+ dibujo a tres años del asesinato de Matías Catrileo
Tras la masacre de 81 oprimidos en los nuevos hornos crematorios de la democracia el 8 de diciembre recién pasado, los ánimos entre los presos, sus familias y entorno, han estado bastante agitados. Las brutales contradicciones que el mismo sistema genera agudizaron el potencial de rebeldía.
Estallan motines en distintos penales, en regiones: Antofagasta y Quillota, mientras que en Santiago la Ex- Penitenciaría, San Miguel y Puente Alto ven el humo de la rebelión y las miradas encapuchadas de los reos que desobedecen la disciplina carcelaria y se enfrentan con antimotines.
En las distintas cárceles que inundan la geografía nacional, la movilización interna y la huelga de hambre son las herramientas utilizadas para solidarizar y exigir dignidad dentro del encierro. En medio del escenario mediático/político/judicial se busca poner énfasis en las miserables condiciones de vida, el hacinamiento al interior y por sobre todo en los ya inexistentes beneficios carcelarios que a causa de presiones políticas de los poderosos han sido cada año más reducidos hasta llegar a un porcentaje casi insignificante. La “guerra a la delincuencia” no tiene misericordia, la venganza del poder se extiende sin piedad. Así se encuentra la situación en los intestinos de la bestia carcelaria: gendarmes procesados ante la justicia por corrupción como burdo intento de expiar culpas, constantes y desesperados llamados a la calma por parte del Director Nacional y el resto de cómplices uniformados, investigaciones judiciales contra carceleros y declaraciones contra el estado de las cárceles de parte de toda la fauna de políticos partidistas.
La realidad de los habitantes de estos centros de exterminio es compleja, las dinámicas y valores que se gestan detrás de las murallas en gran parte reproducen lo aprendido por el sistema de dominación: arribismo, ambición, egoísmo, competencia, y relaciones de autoridad, entre tantos otros elementos. Un profundo error sería idealizar el escenario de prisión social (aunque más nefasto sería satanizarlo). Tenemos que ser capaces de entender que al igual que en la calle, los oprimidos y explotados van tomando distintas opciones, decisiones, posturas, van reproduciendo o negando las lógicas de autoridad. Lo que en este momento cobra importancia es que la realidad penitenciaria ha vuelto a reencontrar a su enemigo y eso en parte contribuye a una instintiva identificación en las distintas realidades carcelarias.
Es el poder y sus aparatajes el que se afana en introducir la droga en la población penal consiguiendo la enajenación y locura hasta el extremo en los recluidos, de igual forma la administración penitenciaria fomenta y disfruta de las sangrientas riñas y la interminable danza de cuchillas que engrosan diariamente los muertos en prisión mientras que el insípido y artificial régimen de las cárceles concesionadas ha provocado un aumento increíble e invisibilizado de suicidios… Es la política carcelaria de muerte para hacer frente al hacinamiento.
Del sistema carcelario sólo podemos aspirar a su ruina, sistematizar el secuestro es algo despreciable y sólo podemos desear desde lo más profundo de nuestros espíritus el fin de estas funestas construcciones. Aún así, no podemos permanecer indiferentes ante la necesidad de conseguir mejoras reales con pequeñas batallas –siempre teniendo como objetivo y norte el fin del sistema penitenciario- , negar lo positivo de estas posibles mejoras es negar también las afiladas herramientas que tiene el encierro para aniquilar a los presos.
Resulta importante ser capaces de observar el avance de la represión, proyectar las jugadas del poder y así observaremos desde ya el creciente desarrollo de las empresas penitenciarias (prisiones concesionadas) y sus particulares características: además del salvaje lucro, las pretensiones que han tenido de obligar a usar uniforme a los reclusos, las continuas y extremas prohibiciones a la entrada de ropa o comida son parte de lo que se vive al interior de los nuevos penales que buscan modernizar las antiguas mazmorras. Esas serían las nuevas condiciones de reclusión, esa será la realidad carcelaria donde la dignidad y la decencia misma del sujeto será aplastada por un régimen que busca dejar atrás las cadenas y grilletes por las cámaras y cerraduras electrónicas. Así son las próximas cárceles a construir, buscando aniquilar la autonomía y subjetividad de los recluidos para reemplazarla por la uniformidad y sumisión.
Enfrentar al sistema carcelario tiene que entenderse y extenderse al complejo entramado que compone al sistema de lógicas autoritarias que se encuentran presentes en distintos aspectos de la sociedad de clase. Porque en la calle, al lograr salir de estos manicomios carcelarios, tras fugarse, lejos de la línea de fuego, de la marquesina y de la mirada de las cámaras… afuera habrán más rejas, más cámaras y más guardianes.
Desde la Sección de Máxima Seguridad de la Cárcel de Alta Seguridad, con las excepcionales particularidades de un régimen de aislamiento, segregación, incomunicación y castigo. Entrego mi más fraternal apoyo a las luchas emprendidas desde los distintos penales que aunque no logren sus objetivos, son en sí mismas muestras disruptivas al orden que la clase dirigente que la clase dirigente busca imponer al interior de sus centros de reclusión.
PD 1: ¿La llamada “crisis carcelaria” incluirá los penales de Punta Peuco y Cordillera?
PD 2: Tras el clímax de la histeria antiterrorista con el denominado “caso bombas” en el mes de agosto y el comienzo de un proceso jurídico-político en nuestra contra, aún existen quienes se encuentran en “rebeldía”. Un fuerte saludo para ti, mis palabras abrazan las tuyas y reafirman la necesaria dignidad ante el verdugo, nunca me arrepentiré de oponerme a su mundo de opulencia y sus perversos valores que endiosan el lucro, la competencia y el poder. Recibe la certeza que mi espíritu acompaña tus pasos invisibles, que caminamos los mismos senderos que tantos han transitado, es así como nunca estaremos solos/as, porque nosotros/as recordamos y esa lucha contra la amnesia que para los lacayos es imperdonable para nosotros/as es imprescindible. La lucha nos tiene en estos escenarios tan poco amigables, pero es pasajero (cuanto menos dure, mejor) y corresponde a las jugadas del poder, a sus códigos. En nosotros/as aún están las convicciones y decisiones de lucha, esas que trascienden los momentos duros, pero que a su vez se reafirman con ellos. Mis ojos se reflejan en los tuyos, junto a ti vuelo aunque mi cuerpo esté bajo llave.
…un saludo en revuelta.
Felipe Guerra.
Prisionero Político Antiautoritario.
S.M.S-C.A.S. Diciembre 2010.