Esa tarde del primero de Junio nos enteramos de lo acontecido, alguien corrio una suerte parecida a la de Mauricio Morales en Chile. Corrimos a las noticias. Todo lo confirmaba: Un compañerito, Luciano, de 22 años de edad, sufre un accidente cuando la bomba que iba a depositar en un banco, esas instituciones malditas que tanto deseamos ver hecha cenizas, estalla antes de tiempo y provoca quemaduras en su cuerpo, y… ¿para que contar el resto? Luciano sigue vivo.
Nos cuesta creerlo aun, la magnitud de semejante tragedia. Hacia poco tiempo que los acusados del montaje politico-mediatico-judicial “Caso Bombas” volvian a sus casas, y ahora esto. Hacia diez dias se cumplian dos años de la partida de Mauri y en una semana quince años de la de Urubu.
¿Para que describir las imágenes? Si los medios ya lo han hecho, lo han mostrado como la desdichada aventura de un joven inadaptado, y la gente lo ha visto de la misma forma que ve un choque en tiempo real en el noticiero. Es natural que en un mundo de tanta guerra y miseria como este, la realidad se convierta en un show de TV.
Pero nosotros, y tantos mas, al igual que Luciano, no hemos aceptado este mundo, y por eso actuamos en consecuencia. Asi lo entendio el y decidio hacer lo que hizo.
Ahora entendemos esto; no es tan facil hablar en terminos de guerra social, ni es facil aceptarlo tan a la ligera y asumirlo seriamente. Porque la guerra contiene en si misma acontecimientos como estos, y aceptarla implica por ende asumir estos.
“La Libertad es un concepto doloroso” señalo un conocido anarquista, y este hecho lo demuestra claramente.
Pero, ¿cómo compartir la tristeza? Nos gustaría poder abrazar a nuestros hermanos en Chile y con un solo gesto decirles que asumimos esta guerra y todo lo que ella conlleva, pero que aunque hayamos decidido aceptar el combate, esta sensación de que sean comúnmente los nuestros los que caigan, nos sabe muy amarga. Tan amarga como la incertidumbre acerca del comienzo de una nueva cacería de brujas en aquella region.
También entendimos esto; que el saber que se sigue dando batalla a esta realidad, es lo que realmente nos conmueve. No las ideologías, no los discursos, sino la voluntad y el espiritu de querer cambiarlo todo, con aciertos y errores pero con todas las armas a nuestro alcance…
Hoy sentimos la necesidad de compartir el dolor con lxs compañerxs, por eso estas palabras. Para el resto de la sociedad, nuestro desprecio y la frente en alto, y para el mundo entero, decimos que estamos orgullosos de Luciano, que su decisión nos enorgullece y energiza tanto como cuando cae alguno de nuestros enemigos.
Quiza nos conocimos en persona, quiza no ¿Qué importa? Dicen que a la gente se la valora por sus actos.
Ahora sabemos quien sos, al igual que tantos otros compañeros, un destello de luz en medio de tanta oscuridad.
Anarquistas de Buenos Aires,
3 de Junio de 2011.