Marlena Gangi entrevista a Jeffrey Luers, convicto por “eco-terrorismo” y condenado a 22 años y 8 meses de cárcel originalmente, reducida el año pasado a 10 años.
Cuando Jeff “free” Luers y Craig “Critter” se alejaban conduciendo del concesionario de Romania en las primeras horas de la madrugada del 16 de junio de 2001, después de prender fuego a varios coches, no podrían haber imaginado que esa acción alteraría de forma tan significativa sus vidas.
El eco-anarquista de Oregón pretendía con dicho incendio llamar la atención sobre lo desproporcionado de la contaminación atmosférica llevada a cabo por ciertos vehículos, verdaderos tragadores de combustible.
Jeff tampoco sabía que durante ese día, tres agentes de paisano habían estado siguiéndole desde que había abandonado la comisaría tras haber sido arrestado bajo cargos de conducta desobediente como consecuencia de las actividades realizadas durante la conferencia que tuvo lugar en Eugene bajo el título “La Revuelta de los Siete Días”.
Diez minutos después de abandonar el concesionario, un agente de paisano, el mismo que les había estado siguiendo todo el día, les dio el alto por una infracción de tráfico y fueron puestos bajo custodia. Poco después se sabría que ese agente formada parte de una unidad policial de lucha contra el denominado “Terrorismo Doméstico”.
Luers y Craig fueron arrestados bajo cargos de daño criminal uno, que conlleva una pena de alrededor del año de cárcel.
El daño causado por la acción fue fácilmente reparado con un extintor y 40000$, es más, todos los vehículos dañados pudieron ser reparados y finalmente vendidos.
- Tampoco se puso la vida de nadie en peligro y aun así, a la semana de ser detenido Jeffrey Luers tenía 9 cargos de gravedad incluidos el incendio, intento de incendio y manufactura y posesión de artefactos explosivos. Artefactos similares fueron encontrados en la empresa petrolera Tyree Oil en Eugene y una semana antes del comienzo del juicio también se sumaron otra serie de cargos como intento de incendio contra esa empresa petrolera. A la hora del juicio Jeffrey se enfrentaba a 13 cargos por los que podría llegar a ser codenado a 100 años de cárcel en el caso de ser encontrado culpable.
Aunque ninguna evidencia física lo vínculaba con el ataque a Tyree Oil, se le ofreció un pacto por el que Jeff sería condenado a 15 años de cárcel si se declaraba culpable tanto del ataque al concesionario Romania como a la petrolera, lo cual fue rechazado por él. Finalmente fue condenado por 11 delitos graves a 22 años y 8 meses de prisión sin posibilidad de apelación. Marshall se acogió a un pacto por el que se declaraba culpable de un delito de conspiración para cometer un sabotaje incendiario y otro de posesión y manufactura de artefactos incendiarios por los que pasó 4 años y medio en prisión.
En una decisión tomada el 28 de febrero del 2009, la audiencia del condado de Eugene encargada de revisar la sentencia de Jeffrey marcó el final de su condena en diciembre del 2009. La primera vez que Jeffrey pidió su revisión fue en el año 2002.
Quedó claro que la original sentencia de 2001 había sido una decisión carente de sentido alguno, de una forma draconiana y con una motivación política tras ella.
Desde los tiempos en que Jeff fue arrestado, los estados unidos han seguido con un desmantelamiento progresivo de las libertades civiles a través de la excusa de la lucha contra el terror. La mayor redada en la historia de los estados unidos comenzaría con el lanzamiento de la denominada “Operación Backfire” el 7 de diciembre de 2005.
El fiscal general Alberto Gonzalez y el director del FBI Robert Mueller desvelaron que existían 65 acusaciones contra el Frente de Liberación de la Tierra y el Frente de Liberación Animal, clamando que una vasta conspiración eco-terrorista se había convertido en la principal amenaza de terrorismo doméstico en Estados Unidos.
Jeff es conocido ya a nivel internacional y apoyado como preso político, no sólo por lo excesivo de su original condena, sino también por su anterior actividad como participante en campamentos sobre los árboles durante protestas llevadas a cabo en los bosques de Fall Creck en Oregón.
Para algunos, es un verdadero revolucionario. También lleva encima la etiqueta de terrorista. Ha pasado por diversas prisiones de Oregón, pero la mayor parte de su condena la ha cumplido en una cárcel de máxima seguridad de ese mismo estado. Hace ya 9 meses que Jeffrey fue conducido a Columbia River Correctional en Portland-Oregón.
