“Apostamos a esto a partir de la necesidad de la continuidad de la lucha y de la transmisión de experiencias entre compañeros evitando caer en la lógica de el grupo o el individuo luchando aislado contra el poder, que si bien es un camino digno, impide a veces reconocernos como parte de un contexto de lucha mayor en tiempo y espacio y limita la experiencia a un reducido número de compañeros. Pero mientras apostamos por la expansión de la revuelta, nuestra permanente posición minoritaria no aminora nuestros ánimos y convicciones de luchar con todo hoy y siempre que exista la autoridad (esperamos un día ya no exista más), porque un guerrero consecuente muestra sus dientes al enemigo aun cuando los vientos soplan en contra y la sociedad se encuentra mayoritariamente pacificada.”