El miércoles 8 de julio del presente año, Jonathan “Kiki” Lezcano de 17 años y Ezequiel Blanco de 25 años, salieron a las 7 de la tarde de su barrio, Lugano, en un remis. El remisero, que fue la última persona que los vio, le comentó al padre de Jonathan que los había dejado a tres cuadras del Hospital Piñero y que estaban bien, además que lo volverían a llamar en una hora para que fuera a buscarlos, pero nunca recibió esta llamada.
Desde ese día no se volvió a ver a Jonathan y Ezequiel, sumándose así a la lista interminable de desaparecidos en democracia (Julio López, Luciano Arruga, Luciano Gonzáles, etc.)
Desde ese momento, Angélica, la mama de uno de ellos, recorrió las distintas comisarías sin encontrar ningún tipo de respuestas. Junto con la hermana de Ezequiel comenzaron a pegar afiches con sus caras por el barrio y al cumplirse 1 mes de las desapariciones, organizaron junto con los vecinos un corte en la Av. F. Cruz para intentar visibilizar los casos. En este corte se acercaron dos periodistas del diario barrial para cubrir la noticia, pero antes de hablar con la mamá de Jonathan, unos policías los interceptaron y estos se retiraron del lugar sin hacer la nota.
El lunes 14 de septiembre finalmente se tuvo conocimiento de que Jonathan y Ezequiel fueron asesinados el mismo 8 de julio con un tiro en la cabeza cada uno, ejecutados por la policía. Inclusive Jonathan había sido enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita.
De nada sirve en estos casos hablar de “gatillo fácil”, de un efectivo exaltado o corrupto, sabemos que la práctica de fusilamiento en los barrios es moneda corriente utilizada por las fuerzas que defienden los intereses de la clase explotadora. Sabemos que son todas las instituciones, los medios de comunicación y gran parte de la sociedad las que promueven y legitiman el asesinato contra los explotados, o los que claman por verlos pudrirse en cárceles. No podemos esperar nada de la justicia ni del sistema que condena a nuestros hijos, a nuestros hermanos, a nuestros amigos, a nosotros mismos.
Otra vez la democracia enseña su verdadero rostro asesino y cobarde. Otra vez queda a la vista que la democracia es solo una continuidad lógica de la dictadura militar, con el fin ambas de garantizar la profundización del capitalismo y del dominio sobre nuestras vidas.
A nosotros nos queda la sangre derramada, el dolor por la persona ausente, la impotencia, la bronca…
Los pedidos de juicio y castigo levantados por los diversos partidos políticos no responden más que a intereses de los mismos en busca de futuros militantes, en busca de votos.
Mientras dos madres ya no tienen a sus hijos, mientras familias quedan destruidas, mientras nuestros amigos se pudren en comisarías y prisiones.
Debemos tomar las soluciones en nuestras manos, preparándonos contra el accionar de los sicarios del Estado, sembrando resistencia que sea el punto de partida en esta guerra que se ha desatado y que es irracional no reconocer!
TODA POLICÍA ES ASESINA
TODO ESTADO ES ASESINO
NO MAS REPRESIÓN POLICIAL EN LOS BARRIOS! BASTA DE IMPUNIDAD
Fuente: Acratas