“Para mí, una insurgencia anarquista fecunda es difusa, ilegal, ofensiva, estratégica, consistente y ética. Su primer objetivo debería ser atacar la infraestructura física de la represión, para reducir y, finalmente, paralizar la capacidad de funcionamiento de esa represión. Lo que sigue a esto no es la destrucción total de todo elemento de la sociedad tal y como la conocemos, sino la apertura de un espacio en cuyo interior puedan florecer las iniciativas anarquistas constructivas. Cuando se hace retroceder a la dominación, la liberación avanza.”