Esta entrevista ha sido conducida por su autor a través de una serie de cartas intercambiadas con Jeffrey durante finales de diciembre de 2008 y principios de enero de 2009.
JL: la fecha actual está marcada para el 16 de diciembre. Existe algún desacuerdo entre el departamento de prisiones y yo. La fecha debería ser el 15 de diciembre. Esa es la fecha en la que debo salir y aunque no creo que esto cambie, debería ser liberado el 17 de junio como muy tarde
MG: ¿Qué es lo que más te apetece hacer mirando hacia tu liberación? ¿A qué es a lo que estás más aprensivo?
JL: Hay muchas cosas que me entusiasman. No tener más muros delante es una de ellas. Creo que las primeras semanas las voy a pasar acampando en el bosque reconectándome con la naturaleza. No creo que haya muchas cosas que me produzcan aprensión. Ciertamente, la prisión me ha cambiado, pero dentro de mí, sigo siendo el mismo. Mi mayor desafío creo que puede ser el verme viviendo en una casa y pagando un alquiler.
MG: Cuando comenzaste tu activismo, había una serie de espacios de luchas ecologistas a los que te podrías haber dirigido ¿ Por qué elegiste dirigir tus pasos hacia las sentadas en los árboles como oposición a otras luchas ecologistas?
JL: Para mí las sentadas en los árboles eran acción directa. Eran campañas y acciones a nivel local, que tenían un impacto directo. Los objetivos de muchas luchas están completamente fuera de nuestra búsqueda. En esos casos, no se trata de luchar por esos objetivos, sino de realizar peticiones que corrijan ciertas cosas. No tenemos la capacidad de provocar un cambio y acabamos pidiendo esos cambios a otros.
La acción directa no es eso. El poder de crear un cambio o actuar según un sistema de valores se encuentra en nuestras propias manos. Esto arrebata el poder a los poderosos y lo pone en manos de los desposeídos.
Me involucré en la defensa de los viejos bosques porque me creía físicamente capaz de parar las talas de esos árboles y cualquier persona que esté familiarizada con la campaña de Fall Creek/Red Cloud Thunder sabrá que no pedíamos de buenas maneras la protección de ese bosque. Tampoco nuestra protesta tenía un carácter gentil.
MG: ¿Qué es lo que te movió a realizar el sabotaje en el concesionario de Romania? ¿Creias que no existía ninguna otra alternativa para despertar la preocupación sobre el cambio climático? Y ¿Qué se te pasaba por la cabeza cuando prendías la mecha que incendiaría esos coches?
JL: Nuestro planeta está siendo alterdado física y geográficamente por los gases de efecto invernadero que estamos emitiendo al ambiente. El clima está cambiando a nivel global y local. Esto lleva pasando décadas, pero sólo ahora es cuando se le está prestando atención. Industrias gigantes y grandes corporaciones se están forrando destrozando el planeta que amo. Están poniendo la vida de mucha gente en riesgo.
Me preguntas sobre lo que me motivó para realizar esa acción. Yo te pregunto, ¿Qué es lo que no les ha movido a otros?
Claro que hay muchas otras alternativas para concienciar a la gente sobre el cambio climático. Al Gore ha hecho un buen trabajo. Él es también un antiguo vice presidente y también un multimillonario. Es difícil ignorarle o callarle, aunque muchos lo han intentado.
Estas cosas no han cambiado mucho desde el tiempo en que había reyes. La gente sige siendo igonarada. Sólo cuando se producen revueltas, el rey cae a cuenta.
¿De verdad quieres saber lo que estaba pensando cuando Critter y yo encendíamos la mecha? Bien, esto es lo que pensaba, “no te prendas fuego”.
MG: Tú y Critter siempre habéis sostenido la responsabilidad mutua en la acción y de hecho fuisteis arrestados juntos inmediatamente depués de realizarla. Debido a su declaración de arrepentimiento, él salió de prisión tras cumplir 4 años y medio en contraste con los 22 años y 8 meses de tu sentencia original.¿Qué tienes que decir a esto? Cualquier comentario podría aclarar el desacuerdo que tuvistéis.
JL: Critter y yo hablamos largo y tendido antes de que él accediese a realizar ese acuerdo. Él estaba preparado para ir a juicio conmigo y así me lo hizo saber.
Yo quería que él aceptase el trato. Le ofrecieron 5 años. A mí me ofrecía 15. Que él aceptase no significaba que tuviese que cooperar con ellos dando información, etc.
Es más, ni siquiera tuvo que reconocer su culpabilidad. El desacuerdo que tuvimos es personal y es algo entre él y yo. Desde entonces estás todo arreglado. De hecho me apetece mucho volver a ver a mi viejo amigo.
