Sobre el policía infiltrado en la Red Anarquista de Cardiff en Reino Unido


Esta es nuestra respuesta tras descubris que Mark Jacobs había estado infiltrado en nuestro grupo durante cuatro años.

Durante cuatro años, un policía encubierto, que conocíamos como ‘Marco’ se infiltró en la Red Anarquista de Cardiff [Cardiff Anarchist Network - CAN]. Durante todo ese tiempo, creemos que tenía una serie de objetivos clave (reunir información e interrumpir las actividades de la CAN (Red Anarquista de Cardiff), utilizar la reputación y la confianza obtenida en la CAN para infiltrarse en otros grupos, incluyendo una red europea de activistas, y detener el funcionamiento coherente de la CAN). Para el 2009 las sospechas se habían acumulado, pero Marco había cuidado tan efectivamente las relaciones y la confianza dentro del grupo que nuestras sospechas no fueron adecuadamente compartidas o articuladas. En el otoño de 2009 fue anfitrión de una cena de “despedida” del grupo, y anunció que se iba para un trabajo en Corfú. Tras su marcha, llegaron mensajes y postales suyas durante algunas semanas, pero de pronto cesaron sin explicación alguna. Su número de teléfono móvil británico no era reconocido al marcarlo y el número móvil griego que había estado utilizando restringió las llamadas entrantes y los mensajes nunca fueron entregados. Sus páginas en las redes sociales dejaron de actualizarse. Las sospechas cristalizaron, pero ya había desaparecido por completo.

Las personas que habían estado vinculadas con la CAN y los demás grupos de los que había formado parte en Cardiff, como No Borders y Gwent Anarchists, trataron de dar a conocer en los círculos activistas que el hombre que conocíamos como Marco era un policía encubierto. Pero sin una prueba definitiva se nos instó a no hacer acusaciones infundadas.

Fue entonces cuando apareció la noticia sobre Mark Kennedy y Watson Lynn [otros dos policías infiltrados descubiertos este mes pasado] que parecía una oportunidad para conocer la verdad con certeza. Siguiendo nuestro ejemplo, el 14 de enero de 2011, The Guardian obtuvo la confirmación de que él era un oficial de policía en activo. No sabemos exactamente cómo se hizo, pero creemos que la confirmación vino directamente de ACPO, la Asociación de Jefes de Policía. No nos sentíamos cómodos confiando en los medios de comunicación de esta manera, pero todos nuestros intentos previos para establecer correctamente quién era, habían terminado en nada.

Marco trabajó en nosotros (no con nosotros) durante cuatro años. Desarrolló fuertes relaciones personales y algunos de nosotros sentimos una enorme traición personal. Pero también se propuso deliberada y sistemáticamente dañar al movimiento, y creemos que es importante que se sepa lo que hizo, y cómo lo hizo, se comparta y se discuta lo más ampliamente posible.

Posiblemente una de las cosas más perjudiciales que hizo fue utilizar las credenciales de la CAN para infiltrarse en la Red de la Disidencia contra el G8 en Europa. La CAN ha participado activamente en la Red y en la planificación de los bloqueos masivos en el G8 de Stirling en 2005, y algunos miembros de la CAN estaban dispuestos a contribuir a una red europea más amplia. Sin embargo, la CAN era un grupo pequeño, y muy pocos de entre nosotros tenían tiempo y dinero para viajar a las asambleas internacionales. Marco, por supuesto, lo tenía, así que le era fácil dar un paso adelante y participar. Por lo menos en una ocasión asistió a las reuniones europeas de planificación junto a Mark Kennedy. Es probable que sus actividades dañaran seriamente la organización de la protesta en el G8 en Alemania en 2007.

Cabe destacar que ninguno de los tres policías encubiertos fue al G-8 en Rusia. Marco estuvo a punto de asistir, pero se retiró en el último minuto - presumiblemente incapaz de conseguir un acuerdo del gobierno ruso, o la autorización para actuar sin su conocimiento.

Al igual que Mark Kennedy, Marco también saboteó la acción directa ambientalista. En 2007, después de conseguir ser incluido en el proceso de planificación de una acción contra la terminal del gasoducto de LNG (Gas natural licuado) en Milford Haven, en el oeste de Gales, tuvo la oportunidad de pasar información a la policía local que derivó en la detención de varios activistas. Todos los procesos penales se derrumbaron en última instancia, pero no antes de que la policía hubiera allanado las casas, incluso la del propio Marco, y de que obtuviera los equipos informáticos en lo que parece haber sido una expedición de “pesca masiva”.

