Como antecedente (y en solidaridad) a la Jornada de agitación y solidaridad internacional, fue realizado el día 18 de diciembre el foro “Carcel Combativa, transfusión de experiencias, multiplicación de acciones” donde se conversó acerca de la lucha de lxs prisionerxs politicxs de la democracia.
La idea fue siempre intentar conectar aquella reciente experiencia de lucha por la libertad de todxs lxs presxs políticxs, intentando traerla a nuestros dias con el fin de nutrir a los nuevos guerreros de un combate que ha sido prácticamente olvidado. Por ello la importancia de conocer de forma directa cual era el contexto político y social que se vivía en aquellos años, además de los ribetes que adquirió la lucha contra la cárcel tanto dentro como fuera de los muros. Esperamos que esto haya servido para intentar otorgarle a nuestra lucha por la destrucción de todas las cárceles una perspectiva histórica, cuestión fundamental para poder trazar una estrategia.
Adjuntamos también una pequeña reflexión que se repartió ese día y además un texto del compañero Axel Osorio con respecto a la prisión, como gesto solidario a la huelga de hambre internacional.
Recordamos una vez más que el foro se enmarcó en una de tantas muestras solidarias enmarcadas en la jornada de agitación y solidaridad internacional, en memoria del compañero Mauricio Morales y todxs lxs compañerxs caidxs, secuestradxs y perseguidxs por el Estado-Capital, que tiene como fecha desde el 20 de diciembre al 01 de enero.
Una pequeña reflexión sobre la lucha anticarcelaria.
En el contexto actual, los golpes represivos de la bestia capitalista han ido generando el secuestro legal de muchxs de nuestrxs compañerxs.
La agudización de la guerra social y la insumisión a toda forma de poder, hacen preveer nuevas detenciones, largas condenas y años de encierro para nuestrxs compañerxs de lucha.
Esto es una proyección realista, la consecuencia lógica al oponerse con la vida toda a los dictámenes de los poderosos.
Por ello es que se vuelve urgente la construcción de un puente con una historia de lucha librada aquí hace algunos años atrás: la cárcel combativa, la incanzable y permanente batalla contra el mandato carcelario.
La guerra declarada a la prisión y a quienes la ejecutan y le dan vida, es decir, los gendarmes, fue un proceso largo, duro y sangriento, protagonizado por los prisioneros politicos de principios de los años ’90 (cuya tradición de lucha se arrastra desde la dictadura), específicamente las organizaciones FPMR y Mapu-Lautaro.
Hay muchas lecciones que sacar del pasado y no nos referimos aquí a un “pasado” perdido en el espacio, empolvado en los libros de anécdotas añejas, no…
Son pocos los años que nos separan desde el día en que el último de aquellos compañeros logró salir de la cárcel, de hecho muchas de las autoridades carcelarias son las mismas, continúan aún hoy recibiendo un salario por robar libertades ajenas.
Entonces, cuando el enemigo se muestra claro y continuo, la lucha no debe decaer, muy por el contrario, debe avanzar a paso firme por la destrucción
de todo lo que nos quiere transformar en esclavos.
Esta es una cualidad importante de nuestra guerra, porque batallamos por la aniquilación de toda forma de poder, abocadxs a destruir todo germen de
autoridad.
Nuestros intereses desbordan las reivindicaciones por las condiciones específicas que deben vivir lxs prisionerxs en el encierro, aún cuando no las ignora ni las relega a un segundo plano. Las supera porque apunta a destruir aquello que las genera: el poder.
La cotidianeidad que deben enfrentar nuestrxs hermanxs en las prisiones no debe ser un tema ignorado, la solidaridad va enmarcada en atender sus necesidades, pero no puede terminar allí, pues una solidaridad insurrecta y antiautoritaria se expande y multiplica con cada gesto de propaganda y ataque (que aún siendo lo mismo, merecen ser recalcados).
Aprender como nutrirse de las experiencias pasadas es un paso vital para no enfrentar la lucha con falencias, tanto morales como estratégicas.
