Escritos de tres compañerxs anarquistas presxs en Italia


• La cárcel y su mundo. Reflexiones para una sociedad sin jaulas. Por el compañero Massimo Passamani.
• Carta abierta de Alfredo Cospito a la revista “Umanità Nova” (revista de la Federación Anarquista Italiana).
• Carta de Giulia Marziale, prisionera por la Operación Osadía.



La cárcel y su mundo. Reflexiones para una sociedad sin jaulas.

El panfleto “La cárcel y su mundo. Reflexiones para una sociedad sin jaulas” contiene la transcripción de la conferencia de título homónimo realizada por el compañero Massimo Passamani en Rovereto el 5 de diciembre del 2000. El coloquio sobre la cárcel formaba parte de tres encuentros sobre el control social y sus enemigos. Las otras dos conferencias del ciclo de encuentros trataban sobre las biotecnologías y sobre la criminalización de lxs migrantes.


Carta abierta de Alfredo Cospito a la revista “Umanità Nova” (revista de la Federación Anarquista Italiana), Italia

Lo que sigue una carta abierta del prisionero anarquista Alfredo Cospito a la revista Umanità Nova:

Carta abierta a la administración de Umanità Nova

Alessandria, 29 de diciembre de 2012

Jamás en mi vida me he puesto en el “grave problema” de la lectura de Umanità Nova, aun menos he perdido el tiempo criticando a la Federación Anarquista Italiana, confieso, el último de mis pensamientos, incluso antes de terminar dentro. “Infamal” en esta ridícula historia son solo vuestras estúpidas palabras en “libertad”. ¿¡Qué sabéis vosotros de mis posiciones!?, ¿quiénes son esos otros misteriosos cercanos a mí? Una cosa está clara, al menos, para mí: lxs compañerxs que los acusan de ser lameculos, etc., etc., tienen razón. Por desgracia para todos, no hay límite para lo peor.

P.D. Para vuestra información, el que aquí escribe tiene la correspondencia censurada, todas las cartas pasan por las manos de la Fiscalía. Soy consciente de que esto es insignificante a los ojos de vuestra intransigente vida revolucionaria, pero tal vez la próxima vez, antes de poneros a soltar mierda gratuitamente, contad al menos hasta diez. Ahorraos también el envío del periódico, intentaré vivir sin ello. Siempre por la anarquía.

Alfredo Cospito

Os adjunto, para vuestro conocimiento, la carta de Umanità Nova a la que me refiero:

Hola Alfredo:

Hemos recibido tu carta de solicitud de Umanità Nova y el periódico te será enviado, después de la pausa de fin de año, tal y como hacemos con cualquier preso/a que lo desea.

Dicho esto, nos hemos quedado extremadamente sorprendidos/as del hecho que después de que, durante años tú y los otros cercanos a ti, nos habéis atacado por todos los medios por reformistas, pacifistas, lameculos, gallinas, ratones de biblioteca, etc., etc., quieras recibir nuestro periódico, considerado papel higiénico siempre por vosotros. Entenderás que, desde lo alto de tu intransigencia revolucionaria, nos ha parecido una petición extraña. ¿Habrás cambiado de posiciones? (Si es así, nos lo puedes decir, juramos que quedará entre nosotros…) ¿Nos habrás confundido con la FAInfamal[*]? ¿Quieres informarte de las posiciones del enemigo?

Háznoslo saber y buena lectura.

La administración de Umanità Nova

Nota por LT:
* Juego de palabras entre “informale” e “infame”, el cual la Federazione Anarchica Italiana ocupa para referirse a las células de acción directa de la FAI-Informal (Federazione Anarchica Informale).


Carta de Giulia Marziale, prisionera por la Operación Osadía, Italia

Hay momentos en los que llega el sol, atraviesa los barrotes, se filtra por el cristal, atraviesa la botella que tienes sobre la mesa, se alarga a ratos sobre la mesa, te calienta un poco la oreja.

Hay momentos en los que, de noche, miras al techo, escuchas el silencio, oyes el ruido del vacío del pasillo, escuchas el silbido de una puerta cerrada.

Hay momentos en los que te sientas a fumar un cigarrillo en el patio y miras al cielo y piensas que si creyeras en dios, le agradecerías por poder disfrutar de tanta belleza también desde aquí.

Hay momentos en los que caminas por los pasillos y piensas que no te saldrán más de los pulmones.

Hay momentos, tantos momentos, en los que tu cuerpo se detiene y tu mente se imagina que destruye todo aquello que te pasa por las manos.

Hay momentos en los que pagarías oro por una buena cerveza fría.

Hay momentos en los que te llega, no sabes bien de dónde, un olor a tierra, a hojas, a otoño y te acuerdas.

Hay momentos en los que el sol del cielo de otoño te hace volver a pensar en las montañas y en el aliento de tus perros.

Hay momentos en los que, finalmente, todas las palabras vacías desaparecen, todas las máscaras se caen.

Hay momentos en los que se caen todas las de los demás sin que ellos lo sepan.

Hay momentos en los que te das cuenta de que este lugar te ha cambiado y otros en los que piensas que serás siempre la misma; y te descubres y te redescubres.

Hay momentos en los que reconoces la hora del día en la que el ruido se escucha en los pasillos y te das cuenta de que se está haciendo normal.

Hay momentos en los que, de noche, te despiertas de un salto porque una luz te espía el sueño.

Hay momentos en los que ves a una madre llorando porque no puede puede hacer la cosa más natural en este mundo: estar con sus hijos.

Hay momentos en los que lloras por el llanto de esa madre, por los abrazos negados, por las relaciones mutiladas, porque piensas que nunca pagará nadie por tanto dolor.

Hay momentos en los que piensas que podrías mirar durante horas la cara de las compañeras que están contigo, porque sabes que si nunca has sentido miedo de este infierno es solo por esos ojos.

Hay momentos en los que piensas en el dolor de quien viene a visitarte, en sus caras que, cada vez que se van, consternadxs, dicen: “la estamos dejando aquí”.

Hay momentos en los que la sangre se hiela al pensar en la libertad, porque piensas que no podrás sacar contigo a tus compañeras.

Hay momentos, tantos momentos, en los que una risa rompe como un trueno, como una cascada desde un acantilado y cae fresca sobre la piel, sobre la cara, en la cabeza.

Hay momentos en los que ves volver la sonrisa a la cara de una compañera y piensas que no quieres nada más del día.

Hay momentos en los que te llega la voz de alguien que ha salido o se ha fugado y los barrotes se agrietan y la sonrisa es burlona.

Hay momentos, tantos, constantes, repetidos, en los que piensas en un montón de escombros, en llaves rotas, en uniformes quemados y sientes la frescura de los pies descalzos sobre la hierba y la respiración es profunda.

Giulia Marziale
CC Rebibbia Femminile
Via Bartolo Longo 92
00156 Roma
Italia

[Textos sacados de es.Contrainfo.espiv.net]

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