La acción hace alusión a la quema de iglesias que tuvo lugar durante la Semana Trágica, de la que estos días se cumplen precisamente cien años.
Las pintadas fueron reinvindicadas por un grupo autodenominado «La Gallinaire» a través de un comunicado rematado por el lema «la lucha continúa». Las parroquias afectadadas pertenecen a los barrios de Sarrià, Poblenou, Gràcia, Sant Gervasi, Raval, Eixample, Sant Andreu y el Clot y en algunas de ellas llegaron a taponar las cerraduras con silicona.
Los Mossos d´Esquadra aseguraron que investigarán el caso, aunque ni el Arzobispado ni ningún responsable de las iglesias había puesto denuncia. La nota reivindicativa, que los autores pegaron en las puertas de los templos, va firmada «Ni Dios ni Capital». Además, incluye algunas de las frases con las que fueron ilustrados los muros de los templos barceloneses: «La Iglesia apesta, aunque hoy no arda», «la única iglesia que ilumina es la que arde» y «1909-2009, la lucha continúa».
El objetivo del grupo, según el panfleto, era el de impedir la misa dominical en el mismo día, 26 de julio, en el que comenzó «una Semana Trágica para la Iglesia y el Estado, pero que para miles de personas significó momentos de rebelión, comunidad, dignidad y aprendizaje». Y añade «Aunque en los templos haya más turistas que creyentes, la jerarquía católica sigue imponiendo su hipócrita moral».
Semana Trágica
La Semana Trágica es el nombre utilizado para hacer referencia a los sangrientos acontecimientos desarrollados en Barcelona y otras ciudades de Cataluña, a partir del 26 julio al 2 de agosto de 1909, el enfrentamiento entre el ejército y la clase obrera, con el apoyo de anarquistas, socialistas y republicanos, que quemaron iglesias y conventos, lo que obligó a las autoridades a abandonar la ciudad. La represión que siguió a la Semana Trágica trajo detenciones y condenas a decenas de personas, incluido el anarquista educador y creador de la Escuela Moderna Francisco Ferrer i Guardia, detenido el 1 de septiembre, acusado de ser el líder intelectual de la Semana Trágica. El Tribunal de Guerra impuso penas que fueron desde la cadena perpetua a la ejecución. El 9 de octubre, el Consejo de Guerra abrió la sesión y escuchó los contradictorios testimonios de quienes acusaban a Ferrer. El mismo día fue el veredicto final: la pena de muerte. La ejecución tuvo lugar el 13 de octubre de 1909, en la fortaleza de Montjuich. Su último grito fue: “viva la escuela moderna”.
Enviado por Agência de Notícias Anarquistas - ANA.