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El último 24 de marzo, organizaciones de izquierda, grupos asistencialistas y extorsionadores, gremios, sindicatos, centros de estudiantes, en fin, la burocracia y la izquierda del Capital en su máximo esplendor, se dieron cita en Plaza de Mayo para conmemorar un nuevo aniversario del golpe militar.
La consigna era “Juicio y castigo, cárcel común a los genocidas” o algo por el estilo. No nos interesa demasiado y tampoco nos sorprende que reproduzcan la mentalidad carcelera y policial, la misma que hizo posible… el golpe militar.
Las cárceles del “pueblo”, tan añoradas por los policías rojos, no son mejores que las cárceles de ahora, necesitan de un Estado, de un aparato represivo, cosas que en su naturaleza llevan el germen de la explotación del hombre sobre el hombre, y del hombre sobre la naturaleza.
Nos produce asco que quieran combatir un sistema con otro supuestamente a la inversa, en donde ellos sean los verdugos y no las victimas, en donde ellos sean los que guarden las llaves de las cárceles, de los almacenes, de ¿cuantas cosas mas?
Ante todo el despliegue montado (mediático, policial, partidista), un bloque bien compacto compuesto por compañeros anarquistas, camino sobre las avenidas Corrientes, 9 de Julio, Av. De Mayo.
Claro que caminar no fue lo único que hicieron.
Sorprende que no haya quedaron registradas imágenes habiendo tantos medios filmando y fotografiando (¿no quedaron?), sorprende aun mas cuando desde la supuesta “contra información” tampoco hay mención alguna.
Y esto no por afán de protagonismo, sino para evidenciar con un ejemplo cercano como los medios (hasta los mas ¿insospechados?) seleccionan de manera nada inocente que mostrar y que no.
Hoy en día se llenan paginas de diarios, horas de TV y de radio hablando de “los pobres policías indefensos acribillados a balazos”, de la inseguridad, de los robos, de los secuestros. Las estrellas mediáticas, en complicidad con jueces, curas, periodistas y demás canallas, (los mismos que aplauden las dictaduras o democracias, según cual sea el contexto mas conveniente para extender su miserable existencia), vomitan su mierda pidiendo mano dura, pena de muerte para todos nosotros, los excluidos y rebeldes sociales.
Pero nada dicen de los jóvenes asesinados en esta sistema opresor llamado Democracia, nada dicen de las bombas que los Estados lanzan sobre poblaciones enteras, matando mujeres, ancianos, niños, nada dicen que los cientos, o miles, de desocupados revolviendo la basura, de las madres durmiendo con sus niños en las frías y húmedas calles, de los caídos por las balas asesinas de los protectores de ley y el orden, de los presos alimentados con comida no apta para consumo humano, propensos a riesgos de todo tipo, nada dicen de Luciano Arruga, desaparecido desde el 31 de enero pasado, tras ser encerrado en una comisaría, y obviamente torturado, es obvio entonces que nada van a decir de los anarquistas que el martes marchamos ajenos a toda la “dialéctica izquierdista”, aliada siempre, siempre con la derecha, nada dicen de las pintadas, de los cientos de volantes repartidos, de la bandera que se colgó en la Jefatura de Gobierno del fascista Mauricio Macri, que deja todos los días a cientos de persona sin vivienda, nada dicen de las bombas, las piedras y los botellazos contra el HSBC (desde donde el 20 de diciembre se asesino impunemente), nada dicen de cómo los anarquistas fueron los únicos en echar a los policías de civil de la manifestación… Y nada dirán, porque responden a los intereses de su clase privilegiada, porque son unos cobardes lame-culos.
Nosotros les decimos que nunca encontraran su ansiada paz social en tanto sigan existiendo, que cada minuto de privaciones, de dolor, de impotencia, de vender nuestra fuerza a cambio del salario siempre basura (nunca digno), de intentar quemar nuestras mentes con su espectáculo que abarca mucho, mucho mas allá de lo meramente mediático, decimos que cada minuto de dictadura de roles e intercambio incesante de mercancías, será cobrado minuciosamente.
Ha acabado la dictadura militar. Pero para nada acabo la opresión, los seguimientos, la exclusión, la tortura, la muerte. Ni las desapariciones. Hoy nos sumergen en la exclusión y la miseria los mismos que ayer mandaban picana a los compañeros.
No creemos que la democracia sea el mejor de los sistemas posibles, esa es otra mentira de mierda, creemos en nosotros y en los nuestros, aquellos tantos anónimos que afilan sus sueños de libertad en cada rincón de las calles del enemigo, creemos y luchamos por la Anarquía.
Por eso estamos en guerra.
Libertad para los prisionerxs del Estado y el Capital.
Libertad para todos nosotrxs.
Amor y Revolución.