Santiago. Chile.
Escribimos estas palabras sintiendo alegría por lo sucedido ayer viernes 01 de junio 2012 en esa mole de cemento y vidrio que asemeja un ‘mall’ (de la [in] justicia), contiguo a las cárceles de Alta Seguridad y Penitenciaría. Imaginamos el revuelo que la noticia de absolución total para lxs acusadxs del ‘caso bombas’, causó entre los prisioneros de este complejo de exterminio (y para todxs lxs presxs de todas las cárceles’). Por experiencia, sabemos que sonrisas cómplices reaccionan al saber que un cercano evita la cárcel. O lograr la fuga. Eso lo saben lxs presxs y lo sabemos lxs que estamos del otro lado de esos muros.
Ha sido una buena noticia, una derrota a policías, ministros, fiscales y una serie de ex-humanos de diverso pelaje. Pero en su contexto, que concientes estamos que se ha logrado por intermedio de abogados y utilizando leyes que fueron hechas (y así se les usa) para encarcelar a quienes cometen el sacrilegio de atentar contra la sagrada propiedad privada y rechazan el ‘derecho’ de algunos egoístas a explotar a los demás, al planeta entero y a quién se les venga en gana (‘liberalismo’ le llaman en su jerga eufemística). Parte de ese andamiaje legal se les cayó encima a los mismos que en la historia se han servido de él para crear posiciones de poder y lucrar de ellas, en otras palabras: se cocieron en su propia fritanga. Y, en estos tiempos donde a las guerras de ocupación y conquista se les llama ‘misiones humanitarias’, a las torturas policiales se les denomina ‘investigación’ y al robo sistemático y premeditado que realizan bancos y casas comerciales son nombrados como ‘operaciones comerciales’, al accionar y resolución dada ayer por los jueces le han llamado ‘condena absolutoria’. Y la verdad es que esas palabras no corresponden.
Más allá de los berrinches de personajes que añoran tiempos propios de la inquisición, que lamentan no haber logrado condenas ejemplares con las, para ellos, concluyentes ‘pruebas’ (obtenidas y manipuladas de acuerdo a la metodología de siempre). Lo que en este juicio hemos visto es la extrema e interesada capacidad camaleónica de un poder del Estado para aparentar el cumplimiento de uno de los mandatos que inspiraron su aparición en la historia que ellos mismos cuentan: que en conjunto con los otros dos poderes (parlamento y ejecutivo) fueron creados y adoptados para asegurar el funcionamiento social sobre pilares de fraternidad, libertad e igualdad, en total oposición a las monarquías, donde un puñado de parásitos (ungidos por dios) hacía y deshacía a costas de todos los demás. Y este tipo de ‘casos’ es justamente un sólido ejemplo acerca de la ‘prevalencia de la justicia’ que sin duda estimulará la realización de diversos trabajos de investigadores, tesis de grado y palabras condescendientes de socialdemócratas de diversa talla de cinturón. Haciéndonos recordar uno de los slogan que usaba la dictadura para intentar validarse socialmente: “vamos bien, mañana mejor”.
Ahora un poco de sentido común: si la institucionalidad estatal funcionase en pos del bien común de todxs, entonces debiésemos ver a todos los milicos, pacos, empresarios, carceleros, entre otros homínidos mononeuronales, encarcelados o condenados a muerte bajo el gravísimo cargo de “atentados reiterados con resultado de muerte, practicados con alevosía y premeditación contra los principios de solidaridad, justicia y libertad de todo lo existente en la biosfera y sus alrededores”, o un cargo más corto pero no menos criminal: “robo con fuerza de lugar habitado con resultado de muerte de espacios geográficos que por naturaleza pertenecen a toda la humanidad” (o simplificado: ‘atentado de propiedad’). Si este mundo funcionara según como reza la teoría política que enseña el sistema educativo, un somero análisis daría la razón a masivas condenas por estos cargos. O simplemente no les veríamos porque no existirían instituciones contrarias al bien común de todxs. El problema es que el Estado es la empresa particular de unos pocos que la utilizan para sus propios fines. Lo que en si mismo es bastante predecible, dada la naturaleza autoritaria, jerarquizante y homogeneizante que le motiva desde su instauración.
En este caso concreto, entonces, ¿es acertado afirmar o repetir que los jueces absolvieron a lxs muchachxs gracias al ejercicio de un ejemplar proceso republicano de justicia?. Respondemos que no. Y por el contrario, decimos que los han dejado libres como consecuencia (involuntaria) de la decisión política de no permitir adentrarse en áreas sensibles que pudiesen estimular críticas demoledoras al sistema imperante. ¿Cómo cuáles?. Preguntar y responder el porqué se producen bombardeos a bancos, comisarías, iglesias, empresas, entre otros; intentar esclarecer cuáles son los fundamentos de estos ataques; comprobar que existe descontento social con el modelo instalado por pinochet y apernado por la concertación; exponer los crímenes intrínsecos de bancos, iglesias y negocios que asesinan la humanidad y el medio ambiente; delimitar culpabilidades en los personajes que directa o indirectamente tienen responsabilidad en la configuración de la sociedad carcelaria y terrorista. Los fundamentos del caso eran peligrosamente capaces de llevar el debate hasta alguna respuesta, o todas, u otras más profundas. Y eso, sumado a la aún latente posibilidad de echar abajo la obra del dictador podrido en un cajón, que se forja tras las miradas de los estudiantes, podría poner en peligro el negocio que aquí se han montado.
