“Tanto la prisión como la sociedad se basan en la creación y consolidación de roles y jerarquías, así como en la necesidad de despojar al individuo de toda autonomía. Terminado por sucumbir a todo ello, muchas veces sin ni siquiera una resistencia mínima, la mayoría de los seres humanos, al recurrir a ciclos de representación continuos, han renunciado a cualquier influencia directa en la gestión de su propia vida. No es casualidad que la representación en la cárcel, sea la única manera, si se quieren seguir las normas…”