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A 2 años de la apertura del Centro Social Autónomo y Biblioteca Libertaria Jhonny Cariqueo, queremos expandir nuestra experiencia.
A partir de la práctica concreta de nuestras ideas, se produce un quiebre entre la visión idealizada con la que abrimos este espacio y la necesidad de ser autónomos en lo concreto.
Este espacio pretendía ser un punto de convergencia de actores de la población, lugar donde se vivían ideológicamente las mayores contradicciones del proletariado, que podría encontrar acá las herramientas necesarias para la emancipación de la clase.
Nuestro objetivo se centraba en sumar personas para el anhelado día de la revolución, y sólo los avances en ese sentido nos guiaban en el actuar y la teorización que emprendíamos.
Ver cómo la explotación no se reduce a relaciones económicas, que el económicamente explotado puede ser explotador en su cotidianeidad; nos ha hecho entender al capitalismo de otra forma, como una relación social presente en todo momento y cada lugar de nuestras vidas; es por esto que creer en el proletariado como la clase que llevará a cabo la revolución, es parte de posturas poéticas que siguen manteniendo lógicas del capital. Son esas prácticas, que hoy rescatamos y valoramos como valiosas experiencias lo que nos ha hecho cambiar los objetivos de este espacio.
Las herramientas que antes eran entendidas como el objetivo mismo (sumar gente) ahora se entienden como un aporte en el desarrollo de cualidades con el sentido que cada individuo le otorga.
No negamos ni subvaloramos dichas prácticas, para no alimentar la burda confrontación teórica entre quienes optan por desarrollar talleres y quienes las niegan, pero sí creemos necesario difundir nuestra visión en torno a lo realizado estos años.
Siempre dijimos que estábamos en guerra contra el capital, pero fueron hechos como la muerte de Jonny Cariqueo Yañez, el enfrentamiento con carabineros durante la actividad de celebración del primer año del Centro Social, la detención de algunos compañeros, la muerte del compañero Mauricio Morales y la recién acotencida fuga de nuestro hermano Diego Ríos, lo que nos ha señalado que todo lo que hacemos es una amenaza contra el poder, por lo que nada es inocente, ninguna de las acciones emprendidas contra el capital nos permiten tregua, todas son igual de importantes y requieren ser tomadas en serio, pues sus consecuencias (aunque evitables) han significado fuertes golpes para todxs lxs que nos declaramos en guerra contra lo establecido,y son esas experiencias acompañadas de la evaluación y cuestionamiento constante de nuestras practicas e ideas, lo que nos ha hecho tomarle el peso a la posición de guerra que asumimos.
En este contexto, la fuga de nuestro compañero Diego no podemos mantenerla en silencio, ya que al entender la acción que emprendió como un desafío al poder y autoridad, la propagación de ésta se hace necesaria ya que abogamos por la multiplicación de acciones que contribuyan en la guerra social. Uno de los errores en este sentido sería aislar y silenciar su acción, pues caeríamos en lógicas de estructuras clásicas las cuales acallaban al compañero por completo, anulando más que a él mismo, a su idea, en pos de su “seguridad” y la de su estructura. Nosotrxs optamos por ser consecuentes con la idea que nos hermana con el compañero, por lo que caer en la inacción seria traicionarlo, traicionarnos a nosotrxs mismxs y al sentido que le dimos a nuestras vidas: el ataque constante a todo tipo de autoridad.
Los allanamientos, persecuciones y detenciones no son fruto de la inteligencia ni del actuar acertado del enemigo, sino que provienen de desafortunados hechos, que permitieron agilizar el frustrado proceso de investigación que estaba en curso. Todos estos hechos nos dicen que debemos pulir cada vez más nuestras cualidades, llenándolas de contenido, y que esto se refleje en más y mejores ataques al poder.
Diego Ríos Presente y en la calle!