Los jueces, antes de permitir abrir debate acerca de los fundamentos mismos del Estado o del sistema político actual, prefieren asumir una derrota cubriéndola de ‘respeto en la legalidad’. El truco es sencillo: ante un mal mayor, un mal menor. Ante la posibilidad de que Freirina y Coyhaique se multipliquen, mejor ceder a alguna de las demandas locales, aparentando interés y diálogo. Ante el escenario de concluir que los bombardeos son expresión de voces políticas compartidas por distintos sectores de la población, y que tanto bancos como empresas varias son odiados por la gente y debiesen ser juzgados por lucrar destruyendo vidas, han preferido dejar las cosas hasta acá y dejar libres a lxs muchachxs y capitalizar con la pública exhibición de la máscara de “confianza en la justicia, en las instituciones”.
Diciéndolo mientras en secreto imaginan el disfrute futuro que podrían tener con el juicio a Pitronello, para justificar la apertura de botellas champañeras y brindar de la misma forma que lo hicieron con el maldito enano eunuco en su fiscalía sur, tras atacar casas y secuestrar a los señalados por el muerto que camina ese que apuñaló a su novia y hoy cree que tendrá amigxs cuando terminen de cuidarle sus carceleros.
Ningún juez, nunca, tendrá nuestro agradecimiento de nada. No son más que parásitos leguleyos sin humanidad, unos cobardes cómplices de la explotación y muerte de todo lo vivo que existe, unos cadáveres que aún respiran.
No quisiéramos terminar este escrito sin dejar de mencionar el ‘comunicado’ donde un joven hace descargos de rumores que lo señalan como ‘sapo’ de la yuta. Hemos leído sus palabras y sobre ellas 2 puntos. El primero es condenar una vieja práctica propia de partidos autoritarios de izquierda, cahuineos varios que generalmente son producto del juego sucio en medio de contiendas políticas o personalistas egoístas y cortoplacistas. El segundo, que creemos es el caso del joven este, es propio de la mala mezcla entre cobardía, inexperiencia y fanfarronería política. Su escrito, denota a una persona sin contenido político alguno, que hoy marca distancia y reniega de anarquistas que al parecer le dieron su amistad y confianza. Una persona que, siguiendo un esquema que otros antes han perfilado, al enfrentar una dificultad (un interrogatorio policial, la decisión de actuar sin egoísmos, el temor de perder el suculento puesto de trabajo o el ‘estatus’ adquirido en él, y un largo etc. reunible bajo el título de miserias humanas) confirma que no dan la talla. Entonces, para responder la pregunta del momento: ¿es un puto delator?, hay que tratar de analizar en forma fría. Por nuestra parte, no le conocemos, pero firmemente pensamos que en este tipo de situaciones hay que ser responsable en lo que decimos o repetimos lo que otro dijo, y si hay que decir o hacer algo pues solo se dice o hace, pero hacerse eco de rumores difusos es cahuinear. Ahora, como hemos podido leer directamente las declaraciones policiales del joven este, lo que recomendamos, existe un lamentable hecho, indesmentible y que trajo consecuencias muy negativas para otrxs, y es que el personaje entregó información que la policía no tenía, en momentos en que andaban buscando respuestas para dar los siguientes pasos en una investigación que hasta ese punto solo contenía las mentiras de ese tal ‘grillo’; pasos que se convirtieron en un largo acumular mentiras sobre personas identificadas únicamente por las declaraciones ‘voluntarias’ del personaje. Eso es un hecho. Apelar al que los policías sabían nombres de antemano y solo hubo utilización para confirmar información es bastante cómodo, irresponsable y condescendiente. Pero cada quien se debe hacer cargo de lo que dice o hace, sin lloriqueos. No merece más palabras el tema.
Además, nos hemos alejado de tema principal, que es la alegría de enterarnos que lxs muchachxs no tendrán que ir todos los días a perder el tiempo en aburridas audiencias judiciales. Que ahora podrán levantarse más tarde durante algunos días (al menos), disfrutar con sus parejas desayunos interminables, tener conversaciones sin horarios, desatender llamadas de abogados y de estudiantes babeantes soñando con el reportaje que podrían hacer. Nada. Ahora un merecido descanso, visitar a quienes les acompañaron a aguantar estos largos meses de cárcel y marchas diarias a los tribunales, acompañar a los familiares, quitarle presión al momento, beber unas birras con lxs amigxs. Y para aquellxs que se alejaron, quedando inmóviles y mudxs, vacíxs del miedo a las sombras y a los infiernos de perder la posición de poder que tanto estatus les había dado y prometía dar, pero que huyeron como limpiando su imagen para ser aceptadx por otros, para ese tipo de personas solo desprecio y un nunca más nada. Con los irreductibles, infinitos salud!.
Para concluir quisiéramos sumarnos a la opinión de no convertir este momento en un triunfo de la ‘justicia’. El enemigo, que incluye a los jueces, nunca nos perdonará la posibilidad de atacar su puto mundo. Eso que llaman ‘justicia’ es la careta de la injusticia. Por ello, esta mañana ha sido verdaderamente hilarante ojear los órganos propagandísticos de la derecha chilena, los pasquines burgueses ‘el mercurio’ y ‘la tercera’, y ver que reclamaban con ira la ‘absolución’ de estos seres demoníacos. Que están seguros que los bombardeos continuarán.
Tal vez tengan miedo. Y tal vez con razón.
FEDERACION REVUELTA-YIHAD ANTIESTATAL