MG: ¿Crees que fue efectiva la acción en Romania? ¿Hay algo de lo que te arrepientas?
JL: De alguna manera, la acción en Romania ha sido y es probablemente una de las acciones directas más efectivas que ha habido en USA. Se, que no es muy modesto por mi parte decir esto. Nuestra acción cambió la dinámica de la acción clandestina en la lucha por la tierra en este país. Tras la acción, los concesionarios de Chevrolet se convirtieron en un objetivo a lo ancho y largo del mundo.
De repente, no sólo la industria era objetivo de nuestros ataques, sino también la cultura que es responsable del calentamiento global.
si, claro que me arrepiento de algunas cosas. Después de todo el tiempo que he pasado en prisión por ese ridículo incendio, hubiera deseado hacer algo mucho más grande.
MG: La sentencia original se mire por donde se mire fue extrema y brutal, sobre todo si se compara con las penas aplicadas a violadores y otro tipo de delincuentes, algunos de los cuales tú mismo has visto salir de prisión mientras continuabas encerrado en una caja. ¿Has sentido rabia en algún momento debido a ese efecto? ¿Qué has hecho para canalizar esa rabia?
JL: Nunca me enfadé por mi sentencia ¿Hacia dónde se supone que debo dirigir mi rabia? Sé ya que el sistema es corrupto en injusto. Ya sé que la propiedad vale más que la vida. Sé que una acción disidente va a conllevar más castigo que un delito. Ese tipo de cosas eran las que me creaban malestar cuando decidí pasar a la acción, por lo que no me puedo quejar de que este tipo de castigo haya recaído sobre mí.
De alguna manera, me alegra que me condenasen a 22 años y me hallan llamado terrorista. No sólo prueba que estaba en lo cierto sobre lo que denunciaba, sino que demuestra que la acción directa es una amenaza real y verdadera contra el mundo del negocio y las empresas.
La condena sólo ha servido para hacerme ir más allá en mi compromiso, como ha demostrado la continua lucha que he mantenido dentro de estos muros.
MG: La Operación Backfire supuso un fuerte golpe al movimiento ecologista radical, particularmente en Nueva York. Has visto como antiguos compañeros han sido condenados a largas sentencias a través de los chivatazos y colaboraciones con la policía por parte de otros detenidos. La ley de la compañía contra los actos de terrorismo animalista se firmó en noviembre de 2006. La criminal industria ganadera y la industria contaminadora lo han hecho claramente a la sombra de un gobierno que ha querido proteger sus intereses a toda costa. Primero, ¿Qué es lo que tienes que decir sobre esas desmesuradas medidas? Y segundo ¿Tienes algún tipo de palabras de apoyo para aquellos activistas que se han sumido en el miedo y se han retirado a la sombra?
JL: El miedo es el enemigo de la libertad. Fracasamos en nuestros actos porque tenemos miedo del coste que nos supone vivir libres. Vivimos en un estado policial. USA puede ser la cara más amable del fascismo, pero no deja de ser un estado fascista. Si, a lo mejor he elegido a un hombre que puede traer un cambio, pero el sistema que va a defender va a ser el sistema capitalista, un monstruo imperialista. Si alguien cree que él va a defender los intereses de las personas tanto como los intereses de las empresas, está equivocado.
Estamos en uno de los pocos países que defienden y conceden derechos a las empresas y lo plasman en su constitución.
Por definición, nuestro gobierno está estructurado para defender ese derecho hecho ley.
Prefiero estar el resto de mi vida en prisión o muerto que estar convertido en un súbdito ciego y sumiso de un gobierno que sé que es corrupto.
Por lo tanto, me gustaría atreverme a vivir libre y luchar contra las injusticias, antes que a verme silenciosa y desesperadamente encogido. Creo que mucha gente siento lo mismo. Solamente deberemos de ser más inteligentes para saber cómo dirigirnos al resto de personas y cómo actuar.
La opresión está diseñada para romper el espíritu libre y forzar a las personas a aceptar lo que les ha tocado vivir. Toda la naturaleza y el deseo de libertad se encaminan hacia la ruptura para seguir siendo libre.
Por debajo de éste, hay un mundo esperando a ser creado. El derecho a un aire limpio, un agua y una comida saludable deben llegar. La libertad es nuestra por derecho. Ningún gobierno la pueda conceder. No se puede comprar a ningún precio. Es sólo nuestra y tan sólo debemos elegir y luchar por obtenerla.
