Hablemos con motivo del juicio contra la organización revolucionaria Conspiración de Células del Fuego, ya que resulta que estamos en busca y captura por este caso.
No nos estamos dirigiendo a lxs judiciales representantes del Poder. No tiene ningún sentido dirigirnos a nuestrxs enemigxs. Nos dirigimos a nuestrxs compañerxs, tanto en estrecho/afín como amplio sentido de esta palabra. Tratamos de reunirnos con toda chispa rebelde que está en las almas de la gente que siente, -así como lo sentimos nosotros-, ahogada en los convenios que el sistema nos impone.
Para comenzar, tenemos que aclarar que no somos miembros de la Conspiración de Células del Fuego y eso no para rehusar a cualquiera de nuestras “responsabilidades legales”, sino para evitar que nuestro discurso político sea identificado con aquel de la organización, puesto que sí tenemos nuestros desacuerdos. Por supuesto seguimos siendo no arrepentidos de nuestra elección de realmente apoyar a lxs compañerxs de la CCF y estar apoyados por ellxs, como también de nuestra opción de sumarse activamente a la lucha anarquista. En cada caso somos enemigos de su justicia y resulta lógico que se nos trate como tales.
Como anarquistas, somos hostiles frente al sistema jurídico y frente al Estado en su totalidad. Entonces, toda persecución penal lanzada por el Estado en contra nuestro es también un titulo de honor. Por supuesto que estábamos clandestinos antes que el Estado nos declarase como tales, ya que desde hace tiempo habíamos puesto en duda y rechazado la vigencia de sus leyes, infringiéndolas tanto abiertamente como a escondidas. Al dilema “¿legalidad o clandestinidad?” elegimos no responder. De todos modos la acción revolucionaria no se delimita a lo que está autorizado por la ley. Si la ley logra asimilarla, esta pierde su esencia.
El hecho que unx se niege a entregarse naturalmente no es sólo una opción parcial de rechazo y desdeño hacia el sistema judicial y sus marionetas. Es la postura vital frente a las decenas de pequeños y grandes “golpes de Estado” que este último ejerce sobre nuestras vidas. Desde el chantaje de trabajo asalariado y ser atrapadxs, de manera física y psíquica, en los tentáculos de la dictadura económica, a la violenta represión por las armas y porras policiales y a la proyección virtual de nosotrxs mismxs como una pálida imitación de papeles sociales, identidades y prototipos vistos en las pantallas del mundo tecnológico. La dictadura económica basada en el tráfico de armas y de drogas, se alimenta de la sangre de las matanzas de seres humanos causadas y organizadas por el mundo industrial que gozando la exención saquea la tierra, tortura a todo ser vivo que le resulta útil y mata a todo lo que no logra de adaptarse a su desarrollo voraz.
La vida y la existencia de una persona libre, de unx anarquista, no puede ser determinada por los libros jurídicos, banquillos de los juzgados o sus eminencias autoritarias. Este es el idioma de la derrota, de la reconciliación y de la capitulación absoluta. Es como depositar tu propia existencia en la máquina de picar carne y esperar a que llegue la sentencia. Terrorista culpable o ciudadano inocente. Un semejante punto de vista que acepta por adelantado las identidades que nos impone el Poder para dividirnos y fragmentarnos, así como lo hace con todxs sus enemigxs en este mundo capitalista. Inocente o culpable, legal o clandestino, pacífico o violento… Es por eso que el mecanismo represivo nos juzga sobre todo por la postura que tengamos y no a base de pruebas que llevaron a nuestro encarcelamiento y condena. El único dilema que reconocimos es claro: con lxs rebeldes en todas partes, con lxs enemigxs de lo existente o con lxs que crearon y apoyan a lo existente…
De este modo ya de antemano habíamos decidido que si los mecanismos represivos nos ponían en su punto de mira, íbamos a defender nuestra libertad como nuestra causa personal. Porque cuando la libertad es regateada en una sala judicial a cambio de renegar un poco o doblar la moral de unx, ya no se trata de libertad. Es sumisión. Si no hubiéramos conseguido seguir en libertad (asediados), seguramente ahora mismo desdeñaríamos a lxs jueces y profanaríamos sus cubiertos de rituales de sangre, estando junto con nuestrxs compañerxs que ya les están escupiendo en las caras, sea con su ausencia o sea luchando para mostrar las contradicciones del sistema judicial.
Por lo tanto declaramos que la razon de nuestra huida de la justicia es puramente nuestra dignidad individual.
La otra razón es seguir la lucha anarquista con todos los medios y en todas sus formas.
Porque si hubiéramos abandonado la lucha en esta difícil situación sería como si nunca hubiésemos luchado.
En cada uno de los juicios nuestra única línea de defensa será la defensa de la acción anarquista. Y en el caso en cuestión, la defensa de la violencia revolucionaria en general y de su forma guerrillera en particular, la cual es atacada por esos juicios antiterroristas.
