“Insisto, la operación salamandra y sus tentáculos no son otra cosa que la venganza por parte del Estado por ser quienes somos y negarnos a callar, pretende ser el castigo ejemplificador y una lección de sumisión. (…) sigo en lucha, plagada de coraje, amor y en abierta rebeldía. Adelante antes, adelante siempre, nada ha acabado…”
Nota por LT: Desde este espacio de propaganda te saludamos fraternalmente compañera Gabriela, nos imaginamos que tras el transcurso de este año nada ha sido facil para ti, asi como para tus cercanxs. Valoramos tus palabras al igual que en tu primera carta, que vemos está cargada de convicción e intenciones de aportar en el avance de la lucha, camino el cual elegiste recorrer. Fuerza y que los cazadores nunca den contigo!
El primer round lo gana el papel en blanco, su blancura me cohíbe y repaso una y otra vez los sucesos del último tiempo… Me rearmo durante la noche y las letras van tomando el control de este pequeño campo de batalla que se ha vuelto el papel.
Aún cuando siempre he estado allí sin dejar que me vean, hoy las palabras volarán, llevándome hasta ustedes, porque hoy, en esta fecha que simboliza tantos golpes, no voy a mimetizarme con las sombras como siempre, como todos los días desde el 14 de agosto de 2010.
Persigo con este texto lo mismo que he anhelado desde un comienzo: discutir. Evitar el estancamiento de conversar con el espejo, ampliar nuestras perspectivas y dar curso a nuestro negro accionar, sin remordimientos, pero con profundo análisis crítico, sin aplausos, pero sin silencios… y por sobre todo, sin la frase fácil que tanto gusta y tanto amor genera, no será yo quien contribuya al fetiche vacío, no seré yo, nunca seré yo.
Aquí estamos, a un año de la “operación salamandra” y su millonario operativo que allanó 14 casas y desalojó la okupación más antigua del territorio dominado por el Estado chileno, el Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti.
Orgullosa de mi historia y del proceso al que contribuimos, no miro con buenos ojos el silencio reinante, ni la ausencia de una reivindicación política, ni la escasez de lealtad hacia las convicciones que forjaron y dieron vida a ese espacio, encarnado por seres concretos, pero que contribuyó al desarrollo de cientos de personas que hoy se desmarcan y callan, como mejor aplauso a la jugada del poder.
Se perdió un espacio de más de 8 años y ciertamente no es una sorpresa, nosotrxs sabíamos que ocurriría. Es la lógica evidente de enfrentarte cara a cara con el poder, es parte del camino de la okupación como herramienta de lucha, es un final más que posible.
Se perdió un espacio físico es cierto, pero la historia de lucha que desde allá se libró se pierde solo cuando se calla. Se pierde cuando quienes por allá pasaron y de su fuerza se nutrieron luego no tienen la capacidad ni teórica ni práctica, ni la voluntad de limpiar su honra de las humillaciones que llueven de todos lados. Porque ciertamente, atacarnos se volvió deporte, no solo para los mercenarios fiscales, la prensa y su rol de siempre, sino que también para el amplio espectro del anarquismo reformista y los amarillos de siempre que tanto nos difamaron desde sus anónimos textos subidos a internet.
Atacar a “la Sacco” se volvió una carta segura para golpear a un espectro difuso de las posiciones anárquicas, el costo de nuestras convicciones y prácticas muestra su punto culmine a las 6 de la mañana del 14 de agosto, con el ingreso por segunda vez de las fuerzas, mal llamadas de “elite”, de la policía de investigaciones.
Pero en fin, que el mundillo calle no me hará callar a mi, que algunos olviden una parte de la historia no hará que me acomode a la amnesia y por cierto que el enemigo sea gigante, solo me hará crecer para ensombrecer el rostro de los carceleros. Este tramo de lucha no acabó con sus golpes, sus humillaciones y su intento de deshonra.
Nada ha acabado y si pongo una rodilla en tierra es solo para sentir el verde de la vida salvaje que se funde con mi negro corazón, nunca para rendirme, nunca para pedir compasión…
Los que han callado, han olvidado a sus presxs, han delegado a lxs compañerxs encarceladxs a un espectro única (y lealmente) familiar, los que asimilaron la solidaridad al silencio, los que no pudieron “hacer más” bajo la torpe excusa de “también tener vida”, ignoran que vida y lucha son sinónimos fundidos a fuego, no existe una vida en donde vivo bajo la lógica egoísta del capital y luego otro espectro donde cuestiono el rol de la autoridad.
En fin, para mi hay vida solo cuando hay fuerza para luchar contra toda forma de dominación… los que han callado y se han desaparecido… sigan callando, sigan faltando, pues llevan un año haciéndolo muy bien… quedarán atrás, muy lejos en el camino y de apoco con el viento de nuestras tormentas, se irán despedazando sus armaduras de papel, sus caretas vacías de contenido real y por sobre todo, sus medallas de ficticias batallas que nunca se atrevieron a luchar….
