La última actualización se ha publicado aquí.
(la imágen dice: “Maderos, Jueces, Políticos, no tienen razones para dormir tranquilos”)
Audiencia 23 (28 de enero)
Aparece el conocido amigo de policías, ex-parlamentario de convicciones extremo-derechistas, P. Mandouvalos. Aparece del parte de demanda civil, representando los dos maderos que recibieron tiros del compañero T. Mavropoulos durante el enfrentamiento en Pefki.
Desde el inicio de la audiencia Mandouvalos se ha comportando de manera provocativa y la tensión llega al colmo cuando empieza a sacar su bien conocido discurso filo-policial. En este momento, los dos compañeros de la Conspiración que se encuentran en la sala le atacan y los maderos intervienen para pararles. Mandouvalos se esconde detrás de los policías, pero no puede rehuir de los compañeros, los cuales le escupen en la cara mientras que los maderos se los llevan esposados a los calabozos, alejándoles de la sala judicial. Después de una pausa el procedimiento comienza de nuevo, pero esta vez todxs lxs compañeros de la CCF junto con Theofilos están presentes en la sala. A cabo de un par de minutos vuelve la tensión, con todxs lxs compañeros insultando y amenazando a Mandouvalos. Otra vez intervienen los maderos sacando todos lxs compañerxs fuera y el juicio se suspende definitivamente.
Audiencia 24 (30 de enero)
Comienzan sus declaraciones los primeros testigos de acusación relacionados con el envío de los paquetes-bomba en Noviembre de 2010 y con el escondite que la Conspiración tenía en ciudad de Volos. Entre los testigos se encuentran también varios policías de la Unidad Antiterrorista, los cuales bastantes veces resultan insultados o reciben comentarios irónicos del parte de lxs compañeros de la CCF. La siguiente audiencia tendrá lugar el lunes 4 de febrero.
El caso de los 4 compañeros detenidos por atracos
Los compañeros anarquistas Giannis Mihailidis, Dimitris Politis y Andreas-Dimitris Bourzoukos se encuentran en el ala A de la cárcel Koridallos (Atenas), mientras que Nikos Romanos fue trasladado a la prisión de menores en Avlona (unos 100 km al norte de Atenas). Hasta ahora, los dos últimos todavía no han sido citados a declarar frente a los fiscales encargados del caso de la CCF, Baltas y Mokas, por lo tanto oficialmente no son acusados de la pertenencia a la Conspiración. La policía, al no poder dar con el resto del grupo que realizó el doble atraco en Velvedo ni tampoco encontrar el dinero robado, sigue allanando casas las cuales describe como “pisos francos”. Ya el domingo 3 de febrero entraron en un piso del municipio de Halandri situado en calle El Alamein. Las fotos de algunas publicaciones encontradas allí fueron luego publicadas con los titulares como “Lo que leían los terroristas”.
La siguiente es la breve carta abierta publicada por conocido anarquista Kostas Kalaremas respecto a eso. Se debe señalar que durante la semana pasada la policía allanó dos pisos más en Atenas (en zona de Nea Smyrni y Pagrati) y una habitación de un hotel en ciudad de Volos, donde los compañeros supuestamente se quedaron por una noche, todo eso sin hallazgos importantes.
Después, más abajo, presentamos la carta escrita por Giannis Mihailidis en finales de 2011, después de que resultó detenido durante unos disturbios en centro de Atenas con un arco. Señalamos que sólo un mes después entró en la clandestinidad, dado el orden de busca y captura contra él por su supuesta pertenencia a las Células.
“Un libro, un parágrafo, una dedicación…”
Fue todo un honor para mi ver entre los hallazgos encontrados en la casa de calle El Alamein relacionada con los cuatro compañeros detenidos después del atraco en Velvedo también el libro “Una página, una bala… La historia de Accion Directe”.
Se trata de un libro que yo he editado y distribuido tras las ediciones “Demonio de la Imprenta”. Siendo seguro que este libro tiene mis huellas dactilares, me gustaría simplemente reírme a carcajadas en la cara de quienes en tales situaciones suelen montar actas de acusación e insinuaciones.
A los cuatro compañeros mando un parágrafo sacado de aquel libro:
“La amistad y el cariño de los que luchan abrazados uno al otro se desbordan de nuestras risas y nuestras incesantes discusiones que duran hasta la mañana. Por cierto eramos llenos de lo absoluto, de la embriagadora libertad de los insumisos, pero también de un duro certidumbre que estamos guardando, a todo coste, una de las últimas barricadas. Y al engrasar nuestras armas nos reíamos todo el tiempo…”
Por lo tanto, a los cuatro compañeros mi respeto y solidaridad.
A todos como Dendias y Kedikoglou, mi desprecio y mi odio.
A los maderos de Kozani la promesa que, cuando “Nuestro día llegará”, nosotros no les vamos a torturar en absoluto.
