La inquisición de los ricos, donde los pobres hoy siguen ardiendo en sus hogueras -prisiones. Al Estado Capital no le basta con la represión, la tortura, los montajes, la droga o el encarcelar a todo lo que huela a pueblo.
Ya no les basta; han legitimado no solo la injusticia social, las cárceles y su discurso de guerra a la “delincuencia”, también han hecho de los derechos humanos un rentable y cómodo discurso mediático, el que se prostituye en los tratados internacionales, junto al show de los mineros.
En chile se tortura!, que no tiemble la voz ni se desvie la vista, la tortura es la medula represiva de este pais, voluntad de los ricos. Mas policias, ignorancia constante, mas consumo, T.V. encendida, mas carceles, inconsciencia, miseria, prisioneros… Un coctel experto para el sometimiento de las vidas. Los ladrones-empresarios dueños del pais, gestores de miseria, los genocidas-torturadores-asesinos, los pedofilos, politicos y militares, militares, toda una cofradia, una casta en concomitancia, donde el vocero publico desde su estrado anuncia la guerra y sus batallas, ordena a los celadores de sus bolsillos, aleonando actos de represion y los sabuesos arremeten contra los pobres, la “delincuencia”, como chivo expiatorio, los presos de una sociedad injusta, son el blanco de la defensa de su modo de vida de magnates, sustentada en la desigualdad y miseria de millones, en la violencia permanente entre pobres y marginados.
El Estado remunera la tortura, el asesinato, cada quien con su tajada y trato especial a los que se encuentran en el eslabón mas putrefacto de su cadena. Lacayos, esbirros, carceleros, cuyo accionar ocultan bajo un manto de funcionarios públicos, si hasta tienen sindicatos supuestos trabajadores ¡como si torturar, violentar, reprimir, someter, mentir sin trepidar, fueran valores de la clase trabajadora!
Simples siervos del poder del Estado, de los ricos. Uniformados y armados de palos: escudos; perros; gases: desatan día tras dia sus frustraciones; traumas; ignorancias y complejos; humillando; torturando; aplicando vejaciones de forma sistemática; habitantes voluntarios de las fauces de sus mazmorras; violan sistemáticamente los derechos humanos del pueblo pobre encarcelado; de las familias; amigos y todo el entorno que se acerque a los barrotes a dar vida; luz y ternura a los suyos prisioneros: aquella mañana de diciembre; la fila de visita no avanzo; el tiempo se detuvo bajo un manto cruel de humo asesino que envolvía el amanecer ocultando la luz del sol y deteniendo el latir de 81 corazones; los que en un grito-suspiro de vida recorrieron por vez ultima los rincones y esquinas de la población donde crecieron, jugaron mirando el sol y olfateando la violencia de la desigualdad social, pese a estar bajo el mismo cielo, jugando a la pelota en la cancha del club, viendo amanecer, pololeado en un poste mirando la luna, enamorándose, cambiando el estudio por sobrevivencia, encumbrando un volantin, tomando cerveza, siendo hijo, hermano, padre, pareja, nieto, amigo, transitaron por sus calles y pasajes, sus ojos se cerraron y las estrellas brillaron. No bastaron las palizas, los abusos, una venganza miserable ejecutada por un puñado de carceleros que los dejo morir.
Escribo con bronca, con ira popular despreciando la posición desclasada de esa tropilla lacaya de gusanos serviles, al mando de los ricos por una migaja mensual, mas un bono y una nota de merito, ¡los dejaron morir!. Responsables directos, convencidos de que su bienestar económico lavara sus conciencias manchadas con sangre. Que no sorprenda cuando la vocería de los ricos señale como culpables al fuego y los presos, cuando condecore a los asesinos y resuelva todo con mas cárceles. Que no sorprenda y que se entienda cuando la rebeldía popular estalle.
Juan Manuel Aliste Vega,
Prisionero Político,
CAS-MAS,
Enero 2011.