Sin duda ha sido un tiempo duro, hostil y doloroso, pero aclaro que el dolor no proviene de las jugadas del enemigo. Que nos hayan atacado de una forma tan burda y plagada de infamias no me asombra, pues el enemigo no tiene honor y sus golpes, si bien lastiman, no tocan la fibra sensible del corazón; si bien ofenden, al final solo alimenta más mis convicciones y separa los caminos inexorablemente.
El daño proviene de algunos silencios, insolidaridades, mentiras y apagados corazones, proviene de las soledades que percibo que algunxs hermanxs tuvieron que pasar.
Está claro que la embestida del poder no es solo policial, jurídica o mediática, tiene un importante terreno moral y por ende desarmar nuestra moral es un componente imprescindible para vencernos (y el reportaje de “la casa olvidada” es un claro ejemplo de ello). Desmoralizadxs no nos atreveremos ni siquiera a vislumbrar una salida a la altura de las condiciones que nos vemos obligadxs a afrontar. Y cuando sobreviene un silencio tan oscuro y denso, cuando son los compañerxs prisionerxs lxs únicos que tienen algo que decir, es evidente que el pantano atrapó nuestras ideas…
No todo es golpes es cierto, hay quienes se han mantenido con los pies en la calle, volcando tiempo, voluntad y esfuerzo de manera continua, quienes han puesto el hombro más allá de lo que dicta la racionalidad capitalista, que siempre susurra que lo mejor es quedarse en casa encerradx o reducidx a un núcleo tan ínfimo y pequeño que ya ni nuestra sombra se vislumbra…
Así como reconozco la infamia y las mentiras, reconozco clara y emergente la solidaridad y esos gestos, pequeños o grandes, públicos o anónimos, son tesoros en medio del basural de los egos y las palabras falsas, las poses y las labores a medias… la solidaridad es ante todo el vehículo que le otorga continuidad a la lucha, que rescata del olvido y da fuerza, cuando el aliento se nos escapa a raudales. La solidaridad real debería superar relaciones específicas, esparciéndose como un potente apoyo a lxs secuestradxs, diseminando y haciendo germinar la negra semilla de nuestras vidas y sus posiciones contra toda autoridad.
Cuando expresamos la hermosa frase “en la guerra social nadie está solx”, hacemos alusión a un ferviente deseo de que así sea. Pero una frase pensada no hace la realidad. La realidad se modifica, cambia e interviene con hechos y muchas veces los hechos son más amargos y solitarios de lo que unx anhela como hermandad revolucionaria. Sostener esto no implica chapotear en el barro de la lamentación y contemplarla, es precisamente lo contrario, porque solo identificando y reconociendo los errores y obstáculos es como comienzan a superarse, porque la voluntad se vuelca a ello.
Maquillar el dolor solo contribuye a intensificarlo y a caer en el fetiche de la vida en lucha, sin dolor y sin traiciones. Lo cierto es que demasiadas veces lxs compañerxs están solxs y reciben una sucesión de portazos en la cara, muchas veces lxs compañerxs no tienen con que alimentarse, vagan sin tener donde dormir y se enfrentan en completa soledad a los demonios a sueldo.
Muchas veces lxs hermanxs no tienen con quien hablar, ropa para cambiarse o con quien discutir posiciones, muchas veces son difamadxs sin posibilidad de defenderse y el silencio solo se interrumpe con el eco de la infamia. Y ello ocurre porque en vez de arremangarse la camisa, gestionar, crear y unir voluntades, algunos prefieren desfilar cónicamente o anularse en el miedo.
En la medida que no se comprenda el rol que juega cada unx y la importancia vital de los gestos concretos, seguirá el olvido devorándose a compañerxs secuestradxs, heridxs, huidxs o fugadxs. Mientras algunos dividen a lxs compañerxs en 1° o 2° categoría, el capital avanza, se extiende y profundiza.
En la guerra social nadie está solx, ese es mi deseo y hacia allá oriento mis reales aportes… y por eso tiene lugar el castigo del 14 de agosto.
Comprendo, más allá de las palabras, lo difícil que ha sido para los compañerxs secuestradxs por “el caso bombas” establecer un criterio común de lucha, más allá de lo obvio que es la exigencia de libertad. Parte del sinsentido de esta operación represiva es el espectro tan diverso de posiciones y las diferencias no solo discursivas sino que a nivel de vida. Me imagino cuanto ha costado y me parecen muy sinceras, honestas y rescatables sus palabras al respecto.
