Comunicado:
En el inicio de un nuevo año, cada una de nosotras se enfrenta a una reflexión sobre su pasado y su futuro más inmediato. En este sentido, hay una cosa que tenemos muy clara: el actual contexto de aumento de la miseria y endurecimiento de las condiciones de vida no va a desaparecer en los próximos meses, sino que va a extenderse y profundizarse.
Ante este horizonte sombrío, el Estado pone a trabajar todos sus aparatos (medios de comunicación, partidos, sindicatos…) para mantener a la población desorientada, impotente y sumisa, reunida como un rebaño asustado entorno a los mismos gobernantes que lo llevarán al matadero.
Sin embargo, las llamadas “medidas contra la crisis”, destinadas a asegurar una transición lo mas suave posible a una nueva fase del capitalismo (sin que ningún rico pierda una sola de sus comodidades durante el proceso), es un cuchillo de doble filo. Un cuchillo difícil de manejar, con el que aquellos que lo empuñan acabaran cortándose las manos. Puesto que no somos máquinas, ni ganado al que se pueda golpear hasta la muerte sin que trate de contraatacar, puesto que todavía quedan personas que aprecian su dignidad y que aman su libertad, habrá lucha y habrá enfrentamiento.
En el marco de este enfrentamiento, que muestra niveles de combatividad creciente, nuestro grupo ha decidido contribuir mediante la propaganda por el hecho y el ataque directo. Por ese motivo, el pasado martes 4 de enero colocamos un artefacto compuesto por varios litros de combustible y algunas bombonas de camping gas frente a la oficina del paro (OTG) de Nou Barris, situada en el Passeig Valldaura. La oficina se encuentra a pocos metros de una comisaría de la Guardia Urbana, que al parecer no sólo es demasiado inútil como para proteger sus coches durante las manifestaciones, sino que también es incapaz de evitar un ataque nocturno que se desarrolla prácticamente en su cara.
Con esta acción apuntamos a romper con el sonambulismo social que durante tantos años ha permitido al Poder un dominio afianzado y libre de sobresaltos. Hacemos estallar nuestra dignidad rabiosa contra aquellos que, machacándonos con la explotación del trabajo asalariado, o empujándonos hacia el barranco de la miseria con el paro, juegan con nuestras vidas cómo si fuesen números en la pantalla de un ordenador. Rompemos las filas de la resignación y nos organizamos en grupos para el ataque, porque antes que ver nuestra angustia reflejada en los cristales de cualquier ETT u oficina del paro, antes que agachar nuestra cabeza esperando nuestro turno para sus migajas, preferimos destrozar estos sitios y llenarlos de fuego.
Cuando somos nosotros los que golpeamos sus estructuras, y no al revés, a veces los medios de comunicación llenan páginas y telediarios con grandes titulares sobre la “violencia antisistema” o los “200 radicales” a los que hay que castigar. Pero… ¿alguien ha visto algún titular acerca del vecino en paro que se ahorcó en medio de un parque, al ver que no podía hacer nada por evitar que su familia se quedase en la calle? ¿algún periodista ha lanzado un grito de denuncia por Mohammed Abagui, que encontró la muerte en una celda del infame CIE de la Zona Franca tras ser torturado por no tener papeles? Nadie se ha movido de su silla, no ha habido ningún tipo de indignación mediática, ni portadas, ni editoriales, nada. La violencia contra las oprimidas sigue su curso arrollador en medio de un silencio que hiela la sangre, y de las vidas que quedaron atrapadas entre las ruedas del engranaje y nunca más volvieron, simplemente no se debe hablar…
Frente a esta violencia, nosotros tenemos claro cuál es nuestro sitio. Tomamos partido por la rebelión y la conflictividad social. No hay diálogo ni reforma posible en el marco de una sociedad que está podrida en sus mismas estructuras, que está tejida por millones de relaciones de abuso que se reproducen desde los niveles más generales hasta los más pequeños e íntimos. No nos interesa mantener a salvo un sistema que no solo periódicamente manda al abismo a miles de personas, sino que también en sus períodos de “prosperidad” se funda sobre la explotación y la dominación permanentes. No concebimos otra forma de vida que las comunidades de mujeres y hombres libres, levantadas sobre las ruinas de la realidad que hoy sufrimos, y en las que las personas deciden por sí mismas como quieren desarrollarse.
Este año vamos a seguir nuestro camino, junto a todos los que luchan y frente a todos los que explotan. Y por supuesto, aceptamos como un desafío las amenazas del cerdo burgués de Artur Mas, y de todos los poderosos que pasaron un mal rato durante la pasada Huelga General. Se acercan tiempos en los que os vamos a hacer sudar…
Recordamos a todos los prisioneros, honramos la memoria de aquellos que perdieron la vida peleando, saludamos a los clandestinos en busca y captura y les animamos en su camino.
Y a los luchadores, a todos los anticapitalistas y antiautoritarios de todo el Estado español, Europa y el mundo, les animamos a que juntos consigamos dar más golpes, más duros y más a la cabeza que los que ellos nos están dando.
Barcelona, enero 2011