primer consejo. Un consejo de jueces que hace ecuaciones de contabilidad penal para decidir si una persona– y no un número—puede seguir con su vida o si tiene que quedarse vigilada y almacenada para su eventual uso en el futuro.
6 meses después, la lucha por la emancipación del proletariado del Poder del capital, la lucha contra las cárceles y contra la organización social que les produce y la lucha contra el dogma “del Orden y la Ley” siguen.
A.Theofilou
Ala E1
Cárcel de Domokos
Febrero de 2013
Notas de traducción:
* Se trata de la acción mencionada, aquí.
** En los últimos tiempos se ha descubierto que algunos policías de la Unidad Antiterrorista se dedicaban al tráfico de objetos arqueológicos.