Jóven de 16 años asesinado por la policía por pintar graffiti en Bogotá, Colombia

05.Sep.11 :: Solidaridad

Diego Becerra de 16 años fue asesinado el 19 de agosto.



La brutalidad policial encontró una nueva y triste expresión el pasado viernes 19 de Agosto, esta vez en Colombia.

En la noche del viernes 19 al sábado 20, Diego Felipe Becerra (en la foto), de 16 años de edad, practicaba junto con sus amigos una afición compartida por muchxs jóvenes de la ciudad y del mundo, el graffiti, plasmando una de sus obras en un puente de la ciudad de Bogotá, concretamente ubicado en la intersección de la Avenida Boyacá con la calle 116.

En ese momento fueron abordados por efectivos policiales que les dieron el alto, ante lo cual Diego Felipe y sus amigos, a sabiendas de lo que significan los operativos de ese tipo (horas retenido y maltratado en las llamadas Unidades Permanentes de Justicia, UPJ, que además utilizan para vender una supuesta criminalidad en las calles con la que justificar un refuerzo cada vez más claustrofóbico del control social), echaron a correr, seguidos de cerca por la policía que emprendió la persecución pues al parecer, no podían dejar sin castigo un crimen tan “vil y abyecto” como es el de pintar un graffiti en una de las grises paredes de la ciudad.

Finalmente, un policía decidió hacer prácticas de tiro y disparó alcanzando a Diego Felipe, que cayó herido de gravedad muriendo ratos después en la clínica Shaio. El propio personal del Instituto de Medicina Legal declaró que el disparo fue efectuado, como mucho, a 180 centímetros de distancia lo que vuelve evidente la intención del policía de matar a un chico de 16 años por la espalda.

La policía, en su típico actuar y lejos de reconocer su error, no tardó en construir una versión de los hechos que se ajustase a sus intereses y según ellxs, Diego Felipe y los demás jóvenes fueron sorprendidos al asaltar un vehículo a mano armada, un hecho tan grave que el “pobre” agente no habría tenido más elección que recurrir al uso de fuerza letal. Para corroborar su versión, fuentes policiales presentan una pistola presuntamente encontrada en el lugar de los hechos y propiedad de Diego Felipe y la balbuceante versión de un conductor de camiones.

Ante ésto, resulta necesario hacerse varias preguntas. La primera, ¿cuánto le habrán pagado al desgraciado del conductor para que cuente mentiras intentando encubrir el asesinato de un chico de 16 años?, cómo se nota que no es tu hijo o tu hermano, hijo de puta. A la gente como tú deberían cortarle la lengua. Otra pregunta es la siguiente; Si tanto Diego Felipe como sus amigos eran una banda de peligrosos atracadores, ¿por qué uno de sus amigos se desplazó con Diego Felipe hasta la clínica y ayudó a los servicios sanitarios en su traslado preocupándose por su estado?, ¿no debería haber sido detenido de inmediato?. Por último, tal vez deberíamos cuestionar que, aún siendo tal y como describió el agente de policía, ¿qué clase de desequilibrado mental dispara a escasos 4 pasos de distancia y por la espalda a un adolescente de 16 años que únicamente está intentando escapar a pie?.

De todos modos y según declaran compañerxs de la Red Libertaria, las declaraciones del Instituto de Medicina Legal no sólo esclarecieron la distancia a la cual fue efectuado el disparo que costó la vida al joven sino que además, mencionan que en sus manos se podían ver claramente restos de la pintura en spray que había usado para pintar el graffiti, lo cual hace que la versión policial termine de desmoronarse y se vea, una vez más, cómo las fuerzas del orden (para proteger y servir…) intentan tapar una violación de su propia ley y un acto de brutalidad policial quizás ya con demasiados precedentes.

Desde aquí solidarizarme con la familia, amigxs y allegadxs de Diego Felipe que aunque no era un joven anarquista, cayó como tantxs compañerxs y chicxs por la violencia de un sistema que asesina y demoniza a las capas más precarias de su asquerosa sociedad estratificada. Además, creo que no hace falta especificar el grado de corrupción presente en la policía colombiana y su vinculación con el narcotráfico, de sobra conocida. Es imperativo auto-organizarse en todas partes del mundo y trabajar para construir estrategias colectivas desde la base, herramientas para plantar cara a una máquina social que niega toda autonomía de decisión sobre nuestras vidas, encerrándonos con más cámaras, tecnología y leyes que sólo perpetúan situaciones injustas al blindar y sostener los privilegios de la clase dominante a costa de someter y esclavizar al pueblo que los producen, imponiendo su asqueroso modelo que sólo provoca miseria, paro, desigualdad entre las clases y expolio salvaje del 3º mundo a través de guerras imperialistas de las grandes corporaciones de Occidente, suicidios (en aumento cada año, los tranquimazines y las drogas psiquiátricas no sirven cuando toda la puta sociedad es un manicomio gigantesco del que no hay huida), cárcel (cada vez más presxs, la desigualdad y la injusticia institucionalizada generan la necesidad del delito), destrucción medioambiental, explotación asalariada etc…

El poder se reserva el monopolio de la violencia criminalizando toda respuesta contundente a sus agresiones, las cuales sin embargo no aceptan críticas.

POLICÍA BASTARDA

www.vozcomoarma.blogspot.com

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