Cuando los medios de prensa en conjunto con la policía se encargan de montar montajes mediatico-politicos, se empieza progresivamente a generar una opinión pública flexible respecto a la violencia ocupada por parte de los organismos del Estado. De esta manera, las constantes informaciones sobre la violencia que ejercerían los mapuches ante los indefensos latifundistas y los pobres carabineros (con muestras de los perdigones en el auto del fiscal Elgueta…que supimos de fuente extra oficiales que ahora usa pañales de lo asustado que anda pues se mea ante cada ruido extraño que escucha) ha derivado en que la policía de investigaciones se encuentre en el escenario de aplicar los métodos que considere necesarios para obtener información que pondría en riesgo la seguridad del estado… lógicamente el Estado viola sus propias leyes para “el bien superior”, que en este caso es mantener la calma de los dueños de fundos de la zona de conflicto.
Es así como desde el sitio Red Chem nos hemos enterado a través de un comunicado público, que el luchador mapuche y actual preso político, Julio Cayhuan, integrante de la comunidad Mapuche Autónoma Temucuicui, fue amenazado con corriente por la PDI Angol ante su negativa de delatar a otros peñís y lagmien. Como si esto no fuera poco, las ordenes que lo más probable cuenten con la aprobación del Ministerio del Interior, fue trasladado a un lugar desconocido donde fue fotografiado y lógicamente presionado para que hablara. Lo peor de esta situación es que Julio había decidido entregarse voluntariamente a la justicia Chilena con motivo de prevenir los constantes allanamientos que estaba sufriendo su familia y comunidad por parte de la policía, quienes con la excusa de saber donde estaba, violentaban y amedrentaban a quienes ahí se encontraban.
Recalcamos que esto no debe sorprendernos de acuerdo a los relatos que provienen desde el Sur. Legitimamos y justificamos la defensa y ataque de los peñis pues si el Estado no se acomoda a su propio “Estado de Derecho”, quienes sufren esta violencia tampoco han de recurrir a algún tipo de lucha más “cívica” e institucional. Sumado a esto la desesperación que ha mostrado la derecha, la presión que imponen los medios de comunicación para que la policía mate unos cuantos peñis y la victimización de quienes se han armado para impedir las recuperaciones y controles territoriales de nuestros hermanos mapuche, hace más que nunca necesaria la preparación para enfrentar a un Capital y Estado que ocupa tanquetas, helicópteros y armas de guerra ante boleadoras, algún que otro perdigón y bencina a casas que se aseguran estén desocupadas. La idea no es que las comunidades sigan siendo allanadas y violentadas, sino que la fuerza y organización que desde ellas se geste impida a cualquier juez cometer el error de enviar fuerzas policiales a lo que podría ser una tragedia en ambos bandos. Solo así el Estado ira cediendo, la estrategia militar sustentada en una clara demanda política es la que logra modificar los contextos en que se da la correlación de fuerzas, que de todas formas el Estado ha ido entendiendo pues se ha cuidado con quienes más organizados se muestran.
Declaración pública
Yo Julio Juan Cayhuan Nahuelpi, miembro de la Comunidad Mapuche Autónoma Temucuicui, como preso político Mapuche desde la prisión política, denuncio ante la opinión pública local, nacional e internacional, lo siguiente:
1.- El día sábado 18 de octubre del 2008, concurrí a la comisaría de la ciudad de Collipulli, para presentarme ante la justicia chilena, en vista a que era víctima de una constante y grave persecución, allanamientos nocturnos a mi vivienda buscándome, en donde claramente estaban en peligro mi grupo familiar, esto porque eran detenidos e interrogado sobre mi situación judicial, no teniendo claro cuáles eran las acusaciones que me estaban atribuyendo.
2.- Al llegar a la comisaría donde me presenté, comenzó unas series de atrocidades, procedimientos irregulares que terminaron en graves torturas. Una vez presentándome a la comisaría de Collipulli, fui detenido por carabineros, alrededor de las 8 de la tarde me sacaron de la comisaría sin saber dónde me llevaban, me trasladaron a una casa que nunca en mi vida había visto. En esta se encontraba gente que yo no conocía, también entre ellos habían uniformados, en este lugar me amarran a una reja para fotografiarme ya que me opuse fuertemente a esto, debido a que procedieron a violentarme con golpes de puño y patadas en todo mi cuerpo. Luego de esto me hacen caminar por una calle oscura en donde también me fotografiaron.
3.- A las 1 de la mañana aproximadamente fui trasladado nuevamente, pero ahora a la ciudad de Angol, al cuartel de la Policía de Investigaciones, en donde fui interrogado violentamente por personal, supuestamente, de la Policía de Investigaciones. Me muestran fotografías de las familias que viven en la Comunidad Mapuche Autónoma de Temucuicui, en ellas habían niños, jóvenes, ancianos, esto demuestra claramente la persecución, militarización y permanente vigilancia que se está haciendo a diario a los diferentes dirigente y no dirigentes de las comunidades indígenas, las cuales se siguen movilizando por reclamar y exigir el justo derecho a las tierras usurpadas. Como no accedí a dar información me amenazan con ponerme electricidad si yo no hablaba.
4.-El 19 de octubre se realizó mi control de detención dejándome en prisión preventiva y el 20 de octubre se realizó mi formalización, la cual se atrasó 2 horas ya que nunca llegó el abogado designado por la defensoría penal Mapuche, Ricardo Cáceres, quien también “defiende” al peñi Jaime Huenchullan (al cual no ha ido a visitar en todo su proceso). Fui formalizado por atentado incendiario en contra del particular René Urban en donde no existen las pruebas suficientes para culparme y culpar a los demás peñi y fui trasladado a la cárcel del Angol.
5.- Hago un llamado urgente a quien lea este comunicado a estar permanentemente informado, alerta y al tanto de lo que está ocurriendo a diario en el Wallmapu, que ocurre con los peñi que están presos en las diferentes cárceles del sur, a denunciar los abusos y las torturas, las cuales han vuelto hace unos años atrás en plena “democracia”. Estar alertas a los nuevos juegos y tácticas del Estado chileno, ya que poco a poco va desmovilizando todo intento de reivindicación de presos políticos, separándonos en recitos penitenciarios apartados sin dejar que nos juntemos. La lucha no termina acá, está seguirá y se intensificará mientras sigan existiendo las injusticias cometidas a nuestro pueblo.
Julio Juan Cayhuan Nahuelpi.
Preso político Mapuche, recluido en la cárcel de Angol