Kostas Kalaremas/ediciones “Demonio de la Imprenta”.
Carta de Giannis Mihailidis en 2011, antes de pasar a la clandestinidad:
Estoy escribiendo no sólo para contar una experiencia de detención más que puede ser de ayuda para personas que en futuro se encontraran en misma situación, pero sobre todo para dejar claras mis verdaderas posiciones y opiniones frente al intento de victimización de mi persona. De lo más importante para mi ha sido la distorsión de mis posiciones políticas y la alteración de los hechos, todo eso manejado por los periodistas que se aprovecharon de la ingenuidad y del miedo de mi entorno familiar. Llegaron al punto de publicar una expresión que yo jamás he formulado, lo de “yo no quise dañar a nadie”.
La verdad es que había intentado poner al revés el procedimiento de mi apología, declarándome enemigo del Estado, orgulloso de mi acto de apuntar al Parlamento y diciendo que el historial de mis detenciones me está honrando, mientras que al responder a las preguntas relacionadas con mi caso y con la supuesta probabilidad de que pudiera matar a un madero con mi arco (!), por supuesto negué tal cosa y eso porque de hecho hubiera sido imposible. Además no había mencionado mis intenciones más amplias. Juzgué que en la presente situación no sería nada útil hacer referencia a las acciones multiformes que se desencadenaron durante la manifestación, porque simplemente no me acusaban de ello.
En cuanto a lo que supuestamente había dicho a los maderos y a mi familia, tengo que decir que a mis familiares nunca he dicho algo así y con los maderos yo me negué de colaborar de cualquier manera sea, no he firmado ninguno de esos papeles del culo suyos y por supuesto no les he dado mis huellas dactilares, por lo que me metieron un cargo más. Ya que he dejado clara mi postura, considero necesario aclarar mi identidad política.
No soy un “ecologista simpatizante de las ideas antiautoritarias” (como mencionó la prensa), soy ANARQUISTA que está activo TAMBIÉN contra la violación de naturaleza por la civilización de la sociedad capitalista-estadista. Eso lo escribieron los diarios de régimen, con el resultado pesando también sobre mi entorno familiar que dentro de todo aquel clima de intimidación y pánico finalmente ha obedecido a los chantajes de los periodistas al estilo: “si ustedes no nos dicen algo, vamos a escribir lo que nos dice la Policía”. Si no fuera detenido por mi propio error y descuido, las cosas ciertamente hubieran sido totalmente diferentes.
Y ahora llego el momento de hablar sobre la demostración. La manifestación de 23 de febrero era una oportunidad de difundir tanto mis ideas-reflexiones y proyectualidades como las prácticas insurreccionales. Por esto estaba repartiendo la octavilla firmada por “Anarquistas por la organización de la violencia insurreccional”, un texto que me expresa completamente y muchas copias del cual los maderos encontraron en mi mochila. Ya que evidentemente el discurso que no va acompañado por actos correspondientes no vale nada, yo por mi parte también he contribuido en la preparación y realización de las batallas que ocurrieron aquel día frente al Parlamento.
En estos marcos, con la lógica de agudizar el conflicto y enriquecer los medios de lucha, he traído también mi arco, no excluyendo la posibilidad de que me será útil. Nunca he dicho que el arco era falso, sino que debido a su calidad de ser pequeño y servir para aprendizaje es incapaz de matar o herir alguien cuando se trata de gran distancia. Es verdad que en un momento determinado lo ha apuntado contra la unidad de antidisturbios, bastante cerca de ellos pero sin siquiera estirar la cuerda, y entonces los maderos hicieron atrás. Puesto que no sólo ellos se encontraban en mi campo del tiro, ya que hubo mucha gente suelta detrás suyo y tal vez por mi error alguna persona equivocada podría resultar herida, en ningún caso me hubiera arriesgado a disparar la flecha contra ellos.
Ahora, en cuanto a la intención de asesinar a un madero, claro que a nivel de valores no tengo nada en contra de tal cosa, simplemente pienso que durante una demostración en que nadie está preparado para algo así, acción semejante acabaría en una matanza de manifestantes y por lo tanto no haría tal decisión, de momento. Y finalmente, el simbolismo de mi acto, como de todo acto anarquista independientemente del grado de violencia utilizado, tiene muchos niveles. No obstante, el contenido principal del mensaje que quise mandar a todos es que con unos pocos medios, voluntad y fantasía podemos hacer guerra contra el régimen. Intentaba también demostrar la urgencia de subir el grado de los medios de violencia utilizados por los revolucionarios. Confeso que ya mi detención en sí alteró el contenido del mensaje que quería dar, porque esa ha sido por sí misma una pequeña derrota.