La lucha se lleva a cabo en primer lugar y sobre todo en el nivel de la conciencia y luego en un nivel “militar”. Esto no significa que vamos a renunciar a la acción violenta, ya que el hecho de aguantar pasivamente a nuestros tiranos seguramente no promulga a la concienciación. En vez de eso significa la promulgación de la acción con todos los medios y en todas sus formas.
En el mundo de la violencia universal en que vivimos, cualquier postura vital que en su conjunto es no violenta obviamente resulta imposible. El capitalismo es la guerra de todxs contra todxs, es la aplicación del lema “tu muerte es mi vida”. De la competencia de esclavitud asalariada a las guerras entre Estados. Entonces también tu pasiva aceptación implica el apoyo a un sistema totalmente brutal, ya que este último te permite sobrevivir sólo si trabajas y consumes dentro de sus marcos. Por lo tanto, la cuestión es volvernos en contra de la máquina. De ejercer violencia, pero no indiscriminadamente y patéticamente contra todxs y contra nosotrxs mismxs, sino contra lxs administradorxs y defensorxs de ese sistema, contra todxs lxs poderosxs, grandes y pequeñxs, empezando por grandes capitalistas que se aprovechan de la explotación, por lxs gestorxs estatales de política y hasta “el último engranaje de la máquina”, pues los maderos, esxs mercenarixs armadxs del Estado.
Tomando en cuenta la débil condición en que nos encontramos frente al Estado, los golpes más severos en el nivel de violencia son más fáciles de lograr utilizando el modo guerrillero. En el etapa en que estamos, las estructuras guerrilleras son invitadas a contribuir tanto a la difusión de nuestras ideas tras realización de sucesos impresionantes como también, frente a la represión, sembrar el temor en el bando enemigo. Por ejemplo todo el terreno conquistado durante una manifestación es naturalmente más fértil, puesto que hace la violenta y revolucionaria práctica inmediatamente apropiable para mucha gente, pero por ahora, dada exactamente esa debilitad que habíamos mencionado, la acción callejera tiene opción de respetar ciertos compromisos o ser reprimida, por esto también los medios de violencia elegidos por lxs manifestantes suelen ser correspondientes a lxs de la represión. Cuanto más crece nuestro número y cuanto más nos organicemos tanto más fuertes nos volvemos en el nivel de calle. Y en este punto tenemos que recalcar que las estructuras guerrilleras pueden servir también como el boceto de la organización militar para las futuras batallas en todos los frentes. Es decir, en la parte organizativa pueden contribuir como un ejemplo y una propuesta.
En nuestra opinión la acción guerrillera en su totalidad en ningún caso entra en conflicto con nuestra presencia en la calle o con nuestra participación en los procesos abiertos. Al contrario: puede y debe que servir de manera suplementaria (como algo antagónico puede ser vista sólo por parte de unas opciones equivocadas que surgen de la falta de respeto de unx hacia la lucha del otrx). Esta es la impresión que el Estado intenta inspirar para dividirnos. Su método es generalizar la represión después de cada uno de los ataques fuertes. Esto es lo que engendra esa reacción psicológica en la gente que viven la represión interiorizándola.
Porque conscientemente somos capaces de ver que a largo plazo toda acción violenta funciona para nosotrxs como una victoria, ya que provoca un espanto en el enemigo. Y viceversa: mientras que disminuya la acción, la represión va aumentando hasta que ya no tiene sentido porque todo quedo necrotizado (por ejemplo en los países europeos donde ya no hay acciones revolucionarias y violentas, después de algunas marchas, digamos rudimentarias, los maderos suelen detener a todxs sin que alguien se oponga, algo que en Grecia por el legado de los permanentes disturbios es impensable). Desde el momento en que optas por resistir al Estado, la represión es un hecho dado y naturalmente la solución no está en parar de actuar sino en multiplicar tu lucha para superar a esta represión.
El argumento espera a que “las condiciones objetivas sean maduras”, lo que espera en realidad es la situación en que el Estado ya ha sido vencido. Ni la acción violenta revolucionaria ni la guerrilla urbana son la causa de las calumnias, pero al contrario la inactividad es la razón de que nuestras ideas sean hacinadas en el abismo de sobre-información e insipidez ofrecidas por la propaganda capitalista con sus productos publicitarios. Si no seguimos creando brechas y siendo agresivxs, la democracia burguesa nos va a asimilar y luego vender como un producto más en estanterías de las librerías, en las conferencias universitarias para consumidorxs intelectuales o hasta en las camisetas y chapas de lxs punkis comerciales.
