Entrevista a Peter Young, en la calle desde 2007, sobre su caso y su actual compromiso con la lucha por la liberación animal.
Empecemos con una pequeña presentación, para quién no esté familiarizado con Peter Young.
Comencé a involucrarme en el movimiento por la liberación animal entre finales de 1995 y principios del 96, durante el tiempo que estuve viviendo en Seattle. En 1997 seis granjas peleteras fueron visitadas por activistas en un periodo de dos semanas en el medio oeste, con el resultado de 8.000 y 12.000 visones y 100 zorros liberados y pérdidas de información sobre el registro genealógico de los animales en cada granja. En 1998 yo y otra persona fuimos acusados de estas seis acciones. El FBI me buscó durante siete años y medio antes de que finalmente fuese arrestado en California, en el año 2005. Enfrentándome a una condena acumulativa total de 82 años en prisión, mi abogado tuvo la suerte de conseguir que la sección de “delito grave” de mi condena fuese rechazada, por lo que finalmente fui condenado a dos años en una prisión federal. Pronto me reacusaron de otra liberación de visones en el Sur de Dakota, esta acusación la hicieron cuando solo me quedaban 6 días para salir en libertad. Al final, salí a la calle en 2007.
Para aquellos que nunca han experimentado, y probablemente nunca experimenten la sensación de liberar a un animal, ¿podrías definir cómo te sentías tú cuando abrías esas jaulas?
Era todo lo que soy y todo para lo que vivo cristalizándose en un instante. Y aquello probaba que la vida vivida sin permiso es la mejor vivida.
En la sala de juicios no solo no les pediste perdón a los granjeros cuyas propiedades atacaste si no que además leíste un discurso dirigido a ellos en el que asegurabas sentirte orgulloso de haber liberado a los animales de sus propiedades. Debió de ser duro decir todo aquello en un ambiente tan intimidatorio ¿no?
Treinta minutos antes de entrar a la sala de juicios estaba encerrado en una celda con una persona inculpada por asesinato, otro que iba a ser condenado también por asesinato, varios casos de violencia doméstica y un montón de agresiones. Después de levantarte en esa misma celda durante seis meses nada te parece tan intimidatorio. Sobre mi discurso: las palabras son palabras. Nos hacen sentir bien, pero sentirse bien nunca debe ser confundido con actuar bien. Es fácil caer bajo el hechizo de las palabras, operar bajo la ilusión de ser efectivo porque tenemos las “opiniones correctas” o escribimos las cosas adecuadas, que alguien te cautive porque es capaz de ordenar las palabras de manera seductora. Sin embargo, seguiremos condenando al mundo a un final a corto plazo si seguimos confundiendo el hecho de hablar sobre hacer cosas con el hecho de hacerlas realmente. Quería que mis palabras resonasen en las cabezas de aquellas personas por el resto de sus vidas, para que se sientan perseguidos cada noche por ese que ha conseguido convertirse en su peor enemigo y el mayor defensor de aquellos de quienes vierten la sangre cada día. Si lo logré, entonces no hay excusas.
El apoyo que recibiste mientras estabas en prisión fue muy grande, tanto por parte del movimiento de liberación animal como de la escena hardcore, todos tratando de cuidarte, darte apoyo económico y ayudarte de la manera que fuese posible. ¿Hizo esto un poco mas soportable tu condena?
Los efectos de todo ese apoyo fueron numerosos. Desde conseguir la libertad de poder comprar un montón de productos veganos adecuados a la incredulidad del resto de presos cuando veían la gran cantidad de correo que recibía. Personalmente fue muy beneficioso y espero que sirva de ejemplo para aquellas personas que hayan decidido actuar según les dicta sus conciencia, no las leyes, que sea un mensaje claro de que si algún día les pillan van a tener a un montón de gente que les apoye. Espero que este mensaje sea realmente oído.
Desde tu sentencia, viendo por lo que has pasado, ¿te arrepientes de alguna de tus acciones?
Solo me arrepiento de cada momento que perdí pidiendo permiso para hacer cosas, cada momento en que pensé poco en lugar de actuar mucho, y de cada animal que dejé atrás.
Desde que saliste de la cárcel has permanecido activo por los animales, dando charlas, etc. ¿Hubo algún momento en que pensaste que lo mejor sería dejar el movimiento y descansar? ¿sentiste miedo de volver a ser detenido de nuevo?
Me hice esa misma pregunta hace diez años, y la respuesta que me dí creo que ha sido revelada de manera muy poco ambigua durante los últimos años.
¿Qué te depara el futuro?
Un libro, llevando mi voz allí donde sea necesaria, sin dejar nunca de poner mi granito de arena.
¿Algo que añadir?
Pensad en grande
Fuente: La Cizalla Ácrata
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