MG: Nos has tenido al día de tu situación a través de tus comunicados. En el último nos comentabas que estabas cansado de luchar. Es un derecho que ciertamente te has ganado. También decías que eso no quería decir que lo dejases todo, pero que irías en busca de nuevas formas de lucha. ¿Puedes hablarnos un poco de estos sentimientos?
JL: He permanecido en primera línea durante los últimos 12 años. Tristemente, 9 de esos años los he pasado encerrado. Quiero centrarme en mi vida y en mi familia cuando salga de aquí.
He visto nuestros fallos y he luchado contra sus síntomas. Ahora me gustaría centrarme en la búsqueda de una cura. La militancia es el sostén de la lucha por la justicia social y medioambiental. Desafortunadamente la creación de alternativas al caos de hoy en día, no lo ha sido. Ahí es donde ahora me gustaría trabajar, en realizar verdaderas alternativas para un cambio.
MG: Uno de los comunicados más escalofriantes que aparecieron en la red, en concreto en Portland Indymedia en el año 2006 , fue aquel en el que hablabas de la vida diaria en prisión. Por espacio de semanas, un carcelero había sido gravemente agredido en el patio, había peleas en el comedor con un promedio de una cada semana y comentabas que un hombre había permanecido agonizante durante horas en frente de tu celda.
Escribías: “Puedo ver a un hombre apuñalado en el cuello y continuar comiendo como si nada hubiese pasado”. Puedo pretender hacer que no he visto como un hombre permanece tumbado en el patio desangrándose (tal como hacen el resto de presos). También puedo ver a un hombre muerto sin conmoverme”.
Cuando supiste que la persona que viste muerta era un pederasta, dijiste que te alegrabas que estuviera muerto. Mientras que algunas personas comentaban que de alguna manera entendían lo que estabas intentando expresar, otras te reprendieron por alegrarte de eso.
Ella escribió que eso era un “triste giro de acontecimientos para ti” y que si alguien debería sentir compasión por otros seres humanos deberías ser tú.
Está claro que la prisión es una experiencia deshumanizadora. Aunque entiendo que no es asunto tuyo dejar claros tus sentimientos, ¿Podrías responder al comentario de esa mujer?
JL: Es la primera vez que veo esos comentarios ( le envié a Jeff una copia de los comentarios colgados en indymedia). Es obviamente difícil responder a una experiencia pasada hace ya algunos años.
Mi amigo Randy Cross se suicidó poco después de haber matado a otro hombre. Yo vi a ese hombre muerto. No sentí lo que él sintió. Para mí fue otro día más en prisión.
Mucha gente no puede ni siquiera plantearse lo violento de la vida diaria en una prisión de máxima seguridad. La muerte amenaza a cada momento, está en el aire. He vivido todo eso sin encogerme. Cuando la violencia me amenazada, respondo de la mismo forma. Cuando la amenaza de ser apuñalado está ahí, yo también estoy preparado para saltar.
Todos y cada uno de mis amigos, guardaba un arma escondida en algún lugar. La cárcel es una zona de guerra. Se lucha por el espacio, el territorio, evitando ser una víctima.
Correcto o desacertado, esa era mi vida. Luché, conservé mi terreno y he sobrevivido.
Cuando supe que el hombre que Randy había matado era un pederasta que había declarado en el juicio haber violado e introducido un objeto a una pequeña niña, que ni siquiera llegaba a los 12 años, me alegré de que esa persona estuviese muerta.
Hay algunos monstruos que me gustaría ver muertos y no todos ellos están en prisión.
Algunos han comenzado guerras injustas.
No siento pena de que se hubiese muerto. No necesito justificar o explicar ese sentimiento. Lo que me apena es que pueda ver ese nivel de violencia y no me sienta afectado por ello. Me apena que la sociedad cree monstruos que deban ser asesinados.
MG: ¿Cómo piensas que vas a ver el mundo cuando la puerta de acero se cierra tras de ti por última vez y camines como una persona libre de nuevo? ¿Cómo piensas que el mundo te verá a ti? ¿Cómo te verás a ti mismo?
JL: Creo que la única diferencia será que yo y el mundo seremos un poquito más viejos.
Nota: una pequeña parte de la contextualización inicial que realiza la autora ha sido suprimida por tratarse de una serie de datos, leyes y sucesos difíciles de contextualizar y que carecen de importancia a la hora de entender el contenido íntegro de la entrevista.
Entrevista traducida por La Cizalla Ácrata
Documental sobre Jeffrey “Free” Luers, en ingles.
1º Parte
2º Parte
3º Parte
4º Parte
5º Parte
Web en apoyo de Jeff: http://www.freefreenow.org/