Cualquier “camino diferente” pasa por la renuncia y termina en una derrota total. Porque mientras estás luchando, en las batallas en que participas sí ocurren muchas “derrotas”, pero en cuanto sigas de pie y dignx aquellas están gestando la continuación y el fortalecimiento de la lucha. Mientras que vivamos y respiramos en este mundo, tenemos también la capacidad de contribuir a plasmar las condiciones que hay. Se trata de una guerra de desgaste, una llama que un puñado de personas puede mantener encendida esperando para reavivación del fuego, así como cuando lo de tirar piedras a las fuerzas represivas era la actividad de unxs pocxs compañerxs hasta que por fin se ha difundido, gozando hoy en día una participación masiva. Si no fuera por este legado, “la calle” sería sin duda muy diferente. Pues, la única lucha derrotada es aquella que nunca hicimos.
La apuesta es radicalizar la lucha, tanto en el nivel de ideas como en nivel de la acción. La revolución es una continua lucha en el interior y fuera de nosotrxs mismxs, un permanente esfuerzo de evolucionarse a sí mismx. Ninguna idea estática tiene lugar en una mente revolucionaria. Todo valor y toda idea se ponen en duda para dar a luz a los nuevos valores y las nuevas ideas, las cuales a su vez también serán cuestionadas. Todo proceso mental perdería su sentido si no estuviera reflejado en nuestra relación con el mundo verdadero. Si no lleva a la agudización del conflicto con la estructura autoritaria. Esto que nos hace anarquistas es nuestra firme posición de enemistad frente al Poder. Una posición que encuentra su razón de ser tras cuestionar las cosas, ya que cuanto más nos esforzamos para cuestionar a esta idea tanto más fuerte se hace ella. Cuanto más intentamos crear comunidades solidarias y cuanto más en fondo vemos la peste autoritario, tanto más directamente le miremos a los ojos y tanto más nos definamos a nosotrxs mismxs y nuestras relaciones. Porque la anarquía no pertenece a algún imaginario “más allá”, está aquí en la lucha por conquistar el presente. El ensueño sobre su expansión universal alimenta a nuestras esperanzas, pero no tenemos ilusiones. En la historia de los seres humanos no hay nada cierto.
Esto es nuestro posicionamiento respecto al juicio. Cuando el procedimiento judicial se aplica a lxs enemigxs declaradxs del Estado, toma otro carácter. Se vuelve un campo de batalla en que el Estado trata de mantener la imagen de su omnipotencia frente a lxs rebeldes que continuamente muestran las contradicciones de ese miserable procedimiento. El ritual de la obediencia está profanado. Por esto el Estado moderno y democrático se asegura de que estos juicios fueran realizados bajo un régimen especial.
La solidaridad tiene que lucir para llegar a la importancia que le corresponde a este juicio y para derrumbar, aunque sea temporalmente, los muros que nos separan de nuestrxs hermanxs encarceladxs que llevan cabo su propia lucha dentro de esos cementerios de almas en los cuales les enterró la democracia.
Por esto motivo y dado el vacío de acción creado por la detención de la Conspiración, se requiere montar unas nuevas organizaciones. Hoy en día es aún más necesario organizarnos y actuar en todos los niveles. Hoy en día, cuando su mundo está en crisis y cuando las jaulas individuales de comodidad se están desmoronando junto a los subsidios sociales del Estado, se presenta una oportunidad de expandirnos en vez de encogernos por el miedo a la represión. La represión se produce como consecuencia del acorazamiento del Estado y nosotrxs debemos lanzar el contraataque en todos los niveles.
Que esos dos puestos vacíos nuestros en el banquillo de lxs acusadxs, junto a lxs prisionerxs que siguen no arrepentidxs, les recuerden a nuestrxs perseguidorxs que la represión no ha ganado, que la lucha sigue y que por cada unx que resulte capturadx otrx agarrará la pistola para seguir y esta pistola siempre les va a apuntar a ellxs. Mientras que traten de ensombrecer el sol de la anarquía, acechará el peligro que les caiga una fuerte lluvia de balas.
Nos solidarizamos con nuestrxs compañerxs de la Conspiración de Células del Fuego, con nuestro compañero Theofilos Mavropoulos, con lxs anarquistas revolucionarixs acusadxs por el mismo caso y con todxs lxs no arrepentidxs prisionerxs de guerra revolucionaria.
Saludos compañeristas a todxs que luchan contra el sistema del Poder.
NI UN MILÍMETRO ATRÁS
7,62 MILÍMETROS EN LAS CABEZAS DE LXS ENEMIGXS DE LA LIBERTAD
VIVA LA CONSPIRACIÓN DE CÉLULAS DEL FUEGO
10, 100, 1000 ORGANIZACIONES REVOLUCIONARIAS
VIVA LA ANARQUÍA
Dimitris Politis
Giannis Mihailidis
Postdata. Declaramos que no deseamos ser representados por abogadxs, ya que queremos que nuestra no participación en este juicio quede totalmente clara. No necesitamos ser representados, todo lo que tenemos que decir lo daremos a conocer sacando cartas.