Nuestro llamado es claro, reconstruir nuestra propia historia, por nosotrxs mismxs y con nuestros medios, colectivizarla y enfrentar estos duros momentos con la cabeza erguida del guerrero que se prepara para el ataque. “Siempre dignos en el combate”, asumiendo que la prisión no es el fin del camino, al contrario, es un terreno más donde luchar.
El como enfrentemos una posible etapa carcelaria ira encendiendo (o apagando) corazones “afuera” y evidenciará la coherencia y veracidad de nuestras posiciones discursivas en torno a la guerra social, ni inocentes ni culpables… sus enemigos declarados.
Con todo el aparataje que despliegan para simples allanamientos, evidencian sin dudas como se preparan para la guerra, nuestros enemigos ven el conflicto con claridad, es momento de actuar!
Hermanxs, compañerxs, ánimo, fuerza y convicción.
descargar y/o leer en PDF, aquí.
Somera vision de la carcel, en la semana internacional.
El control sobre los cuerpos en prisión es una situacion que en lo particular sobrepasa la tolerancia cotidiana.
Como reos asistimos diariamente a la anulacion constante de las naturales caracteristicas que significan reconocernos como seres humanos unicos e irrepetibles. Asi, los limites no son solo estructurales , sino que la constante vigilancia en estos reducidos espacios terminan permeando las subjetividades mecanizando molestas posturas que reflejan la sumision que exije el carcelero. Aquí cada paso se transforma en un referente del comportamiento del otro (Manos atrás frente al vigilante, aceptación de los horarios, lenguaje, cortes, largo de cabellos y vellos, inspeccion rutinaria de cada sitio incluido aquellos en que te sientes haciendo un strepteese). Nada pertenece al ambito de lo privado y todo es propiedad del vigilante de turno. Este exije rendimiento y se complace con la humillación, con la diligencia, atención y lealtad. Tener disposiciones contrapuestas equivale al anuncio del castigo al pensamiento autonomo.
Saber sustraerse determina la consagración a la cordura de la cual cada cual toma o deja dependiendo de sus intereses. Intereses que generalmente sacrifican el interes colectivo. Dificil es encontrar compatibilidad de criterios cuando permanentemente la locura del castigo (que es la carcel misma) se sobrepasa con amenazas de mas penas.
Aquí resignarse no es una cobardia.
Vivir automáticamente sin que la voluntad precediera cada acto es parte de la normalidad que debemos soportar.
Ocultos, sin ser engranajes productivos de la sociedad, sino por el contrario ser la espectacular relacion entre lo permitido y lo prohibido y por ende, de la marginalización en tumbas de hormigón de lo divergente e inasimilable, nos obliga a inutilizar nuestras capacidades y virtudes.
Somos el claro avance de la omnipotencia sobre la humanidad que anuncia el crepusculo de las individualidades, o mas bien el advenimiento del termino de las singularidades y la autodeterminación.
El patron impide la desobediencia y el libre actuar en una prision mas amplia y mal etiquetada como sociedad. El carcelero, por otra parte como regente de sus muros, homologa la figura de su mandante.
Como prisioneros continuamos con esa diferencia que se tradujo maquinalmente en eliminación: No tributamos sus insaciables riquezas. No obstante, sus politicas de reinsercion apuntan hacia la inclusión y son estas mismas luego requisito para sus piedades.
Salir pronto se transforma en fin para muchos; y la viveza en sus mas extensos sentidos toma estas herramientas y las degenera transmutando los propositos para conseguir una bizarra libertad que es luego transgresora de leyes y propiedad.
El castigo seguira siendo instrumento absurdo de los canallas siempre que la indigencia sea el futuro esplendor que vislumbran sus horizontes. Las carceles aumentaran sus numeros y la cantidad de presos tambien.
Despabilar el entendimiento de que la levedad de las respuestas y confrontaciones solo hacen crecer la soberbia y ostentación de sus privilegios, reclama esfuerzos espontaneos que incrementen la guerra antisocial y su intranquilidad.
Paz para ellos, ¡JAMAS!!
Axel Osorio
-c.a.s- Santiago de Chile, Diciembre.