El avance anárquico y la estrategia del poder

“Sería pretensioso y objeto de un análisis errado el señalar que dicho avance constituye en la actualidad una amenaza real al poder, que la derrota del Estado sería inminente y que estaríamos en vísperas de lograr una sociedad libertaria, estamos, como bien sabemos, todavía muy lejos de aquello…”



Sin duda en estos últimos años el anarquismo ha ido paulatinamente adquiriendo mayor fuerza incluso a pesar de la fuerte represión estatal de la cual es objeto. Se encuentra presente en las luchas estudiantiles de manera permanente, ha sido protagonista de ataques directos contra instituciones del Estado, de la iglesia y el capital, las revistas y editoriales ácratas han aumentado considerablemente, ha tenido la capacidad de autoconvocarse como por ejemplo en las llamadas “Semanas de Agitación y Propaganda” realizadas en solidaridad con los presos, aspecto que refleja una madurez política en el sentido de lograr diferenciarse de actividades, actos o encuentros llevados a cabo por agrupaciones o grupos ajenos a la idea libertaria, en fin ha ido buscando y encontrando cada vez más su particularidad. El avance del anarquismo es innegable.

Sería pretensioso y objeto de un análisis errado el señalar que dicho avance constituye en la actualidad una amenaza real al poder, que la derrota del Estado sería inminente y que estaríamos en vísperas de lograr una sociedad libertaria, estamos, como bien sabemos, todavía muy lejos de aquello. Sin embargo, hay indicios que llevan a darnos cuenta que el poder, de alguna u otra manera, se siente “incomodo” con el avance anárquico, al parecer sabe, como lo señalan los compañeros de la Radio Mauricio Morales; “que el anarquismo es uno de sus enemigos más peligroso… puesto que plantean la abolición absoluta del Estado y toda institución que se adjudique la representación de nosotros mismos”. Evidentemente uno de los indicadores centrales de esta preocupación es la razzia represiva contra Centros Sociales Ocupados de marcada tendencia antiautoritaria e individualidades libertarias el 14 de agosto de 2010, pero existen otros indicios menos explícitos que dan cuanta de aquello como es el hecho de intentar ocultar las capacidades reales del anarquismo.

Capacidades que tienen que ver con formas de organización que hasta el momento han sido inabordables para el Estado y sus aparatos represivos lo que ha llevado a inventar y fantasear con asociaciones ilícitas terroristas de carácter jerárquico, nexos con grupos marxistas de pasado subversivo, en definitiva el poder intenta hacer entender, a través de la prensa burguesa, que los anarquistas son incapaces de autoorganizarse y necesitan indispensablemente de la “asesoría” de personas ajenas a la idea libertaria para llevar a cabo tal o cual acción ocultando así el mencionado avance del anarquismo.

En el marco de esta necesidad del poder corresponde el análisis del psicólogo social de la DIPOLCAR Erick Marín quien señala que el supuesto grupo que ha realizado cerca de 30 ataques estaría liderado por dos ex-lautaristas debido a que éstos, por su capacidad intelectual y trayectoria histórica, serían una suerte de “interlocutores válidos” frente a organizaciones antisistémicas, principalmente marxistas, que le otorgarían la importancia que no le atribuyen a anarquistas por ser, según Marín, poco claros y serios en sus planteamientos. Es decir, los/as antiautoritarios/as necesitarían de sujetos que los orienten en cuanto a las acciones a realizar aunque éstos no compartan las ideas libertarias. Según el poder, las capacidades de los ácratas pasarían por el adoctrinamiento de personas con un “mayor bagaje político”.

Relacionado a esto también observamos nuevamente las supuestas directrices que estarían dando ex-miembros del FPMR, MIR y Lautaro a estudiantes universitarios y secundarios en las actuales movilizaciones estudiantiles (ver nota de El Mercurio del 16-07-2011) que nos demuestra una vez más la clara intención de negar conscientemente una idea y práctica que se desarrolla a pasos agigantados la cual tiene que ver con la horizontalidad, la autonomía y por ende el rechazo a todo tipo de jerarquías.

En el caso de la inventada asociación ilícita terrorista, la intención principal pareciera ser clara; el aumento de las penas. Es importante señalar que en términos jurídicos para que exista una asociación ilícita esta debe ser jerárquica, es decir, debe tener una orgánica que contemple una marcada distribución de funciones, desde líderes hasta colaboradores. Por lo tanto, los persecutores recurrieron a tal fantasía para agravar la causa y lograr condenas de altísimos años de prisión. Sin embargo, creemos que el hecho de ubicar a dos personas que pertenecieron al Lautaro como líderes de la irrisoria organización responde al mencionado propósito de esconder los verdaderos alcances que ha tenido y tiene el anarquismo, lo que a su vez devela el fracaso del poder para lograr controlarlo e incorporarlo en su lógica totalizante. Cosa similar ocurre con el supuesto adoctrinamiento y liderazgo que ejercerían ex miembros de grupos subversivos a estudiantes.

Ahora bien, reconocemos la gran importancia que han tenido los grupos marxistas en la lucha contra el capital en este territorio, su historia nos habla de dignidad y por sobre todo una notable osadía y audacia contra la opresión capitalista. En términos concretos lograron, a todas luces, ser una amenaza a la dictadura militar y al incipiente retorno a la democracia, lo que el anarquismo está hoy lejos de serlo. No obstante, existe un elemento fundamental que diferencia a los ácratas de dichos grupos y este tiene que ver con el antiautoritarismo. Representa una diferencia de carácter cualitativa que conlleva una forma de concebir las relaciones sociales de una manera diametralmente opuesta ya que pone en el centro de la práctica política la libertad y la autonomía como ejes primordiales, por lo que jamás un/a libertario/a participaría de una organización jerárquica debido a que ésta va contra los principios fundamentales de la Idea, representa en resumidas cuentas una contradicción insalvable. Esta particularidad del anarquismo debe ser valorada y nunca dejada en el olvido por quienes nos asumimos como tales, debe estar siempre presente en nuestras discusiones y acciones ya que es lo que hace del anarquismo una práctica política realmente revolucionaria al negar y combatir toda estructura autoritaria que intente perpetuar la opresión. Según pensamos, la opción por la autonomía, entre otros aspectos, ha permitido el avance libertario estos últimos años en este territorio, lo cual se ha concretizado en el surgimiento de múltiples grupos incontrolados inabordables para lógica del poder. Esto evidentemente representa un logro que hay que tomar en cuenta para no quedarnos en el siempre presente sentimiento de derrota que conlleva inevitablemente a la victimización contradictoria. Si bien, hoy no nos constituimos como una amenaza palpable para el orden burgués nada nos dice que no podamos serlo nuevamente algún día y terminar definitivamente con todo vestigio de autoridad. Sin minimizar las derrotas, valoremos nuestros pequeños triunfos y sigamos adelante.

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