Aachen, 26.11.09
Querido Diego,
me anima a escribirte estas letras la complicidad y simpatía que despierta en mi tus letras (comunicados) desde la clandestinidad. No solo tus letras sino tu actitud rebelde en un mundo/sociedad cada vez más uniforme y sumisa…
Los olores que se respiran en una cárcel no son nada extraordinarios, por lo general la prisión huele a desinfectante barato, a tabaco rancio, a sudor nauseabundo de algunos “chanchitos” que tienen alergia al jabón o a la ducha.
Lxs únicxs que por acá se “perfuman” son los carceleros, asistentes sociales, sicólogxs y curas… A los presos se nos prohibe “perfumarnos” supongo por aquello de la “homogeneidad” o de la “seguridad”.
Por fortuna el aire y la lluvia (todavía) no conocen eso de las prohibiciones y por eso una hora al día puedo sentir como éste entra en mis pulmones asmáticos produciendome un cosquilleo delicioso…
Independientemente de la lluvia y el aire la cárcel no es más que una construcción arquitectónica diseñada para disciplinar y controlar los movimientos/existencias de aquellxs que son secuestradxs de la sociedad carcelaria…
El único olor agradable en una cárcel lo traen lxs hermanitxs que vienen a vernos o cuando todo arde por el fuego de un motín… Eso sí que es lindo compita! El olor de los colchones ardiendo, el humo llenando los Pabellones, lxs “perfumadxs” aterrorizadxs y “presxs” (qué paradoja… ) y lxs presxs libres escribiendo pancartas, asegurando las posiciones; haciendo de cada hierro un arma y de casa cosa que arde un “Coco”…
La insurrección es linda cuando se desata… es incontrolable (como la libertad) y subversiva… en esos momentos el preso no es preso y las consecuencias importan una mierda.
Dure lo que dure una insurrección es algo que se queda grabado a fuego en el alma… los palos, las torturas, el aislamiento, el destrozo vengativo de tus cosas (fotos, cartas, libros, ropas, etc.) son siempre las consecuencias amargas de la derrota, pero… esas imagenes, momentos, sonidos, olores te acompañarán toda la vida…
Su sistema de disciplina y control, su administración de tortura y muerte lenta se mantiene en pie en tanto pueden dividirnos con “premios y castigos” (pues como ahí afuera) pero no cuando estamos unidos y decididos a todo.
Otra cosa que experimentamos durante la rebelión insurreccional son los lazos que se crean entre rebeldes… amistades que suelen durar toda una vida.
Desecha de tu mente esas imagenes estereotipadas sobre la cárcel, compa, y disfruta la libertad (que no es otra cosa que la insurrección) con placer subversivo…
Perder los miedos (que nos han inoculado desde “peques”… y sobre todo los de “adulto”) nos hace grandes y libres y eso es mucho más de lo que unos y otros (carceleros y políticos) estén dispuestos a “tolerar” de presxs y “ciudadanxs”…
¡Seamos intolerables y subversivos!
Desde las mazmorras del norte europeo un abrazo lleno de libertad para ti, Diego…
Gabriel