“Sin embargo, nuestra fuga ha tenido éxito. Nos hemos fugado del derrotismo de aceptar nuestro papel de presos. Nos hemos fugado de ese estado soñoliento causado por medicamentos que en las cárceles se reparten con manos generosas, de los beneficios de jornadas del trabajo carcelario, de las ilusiones sobre unos futuros permisos y suspensiones de condena, nos hemos fugado actuando como anarquistas revolucionarios.
Si el trabajo de los carceleros y jueces es cerrar puertas de las cárceles, nuestro trabajo es abrirlas por la fuerza. Si no hemos logrado liberar a nuestros cuerpos, apoderándonos de un espacio dentro de la cárcel hemos liberado, sea por unos pocos momentos, nuestra existencia.”