Nuevos allanamientos en este nuevo escenario de la guerra social…
Los últimos allanamientos a casas okupadas y como han sido recibidos éstos por el entorno, nos demuestran que muchas veces hablamos de guerra social, pero no vivimos este concepto en el cotidiano. No lo utilizamos para analizar y afrontar nuestra realidad.
Los diversos ataques con bombas por parte de anarquistas y antiautoritarios, generaron una respuesta de la clase dirigente, que anunció detenciones y allanamientos a través de la prensa, haciendo prever
las que serían sus próximas jugadas.
Diferentes departamentos de las policías allanan las okupaciones de: “El Hogar”, “La Idea”, “La Malicia” y “La Escalera” (desocupada para ese entonces), la tarde del 31 de diciembre.
Frente a esa jugada, apelar a la legalidad o ilegalidad de un procedimiento policial, de un procedimiento del enemigo es ocultar el enfrentamiento o peor aún, es avalar en la práctica la maquinaria de los
poderosos, aquellos con los que supuestamente estamos en guerra.
La estrategia que toman los poderosos para mantener su dominio intacto es parte de un proceso histórico de lucha de clases, lo que vivimos hoy, en este momento específico, los centros sociales y okupaciones se enmarca, claramente, en este sentido. El Estado embiste, de diversas formas, a quienes ponen en práctica el cuestionamiento a la autoridad.
Seguimientos, interceptaciones telefónicas, policías encubiertos al asecho, micrófonos y filmaciones, componen el ramillete de opciones del enemigo. Esto no es novedoso para quienes, de una u otra forma, ya se plantearon oponentes acérrimos a lo existente.
Si hasta acá estamos de acuerdo, entonces, ¿Por qué la sorpresa frente a los ataques del enemigo? ¿Por qué la respuesta común parece ser la histeria o pasividad de lxs “compañerxs”? ¿En qué momento hablamos de guerra, pero dejamos de sentirnos guerrerxs?
Se propaga una sensación de indefensión frente a los ataques y es ahí donde se cede terreno a la represión. Que quede claro de una vez por todas, ELEGIMOS este camino de insurrección permanente contra el orden impuesto. Elegimos a los más grandes de los enemigos: el capital y la autoridad. Y aquello exige que crezcamos como gigantes.
Por lo mismo, la defensa de un espacio, de una práctica no puede darse solo en términos jurídicos, pues son lxs compañerxs, quienes dan vida a esos lugares lxs encargadxs de transformarlos en armas, de defenderlos hasta el final…aislarlos, abandonarlos es hacerse cómplice de los ataques del poder. Dejar de frecuentarlos, hacerles el vacío, no es una estrategia de seguridad, más bien es la palmoteada en la espalda del enemigo, es aplaudir su jugada y olvidar que significa estar contra la autoridad.
Las acciones directas por las cuales están siendo allanadas las casas e investigadas otras tantas, son prácticas hermanas de lucha contra el capital. No tiene sentido sobreponer una forma de combate a otra, si ambas apuntan radicalmente a la destrucción del poder.
Condenar cualquier acto de lucha no es más que considerar a una práctica particular como la única valida, anulando el potencial del ataque en sus diversas formas.
Hoy, con el peso constante de ser allanadxs y/o detenidxs, aún seguimos en abierta guerra, dispuestos a asumir las consecuencias y haciendo un llamado al combate, sin caer en el victimismo de la “injusticia” o “inocencia”, acá estamos y continuaremos la lucha en todo lugar donde nos
encontremos.
Si ahora nos detenemos en nuestro camino, si ahora corremos a ocultar la cabeza o nos dedicamos a blanquear nuestra imagen, nos habrán vencido… y eso jamás, nunca derrotadxs, orgullosxs de la senda insurreccional que elegimos.
Esta casa nunca pretendió ser un espacio ingenuamente cultural, en convivencia pacífica con el capital, nunca pretendió ser la “alternativa” a la cultura burguesa, siempre se planteó en ofensiva.
Y aquello tuvo costos, aprendimos a convivir esquizofrénicamente con la represión, conociendo hasta los horarios en que cambiaba el turno de los agentes parapetados en el sector, reconocimos sus rostros, sus patentes, sus bicicletas y aún así, nada de eso restringió nuestra labor, no cerramos la casa ni caímos en la lamentación. Como lección nos queda, eso si, un sentimiento auto-crítico frente a cuantas cosas más pudimos y podemos hacer.
Rebatimos la actitud tomada por muchxs, que a sabiendas de lo vigiladxs que estamos decidieron dar un paso al costado, ignorando que con esa acción validan la jugada de los pacos, ratis y sus amos. Negando en la práctica que los espacios cobran vida, avanzan, se justifican y fortalecen
por lxs compañerxs que los frecuentan.
Reciban nuestrxs cómplices, un caluroso abrazo desde la fraternidad antiautoritaria y a lxs enemigxs, que con tanta dedicación leerán este texto, buscando en cada palabra, en cada coma el argumento perfecto para reventar nuestro hogar…..el más profundo desprecio, el odio a muerte hacia
la forma de vida que defienden.
A MULTIPLICAR LAS OKUPACIONES!
Y cuando vengan por nosotros…. compañerxs: hagan lo que tengan que hacer…..
Desde el ojo del huracán…
Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti.
Enero 2009. Santiago. $hile
-siete años colectivizando la propiedad privada-