Los disturbios empezaron en la medianoche del sábado 31, cuando 40 presos comenzaron a romper ventanas e inmobiliario, luego prendiendo fuego a los modulos de Ford, una prisión de baja seguridad ubicada en las afueras de Arundel, al sur de Reino Unido.
Carros de bomberos y 140 policías antidisturbios han logrado controlar las llamas, que se propagaron de un bloque a otro.
Seis bloques de celdas, así como el gimnasio y otras instalaciones son el resultado de la revuelta, que recien este domingo fue totalmente controlada por guardias penitenciarios especializados.
Los disturbios han sido “resueltos con éxito”, declaró hoy el director del Servicio nacional de gestión de delincuencia, Michael Spurr. También indicó que 160 presos serán trasladados a otras cárceles más fortificadas.
La asociación de funcionarios de prisiones ha informado de que los reclusos involucrados en los disturbios fueron identificados, y a seis de ellos se les acusa de ser “los cabecillas de la revuelta”, tres de los cuales habrían sido trasladados a otro centro.
En el momento del estallido de los disturbios, sólo había dos funcionarios y cuatro empleados a cargo del centro y según el Ministerio de Justicia, no se registraron heridos de ningun bando.
Las autoridades en un intento por restarle importancia a la revuelta, han dicho que esta se habría originado luego de que un algunos presos se negaran a una prueba de alcohol y que la ingesta de este habria generado el caos. Pasando “por alto” que en la noche de año nuevo muchxs presxs alrededor del mundo se manifietan contra el encierro.
La prisión Ford es “abierta” por contener a presos a punto de “reinsertarse”, tiene capacidad para 557 presos y recibe sólo a quienes le quedan menos de dos años para acabar su condena.