Mumia Abu-Jamal fue condenado a muerte en 1982 por el asesinato de un policía.
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Ayer 6 de abril, fue un gran día para los policías, fiscales, políticos, “periodistas”, y otros que llaman al linchamiento de Mumia Abu-Jamal. Sus incondicionales en la Suprema Corte de Estados Unidos mostraron sus verdaderas lealtades y rompieron sus propios precedentes al rehusar considerar su apelación orientada a ganar un nuevo juicio para anular la cadena perpetua. Muchos observadores piensan que esta apelación fue su última posibilidad para conseguir la libertad por la vía de las cortes, aunque su abogado dice que va a pedir una revisión.
Sí, un día de festejo para ellos, pero un día funesto para todxs lxs que buscamos su libertad. Es aún más funesto que la Corte más alta del país todavía no se pronuncie sobre la petición de la Fiscalía de Filadelfa para ejecutarlo sin audiencia alguna.
En una entrevista con Noelle Hanrahan de Prison Radio el lunes 6 de abril, Mumia respondió: “No hay nada que leer. No hay orden. Sólo sé que mi nombre está en una lista de “Certioriari negado”… Si se refiere a la cuestión Batson, esto significa que los precedentes no valen nada, que la ley es la política por otros medios y que la Constitución no vale nada. Un jurado imparcial, tampoco”.
La base de la apelación fue la exclusión indebida de por lo menos 10 candidatos negros al jurado que condenó a Mumia Abu-Jamal a muerte en 1982 por el asesinato del policía Daniel Faulkner. En el caso “Batson vs Kentucky” de 1986, la Suprema Corte dictaminó que un acusado merece un nuevo juicio si se puede establecer que el fiscal usó sus vetos perentorios para eliminar candidatos al jurado simplemente debido a su raza. En el juicio original, el fiscal Joe McGill utilizó 10 o 11 de 15 vetos para eliminar candidatos negros bien calificados. Legalmente, Mumia tenía un excelente caso, fortalecido por una reciente opinión escrita por el juez Samuel Alito que dice que es preciso desechar un veredicto y ordenar un nuevo juicio si sólo un candidato está excluido del panel por razones de raza o religión.
Pero el año pasado el Tribunal del Tercer Circuito, en una opinión 2-1, le había impuesto un estándar excepcionalmente alto con respecto a la presentación de evidencia necesaria para establecer un caso de prejuicio racial. No es la primera vez que las cortes hacen excepciones especialmente para Mumia. De hecho, durante sus 26 años en prisión, se han vuelto la regla. Y esta vez, al respaldar la opinión del Tercer Circuito y negarle a Mumia el remedio concedido a una larga lista de otras personas, la Suprema Corte de Estados Unidos pretende dejarlo en prisión por el resto de su vida por lo menos.
Podría ser peor. La fiscalía quiere restaurar la pena de muerte, desechada por el juez William Yohn en su dictamen del 2001, el cual requiere una audiencia para determinar la sentencia (cadena perpetua o muerte). Este dictamen fue ratificado por el Tribunal del Tercer Circuito el año pasado, pero la apelación de la Fiscalía busca la ejecución sin audiencia alguna. Si la Suprema Corte acepta considerar la petición de la Fiscalía, podría tomar la decisión de permitir la ejecución de Mumia dentro de poco tiempo. El peligro es muy grande.
Los grupos de apoyo en Filadelfia y otras partes del mundo llaman a masivas expresiones de rechazo a este atentado contra la vida de Mumia Abu-Jamal.
Fuente: La Haine