“Cada una de las pisadas se volverá mas difícil, el cuerpo pesara toneladas y la oscuridad parecerá invadirlo todo, pero seguimos firmes y fuertes, porque somos guerreros y guerreras con convicciones y proyecciones. Podrá pesar el tiempo, pero no nos quedaremos tiradas en los adoquines, los usaremos como armas y recordaremos en cada detalle el apoyo incondicional, el amor, la rabia y la esperanza”
Estas cuantas palabras, escarchadas de amor y de nostalgia, de rabia y de aliento no pretenden hablar en margen de lo legal o lo ilegal. Me mantengo con el alma adormecida al ver los noticiarios, al observar esa captura bajo la luna que muestra a los bastardos con sus uniformes de asesinos como posan para las luces del estrellato del Poder, del cinismo.
Quiza ya algunxs se apresuren a hablar de errores. Yo digo, miremos nuestro reflejo en el agua y veamos de que somos capaces, de nuestras propias actitudes y compromisos. Además, ¿que se puede analisar friamente solo con lo que la infáme prensa dice?
Confieso que ahora me baño del sentimiento, me entumezco y atravieso el tiempo. Una visita más, los muros, un laberinto interminable de concreto, un laberinto interminable de sensaciones. Pienso ¿Quién se robo los sonidos y las luces? ¿Quién se robo la calidez y los colores? La cárcel se convierte en una perfecta maquina de exterminio humano. Aquel espacio que no es ni muy dentro, ni muy fuera de las jaulas, un punto intermedio donde ni siquiera se asemeja a como es dentro.
Somos en el fondo algo parecido a nidos de ideas, de sentimientos y de fuerza. Atravesamos las puertas, empiezan los controles, la humillación empieza, me mantengo firme, por amor, con el pecho ardiendo y con la mano al filo a punto de responder. La tierra se mantiene furiosa bajo los pies. Quien se atreva a hablar de más no tiene orgullo, no tiene honor, no sabe lo que significa la solidaridad y no respeta la historia que se ha llevado por tanto tiempo desde dentro de la cárcel. Cada pisada hacia dentro es con fortaleza y aliento. Cada pisada va cargada de corazón, de una llama interminable de cariños y de defensa de nuestros compañeros.
No somos devotas, ni la “compañera de tal o cual”, no hay victimización, somos lo que somos, guerreras que lo dan todo, leales a las decisiones tomadas.
Guardaba cada imagen, cada saludo e información para mostrar afuera que nada acababa, que los sueños se gestan a cada minuto.
Se revienta la vida y los lugares se van tornando menos claros, entre mis huesos se cuela esa temperatura hostil y el olor a encierro intentan impregnarse. Pero antes de que eso ocurriera, desde una pesada e impenetrable puerta aparece el compañero firme y alegre, entiendo que todo tiene sentido y que no hay vuelta atrás, que no podemos claudicar, que somos un complemento de fortalezas y que el encierro no logra encerrar todo, que aun así se puede respirar algo de liberdad.
Las rejas son aquel frio espacio destinadas al castigo, las cuales siempre desearan encerrar a cada rebelde. Quien sabe si otro día sere yo quien escriba para mis compañerxs hacia la calle.
La soledad y el olvido intentaran devorar cada rincón, la tristeza se volverá sedienta, desde aquí no podemos permitir que eso pase.
Cada una de las pisadas se volverá mas difícil, el cuerpo pesara toneladas y la oscuridad parecerá invadirlo todo, pero seguimos firmes y fuertes, porque somos guerreros y guerreras con convicciones y proyecciones. Podrá pesar el tiempo, pero no nos quedaremos tiradas en los adoquines, los usaremos como armas y recordaremos en cada detalle el apoyo incondicional, el amor, la rabia y la esperanza. Sendas, caminos desconocidos, lugares horribles y memorias, recuerdos e ideas, mano a mano. Soñemos y seamos soñadas.
Ahora es la solidaria compañera que entra secuestrada a las jaulas, ya no como gesto de ternura y compañerismo hacia su amante, sino como un castigo por ser una rebelde.
Extiendo mis brazos y me cuelo por las ventanas, los estrecho y les entrego apoyo, cariño y miles de sentimientos. Espero mis letras puedan ser leídas por ustedes compañerxs. El cariño se expresa y hoy lo hago de esta manera para que llegue a ustedes, para Carla e Iván, como también para Juan.
tu brazo en mi cuello sirvió de almohada
los deseos se volvieron sueños
las ideas se volvieron hechos
me escondo en las trincheras y pronto… muy pronto
ataco… la noche se va sin avisar
Anónima.