“la ausencia del Mauri no es razón para lágrimas. Al contrario: se vuelve una llama encendida en el estopa de la molotov en Santiago, un detonador abrazado los cables en una bomba en Atenas,la bala en el cañón que apunta al enemigo, la lima para fugarse de las celdas que nos tienen prisionerxs, sonrisas en los labios de cada conocidx o desconocidx anarquista de praxis.
Y al sentir dolor lloramos y al sentir placer sonriamos, porque sabemos que tenemos la guerra y las pérdidas son parte de nuestra vida, pero jamás vaciarán a nuestro corazón.”