Sin embargo, Marco pasó gran parte de su tiempo involucrándose en todas las actividades normales de un grupo político (asambleas, proyecciones de películas, reuniones y eventos diseñados para provocar el debate sobre la política radical). Creemos que al menos en un caso (la proyección de una película de derechos de los animales con una charla de acompañamiento) organizó el evento únicamente para reunir información sobre las personas que asistirían. Él también estaba interesado en participar en proyectos en los que había cooperación con otros grupos, como la campaña contra la privatización de la formación militar y la construcción de una nueva academia de defensa en la RAF St. Athan. Mirando al pasado ahora podemos ver que era cuidadoso, pero siempre perjudicial. A pesar de su evidente capacidad, siempre que algo - contactos de la construcción, promoción, transporte - dependía enteramente de él, acababa en nada.

Dañar la estructura de la CAN era, sin duda, un objetivo clave. Él cambió la cultura de la organización, fomentando un montón la bebida, el chismorreo y las puñaladas por la espalda, y trivializado y criticando cualquier intento de cualquier persona del grupo de alcanzar los objetivos. Era evidente su objetivo de separar y aislar a ciertas personas del grupo y de los demás, y sutilmente exageraba las diferencias políticas y personales, diciendo mentiras a los dos “lados” para crear desconfianza y animosidad. En los cuatro años que estuvo en Cardiff, un grupo fuerte, cohesionado y activo que lo tenía todo se desintegró. Marco se fué después de que las asambleas anarquistas en la ciudad dejaran de celebrarse.

Leyendo esto, os preguntareis por qué diablos nos llevó tanto tiempo cogerle, y por qué no fuimos más escépticos y menos confiados. Marco obviamente no tenía vida aparente fuera del activismo. Nunca conocimos a su familia o sus compañeros que se supone que compartían su pasión por la música rock, aunque a veces decía estar en conciertos fuera de la ciudad. Nos dijo que no tenía esposa y/o niños. Su casa era bastante espartana y su trabajo como conductor de camión también le permitía una excusa para ausentarse por períodos prolongados sin despertar sospechas. Además, a pesar de su deseo expresado de estar “donde estaba la acción” era muy reacio a mancharse las manos siendo parte activa de la acción directa o la confrontación con la policía. Todas estas cosas juntas deberían haber sido suficientes para al menos hacernos ciertas preguntas.

Puede que hayamos sido un poco ingenuos, sobre todo asumiendo que no éramos lo suficientemente importantes como para ser infiltrados. Y el hombre que conocíamos como Marco era muy bueno desviando sospechas. Era agradable, un apoyo en lo personal, divertido y muy útil para tener cerca. Era, como Mark Kennedy, transportista. Se pasó tiempo escribiendo, editando y distribuyendo los boletines, hizo pancartas, y fue a aburridas reuniones a las que nadie más quería molestarse en ir. Era capaz de explotar las vulnerabilidades de las personas lo mismo para acercarse a ellas que para hacer que se sintieran aisladas y excluidas. Era un gran manipulador.

Todos los que nos hemos relacionado con Mark Jacobs estamos sufriendo de ira, resentimiento y culpa. Nuestra incapacidad para ver más allá de su farsa ha causado un gran daño a la gente, tanto aquí en Cardiff como en toda Europa. Somos conscientes de que Marco no era el único policía en operación, y que la culpa, sobre todo a escala europea, no es del todo nuestra. Pero aún así, por nuestra parte sentimos una responsabilidad colectiva y una sensación de fracaso.

Dicho todo esto, tenemos que mirar hacia adelante, y es importante aprender las lecciones correctas de lo que ha sucedido. Creemos firmemente que es importante que el movimiento no sucumba a la paranoia y la desconfianza. Marco ha trabajado duro para sembrar desconfianzas, disgustos y sospechas entre nosotros y permitirle hacer eso quizá fue nuestro mayor error.

También creemos que es erróneo pintarnos como impotentes en una situación como ésta, o buscar la simpatía de los medios apareciendo como víctimas de un injusto y todopoderoso Estado. Vemos que esto podría ser tentador por razones de propaganda, o para ganar el apoyo de los principales políticos o de la prensa liberal, pero es en última instancia un acto de desempoderamiento. Las acciones de la policía y el Estado del Reino Unido en este asunto son repugnantes, pero no sorprendentes. Nosotros, como grupo y como movimiento, fuimos infiltrados y atacados porque pasamos, y alentamos a otros a pasar, a la acción militante contra de una serie de injusticias colosales. En pocas palabras, adoptamos una postura decidida contra lo que consideramos erroneo y, todas las veces, demostramos tener razón. En la abominable guerra de Irak, en el corrupto e inmoral comercio de armas, en las injusticias impuestas en nuestro nombre por el G8 y en los escándalos del cambio climático antropogénico, mantenemos la rectitud de nuestras acciones. Rechazamos la autoridad del Estado para decirnos cómo, cuándo y dónde hacer nuestra resistencia, y animamos a ampliar la lucha y la disidencia. Vienen a por nosotros porque somos fuertes, no porque seamos débiles.

Red Anarquista de Cardiff
wwww.southwalesanarchists.wordpress.com



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