Desgraciadamente en algún momento, al observar la trayectoria de la segunda flecha rojo-negra que disparé hacia el Parlamento, una unidad de antidisturbios que vino corriendo hacía mi y a su paso dispersaba manifestantes con gases lacrimógenas, me ha pillado por sorpresa. Me quitaron la máscara anti-gas y yo, al no haberme dado cuenta que el muchedumbre que hubo en mi alrededor se ha dispersado, intentaba de seguir de pie y guardar mi respiración por algunos segundos. A cabo de un rato ya no podría resistir realmente, por lo tanto me limité a insultarles, amenazarles y escupirles mientras que ellos me iban grabando con las cámaras de sus móviles como si fuera un trofeo.
En todo caso, en aquel momento me divertía con su desesperación de no poder someterme por la fuerza, como también con las frases que soltaban esos maderos colgados, como: “¿Cuántos años tienes tú, 15? Yo follo así, me follo hijos de puta niñatos” o “Mirame y recuerdate quien te ha atado”. Éste por cierto que recibió respuesta de mi parte, le dije que tuvo suerte que había gente detrás de él porque si no le hubiera clavado una flecha en la carótida y de hecho se calló después de que su superior le ordenó. A la llegada de los detenidos a la Comisaría Central de Atenas, el madero-recepcionista después de preguntarme mi nombre y edad, obviamente sin que obtuviese respuesta, se dirigió a los antidisturbios preguntando “¿quién le ha acariciado a ese?”
La última vez que estaba aquí, en 2006, otro madero-recepcionista viendo mi jeta toda abollada y ensangrentada se quedo admirando la obra de antidisturbios. En la Seguridad del Estado, en la sexta planta, los defensores de la democracia una vez más hicieron su trabajo. Pues, dejando tanta palabrería, me negado de colaborar con ellos, en cualquier manera sea, y si no fuera por un carné de conducir que tenía olvidado en mi bolsillo, el que encontraron durante un cacheo que todo un grupo de maderos realizó por fuerza, tardarían mucho de identificarme.
A continuación y mientras que estaba ya inerte por el dolor que causaron los golpes, llegó un regordete y me empezó a chantajear que si no voy a colaborar no me llevarán al hospital. Respondí que si no me lleven al hospital y voy a estirar las patas aquí dentro, habrá consecuencias. Después de varias horas mi demanda fue respondida positivamente y a partir de entonces comenzaron de nuevo mostrar su cara democrática, dada la presencia del personal médico y de otros enfermos. La aventura empezó de nuevo el viernes cuando salí del hospital y me llevaron de nuevo a la Comisaría Central. A mi rechazo a desnudarme para el cacheo respondieron con “condiciones de encierro espaciales”, es decir ya no estaba con otros sino en una celda solitaria. De todos modos, tuve la posibilidad de comunicarme con ellos ya que nos pudimos escuchar entre sí y también pude jugar unos juegecitos, dibujando sobre la pared diferentes tipos de maderos…
Terminando, quiero responder a la victimización en sí:
Los maderos me golpearon, sí. Así como la otra vez cuando me pillaron en una demostración, así como hacen con tantos otros manifestantes y no sólo, sea inocentes o culpables. Pero el Poder nos golpea día tas día, en todas las maneras, psíquica y físicamente, forzándonos a vivir en unas condiciones que no hemos elegido. La única salida hacia la libertad es la guerra contra el sistema. Por esto, la más importante que sus golpes vengativos es la práctica que ha provocado a estos golpes. Porque en el momento de lucha callejera vives la libertad y esta vivencia se merece el precio. Por lo tanto no soy una víctima, acepto las consecuencias de mis opciones las cuales sigo manteniendo.
Compañeros, no reproduzcan lógicas victimistas. La lucha por la destrucción de toda forma del Poder no puede ser otra que VIOLENTA. Una de las consecuencias de la guerra liberadora es el cautiverio con todo que que esto significa, dure cuanto dure. A aquellos que tal vez un día se encontrarán en la misma situación que yo, les digo: no se contengan, no se sometan y no juegan su juego. Ahora estoy fuera, fuerte, tengo algunas experiencias más y estoy listo de lanzarme otra vez a la batalla con toda mi pasión.
Sean pacientes hermanos, la hora se acerca. La guerra continua sin parar.Postdata1. En cuanto a las famosas fotos con la hacha, calurosamente agradezco a los compañeros que me ayudaron, pero pienso que en casos semejantes no debemos enfocarnos tanto en las cuestiones técnicas y legalistas, porque corremos peligro de socavar por nuestros propios manos la dimensión política de estos casos, la cual es principal. Puedo decirles que mientras que estaba dentro no tenía claro que pasaba fuera, por esto al salir sentí escalofríos y me puse como una prioridad responder a todo eso.
Postdata2. El hecho que permití que los periodistas me saquen fotos lo dejo sin comentar. Debería cuidarme y no dejarles la oportunidad de que escriban tales estupideces.