Santiago, Martes 1 de Septiembre.
Faltaban 15 minutos para la una de la tarde cuando alrededor de 50 jóvenes encapuchadxs salieron desde el frontis de la Usach para romper la alienante cotidianeidad capitalista e irrumpir con fuego y barricadas. La alameda, al frente de la Estación Central de Trenes, se convirtió temporalmente en lugar ajeno al terreno programado de antemano para hacer de cada movimiento una actividad vivida en la concentración absoluta del capital como espectáculo, desgarrándolo y transformando el espacio en una relación directa entre lxs compañerxs que enfrentaban a la policía que llegaba a restaurar este orden, y con la policía misma. El Estado expuesto en toda su verdad solo llego luego de una media hora.
Recién ocupando la calle paso de casualidad una patrulla que fue apedreada y se daba el inicio al corte de las tres pistas. Los pacos desde Matucana desviaban el transito y esperaban a que llegaran pronto los refuerzos, no sin dejar de ser blanco de ataque aunque la distancia volvía difícil dicha acción. Los rayados y consignas aludían a la libertad de lxs presxs políticxs y la lucha mapuche desplegada al sur de shile. Enmarcado todo esto en el contexto de un nuevo aniversario el golpe de Estado, la protesta no se oriento únicamente en el mero recuerdo de lxs caídxs en tanto hoy sigue intensificándose la violencia del Estado y el Capital. La transición o pos transición en tanto extensión de la dictadura económica no puede hacernos recordar a quienes cayeron sino reivindicar su lucha en tanto sus muertes aun podemos considerarlas en vano. Tanto en la dictadura como hoy, los que han sido asesinados por las balas del estado y la ganancia del capital se han dado en un contexto de lucha contra el capitalismo. De ahí que la memoria de Jaime Mendoza Collio por ejemplo sonara en la calle. Evitar el ritual de la fecha implica comprender la extensión de una forma de dominación capitalista brutal a una que se disfraza democráticamente. Quienes estaban hoy en la calle, con sus rostros tapados y armados con bombas molotov, piedras y hondas simplemente desgarraban esa forma de dominación aunque no se hiciese inteligible para muchos. Pero para el poder sí. De ahí el bombardeo de lacrimógenas y la llegada del carro lanza aguas hasta la puerta de la universidad. Había que “meter pa dentro” a los revoltosos.
La lucha en el frontis se mantuvo un buen rato, atacando con fuego al guanaco, pacos que bajaban el zorrillo y el piquete. Por avenida ecuador también sutilmente llegaban mas fuerzas de orden.
Pasado un rato la protesta se llevo a otro sector de la universidad, donde luego de un rato hace su aparición la micro con pacos. Estos se bajan en piquetes y bombardean nuevamente la universidad con lacrimógenas. Unos segundos y aparece un guanaco que no tardo en ser atacado cuando lxs encapuchadxs volvían después de la nube toxica.
El poder de fuego que poseían lxs compas permitió que la policía no entrara a la U (que cuando levantamos las manitos nos sacan la mierda, pero cuando ven que tenemos lo minimo para defendernos no entran). Bueno, al menos durante el rato que estuvimos. Ya pasado un tiempo varios se retiraron y al parecer no habría detenidxs.
Lógicamente para el sentido común que se encuentra dictado por los mass media, fuerza vital para distribuir sin diluir el capital concentrado y abstraído en las imágenes que se aparecen como realidad y que permite absorber cada actividad nuestra en su beneficio, esperar una simpatía de nuestros propios hermanos de clase no es algo que debe subordinar la práctica. Tampoco se trata de aislarse, sino más bien de cooperar un poco con quebrantar la normalidad y abrir una realidad forzosamente unida que destruya una apariencia armónica-social en tanto actuamos según seamos rentables. Claramente las consecuencias de revueltas en cualquier grado y tiempo, es el grito de orden que proclaman varios. Esto no ha de amedrentarnos si somos capaces de desarrollar las practicas y principios revolucionarios que emergen de ese mismo orden basado en contradicciones reales, fortaleciéndonos como clase en tanto somos nosotros quienes producimos y alargamos la agonía de este putrefacto sistema socio-económico, somos nosotros los que creamos la propia necesidad de auto suprimir conscientemente lo que nos niega como seres humanos.
Texto estraido de Hommodolars.
Fotos robadas de la prensa.