Ustedes han llegado a un criterio común, pero yo estoy aparte y, no pudiendo participar de ningún proceso colectivo de discusión, no me queda más que enfrentar mis posiciones de manera personal. Aclaro que no intento pasar por encima de ningunx y mucho menos ignorar los esfuerzos de nadie, pero tenemos diferencias y las expreso con mucho respeto. Insisto, no echo por tierra la labor de nadie que haya permanecido estos 12 meses materializando los esfuerzos.
La “operación salamandra” y más aún, toda la investigación por “el caso bombas” y sus desfiles de fiscales más o menos vedette, para mí no es un montaje.
Desde mi punto de vista, aludir al discurso del montaje vacía de sentido revolucionario lo que podría ser nuestra reivindicación política respecto del ataque que se concretiza el 14 de agosto de 2010.
¿Qué ocurrió ese día? o mejor dicho, ¿que origina la jugada del poder?, un montaje es casi un hecho azaroso, como que te caiga un meteorito de repente, un hecho en un millón de posibilidades… ¿eso fue lo que ocurrió?, ¿nos despertamos una mañana y de pronto el mundo cívico de capital nos odiaba sin control?, ¿fue una sorpresa el ingreso de los equipos de reacción táctica?. Mi respuesta es un no rotundo a todo.
Para mi hay una diferencia abismante entre montaje que bien puede sucederle al verdulero de la esquina (un gran amigo) y una operación dantesca en términos de la millonaria inversión que han significado los seguimientos por años hasta llegar a nuestro apaleo público en la plaza de la ciudad, porque eso fue la “operación salamandra”, en términos democráticos y modernos, un apaleo en privado y luego la exposición pública de nuestras vidas para la mofa general. El nuevo circo romano, pero en versión más pobre y cristiana, pero el mismo show.
Los montajes existen, no tengo duda de ello, han ocurrido y ocurren de manera sistemática, llevados a cabo por equipos de policías u orquestados desde las oficinas de algún fiscal deseoso de fama y poder. Existen, es indudable, pero este no es el caso, no para mí.
El “caso bombas” es una investigación cuyas aristas jurídico-policiales tienen una motivación de venganza, de persecución en función de las ideas y formas de vida. Eso es la operación salamandra y el caso en general, una venganza judicial, ejecutada por órdenes de las más altas esferas del Estado.
La venganza conlleva infamias, mentiras y elementos burdos hasta el extremo, incluso cuando el poder sabe que no tiene pies ni cabeza el monstruo que ha creado, sigue adelante y se sirve de todo para nutrir su ficticia fuerza, como el patético reportaje de canal 7 a días de ejecutado el golpe.
En estricto rigor, todo lo ocurrido antes y después del 14 de agosto, no pudo sucederle a cualquiera, tiene el ataque una raíz clara y definida y su origen se encuentra en las posiciones que asumimos para la vida, las solidaridades que expresamos y los silencios cómplices que decidimos no mantener.
Si me hubiese encerrado en mi particular mundo, si me hubiese olvidado de lxs prisionerxs, de las luchas de otros rincones de la tierra, si hubiese cerrado los ojos, tapado mis oídos y amordazado mi boca, si me hubiese metido a algún partido político creyendo que con ello ayudaría a los pobres y sus miserias, tengan por seguro que nada de esto me habría salpicado jamás.
Pero no elegí/mos ese rumbo, optamos libremente por la autonomía e hicimos carne del apoyo mutuo y fuimos exponiéndonos, cada uno a su manera y en su entorno, apostando a cada paso por romper las cadenas invisibles con las que el capital y el poder te amarran a su mundo de lujos y felicidad extasiada y pasajera.
La mayoría de lxs involucradxs a la fuerza en este caso (exceptuando al delirante insecto) asumió en determinado momento un rumbo para su vida en donde se expresaba la solidaridad como forma de lucha. Entrar a la visita de un preso revolucionario, defenderlo públicamente, gestionar actividades y discursos antagónicos a las formas de vida que el poder fija como normales, es en si mismo un acto de revuelta. Abrir un espacio y nutrir su biblioteca, colectivizar libros, convocar a actividades solidarias con otrxs, alejarse de la lógica del lucro y la acumulación, eso no es una vida “normal” y pondrán en tu cabeza el precio y el signo para ser golpeado.
Utiliza la fiscalía el argumento de la pólvora y los explosivos para darle un cuerpo jurídico aceptable, pero lo cierto y lo innegable es que en nuestros Centros Sociales Okupados o en los domicilios particulares no hay ni explosivos, ni armas.
No existe ni una sola fotografía o video que nos relacione a una acción explosiva, ni una huella digital o muestra de ADN… no hay nada… lo que hay, lo que afanosamente los fiscales han llevado como prueba es todo aquello que demuestre nuestras posiciones antiautoritarias y anárquicas.
