Antes de todo, un recuento del caso de Luciano
El día 1 de junio de 2011, Luciano junto con un acompañante llegaron hasta la comuna de Ñuñoa, en Santiago Centro, para instalar una bomba de 1 kilo de pólvora negra en una sucursal del Banco Santander. Ambos se transportaban en una moto que horas antes, Luciano había sacado desde el departamento donde vive su hermano. A la motocicleta se le cambió la patente por una falsa que días antes había sido robada; esto con el objetivo de despistar a la policía. La noche del ataque, Luciano bajó de la motocicleta y fue a instalar la bomba, pero ésta falló por problemas que se desconocen: puede que el sistema de relojería haya fallado, o que la bomba recibió algún golpe brusco, o que la estática provocó la detonación anticipada.
Luciano pasó una semana en coma inducido, en la Clínica INDISA. Sufrió la amputación de su mano derecha y quedó con dos dedos en la otra mano. También sufrió quemaduras en su piel y en sus vías respiratorias por inhalar aire caliente. El 20 de agosto fue dado de alta y fue a vivir en la casa de su madre. Durante ese tiempo Luciano sólo podía tener visitas de su compañera, con la que tiene una pequeña hija de 3 años.
La prisión preventiva
Hoy, 22 de noviembre, Luciano salió a las 7:30 AM de la casa de su madre, en un vehículo policial de civil que fue escoltado. La formalización de cargos comenzó a las 9:30 de la mañana, en el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago. Tortuga fue formalizado por “colocación de artefacto explosivo” y “uso de patente falsa”, por haber usado -en el día del ataque- una patente distinta a la que correspondía a la motocicleta.
La defensa del Tortuga argumentó que el compa debe realizarse tratamientos semanalmente, además de tener pendiente una cirujía ocular, pero el juez acogió la petición de la Fiscalía Sur y de la abogada querellante del Ministerio del Interior… debido a esto Tortuga deberá estar en prisión durante el plazo que dure la investigación (75 días) en el Hospital de la Cárcel Santiago 1, en otras palabras, estará allí hasta comienzos de febrero.
Sin embargo, en los próximos días la defensa del Tortuga apelará a la decisión de prisión preventiva. Cabe destacar que Luciano no es “un peligro para la sociedad” (usando el término como lo usa la legalidad, obviamente), ya que está acostumbrándose a sus prótesis, está en tratamiento médico y con un constante acoso policial. Así, es imposible que Luciano sea un “peligro”.
Durante la formalización, pero fuera de la sala, se encontraban compas solidarixs con Tortuga, que desplegaron un lienzo.
Las penas que amenazan a nuestro compas pueden ser duplicadas por “atacar un sistema jurídico, político y social”. Tortuga arriesga desde 5 hasta 20 años de prisión.
Ahora son necesarios actos de solidaridad, ahora es cuando hay que demostrar que Tortuga no está sólo, ni ningún presx.