Las vidas anárquicas molestan, los grupos autónomos, que crecen y se desarrollan al margen y en contra de instancias gubernamentales de control, son odiosamente indeseables y deberán ser atacados, ojalá de la forma más cívicamente aceptable, pero barridos a fin de cuentas del país-fundo que los poderosos edifican a su medida. Eso es la investigación por el “caso bombas”, es el tiro al blanco a las caras visibles de un entorno que cuestiona el orden impuesto, una investigación cómoda que centró sus esfuerzos y dardos a todxs aquellxs que en diferentes circunstancias no se acomodaron al silencio.
El hecho de incluir en esta razzia, los nombres de ex prisioneros políticos, que lucharon dentro y fuera de las cárceles, va claramente en el sentido castigador de ejemplificarle a cualquiera que mire, lo que sucederá si no internaliza el poder y sus formas. Y difamar afirmando que son nuestros jefes, que los admiramos y seguimos como ciegos soldados, es ya un descalabro teórico, patético como el argumento de “líderes informales”, un ridículo intento de dotar a la imbecilidad de algún barniz que suene a retórica investigativa.
Decir montaje es decir entre líneas que no tengo nada que ver con lo investigado… y claro que tengo que ver, pero no con las bombas, sino con las ideas/prácticas que niegan el Estado, sus poderes y formas organizativas, eso es lo monstruoso a la larga, que el poder nos ataca por lo que hemos pública y abiertamente expresado.
Definitiva y tajantemente este caso será la mejor propaganda de por qué estar contra el Estado, es la verificación para quien quiera ver, de por qué las leyes solo son el instrumento con el que dan una apariencia “justiciera” a los golpes que ejecutan solo en función de mantener sus privilegios y la sociedad que les asegura los mismos.
La justicia, los cuerpos policiales y la prensa tienen un rol definido en esta repartija de labores para mantener el estado verticalista de la organización social, no son entes independientes o alejados de intereses particulares, esa es la creencia que inculcan, para que las personas mantengan la esperanza de que habrá una instancia a la que recurrir cuando la injusticia se cierna sobre ellxs… Inventan que podrán acudir a los tribunales, a la policía o en su defecto a la prensa y su rol “fiscalizador”… pero solo son los mismos lacayos vestidos de diferentes formas, todos al servicio de la misma lógica: el poder.
La prensa no solo nos apuntó y difamó durante años, con cientos de reportajes, donde pasamos de ser jóvenes extrañxs hasta transformarnos en la encarnación del terror y uno de los exaltados periodistas, que por meses disparó reportajes sin escatimar insultos, hoy es un flamante testigo protegido, pagado por el Estado para seguir difamando (¿dónde te ocultas Max Frick?). Ninguna independencia, ninguna neutralidad, todo parte de lo mismo al servicio de la autoridad…
Insisto, la operación salamandra y sus tentáculos no son otra cosa que la venganza por parte del Estado por ser quienes somos y negarnos a callar, pretende ser el castigo ejemplificador y una lección de sumisión.
Y hoy, a un año, no olvido los rostros que vi por última vez, no olvido las risas, los dibujos de mi hermano, los abrazos, las conversaciones, las canciones, los proyectos de actividades, mi familia felina y la traviesa cachorra, no olvido los rostros de los que habiendo partido siguen aquí conmigo, no olvido a ninguno de mis compañerxs…
En estas fechas de tantos golpes y dolores mi mejor regalo es decirles a ustedes compañerxs hermanxs, que sigo en lucha, plagada de coraje, amor y en abierta rebeldía. Adelante antes, adelante siempre, nada ha acabado…
Y como el mejor de lxs necixs, asumo al enemigo y vivo sin tener precio.
Tortuguita, un abrazo lleno de fuerza para ti, no eres ni un héroe, ni un mártir, hago mía esas ciertas palabras anónimas, un compañero está herido y en manos de la policía, eso es suficiente motivo para solidarizar… que tu caparazón se recomponga y tus fuerzas se nutran de todxs quienes no te dejamos a la deriva… fuerza, mucha pero mucha fuerza.
A la memoria de René Salfate, ex prisionero político que partió hacia la tierra el 19 de julio pasado, que su nombre no caiga en el olvido.
Y mientras algunos ofenden la vida del compañero, lo manipulan y borran su memoria de elementos reales, yo sigo gritando: Honor al compañero Mauricio Morales!, Honor a su vida y sus ansias de libertad!, porque el honor nada tiene que ver con ceremonias militares, porque no me rindo ante él y su recuerdo, porque crezco en la defensa de su memoria y de los valores que en vida forjó.
Gabriela, del Clan de la Selva Negra.
Pd: las x son para ti, para que no te olvides de nuestras discusiones y risas…
Pd2: han escuchado mis carcajadas en las recientes protestas por la educación??, hace tiempo no me reía tanto, y vamos para adelante, cada día con más fuerza…