El Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti será demolido dentro de pocos días.
Tanto “la Sacco”, como la casa que esta al lado suyo, en donde vivía un ser repugnante, sapo y colaborador siempre de los pacos y la prensa (a quien fiscalía le proporcionó hasta un camión para trasladar sus cosas), serán demolidas.
Por suerte, se le avisó a varixs compañerxs, de modo que se logró recuperar todo lo posible desde dentro de la casa y antes de abandonarla por completo, se dejaron escritas en los muros del primer piso, consignas y propagandas antiautoritarias y en solidaridad con los compañerxs que allí vivían y a los demás secuestradxs en el margen del “caso bombas”, propagandas que verán fiscales y policías cuando lleguen, como buitres que son, a periciar por última vez el edificio.
Esta casa, junto a otros centros sociales y okupas, como la CROTA BIKE PUNX, según la investigación a cargo del fiscal Alejandro Peña, que hoy tiene a 10 compañerxs secuestrdxs, era uno de los centros de poder anarquistas en donde se supone vivían líderes y subordinados terroristas organizados, y por ello fue allanada varias veces durante este año, incluso cuando ya no habían moradores. En esta casa vivió el compañero Felipe Guerra, hoy secuestrado en la carcel de máxima seguridad.
Si bien, la nostalgia nos invade al saber que la casa será hecha desaparecer, nunca hemos pensado que era sólo una casa, unos cuantos muros, sino un lugar en que se okupó y se resistió durante 8 años, en donde se hicieron un sin fin de actividades y se compartieron ideas contra la autoridad y el capital, afines a la libertad y el amor por la vida vivida en guerra contra todo lo que nos explota a diario, aquello que busca dominarnos y acostumbrarnos a ser viles ciudadanos. No buscamos idealizarla, sino sólo demostrar el cariño y la afinidad que nos inspira todo lo que significa el CSO y Bilioteca Sacco y Vanzetti.
El hecho de que sea demolida, nos demuestra una vez más, que el poder busca exterminar todo aquello que vaya en su contra. Creen que dejando de verla, dejará de existir. Buscan hacerla desaparecer, y con ella, a todxs quienes creen en la libertad (esa libertad que el poder tanto teme). Ya ha sucedido antes, en donde casas okupadas han sido demolidas como para dejar de tenerlas frente a sus ojos.
Queda en nosotros, hacerles ver que no somos ropa o casas o parches o libros o peinados; quienes llevan en el corazón el ansía de la insurrección, nunca se remitirán a propiedades o cosas materiales.
Leo con impotencia e ira, porque esa es la emoción que de seguro nos envarga, que demolerán el Centro Social Okupado y Biblioteca Sacco y Vanzetti, “la Sacco” como le decimos (sin ninguna intención de olvidar a Vanzetti)…y se vienen a la memoria presente muchos de los momentos y las actividades compartidas en el espacio, que sin duda fue y será mucho más que una casa, y esto, como ya se dijo, sin ninguna intención de “idealizar”, pero sí de llamar a las cosas por su nombre: tertulias, conversaciones, proyecciones de videos y películas dentro y fuera de la casa, bazar con ropa gratis, actividades de homenaje a Barry Horne, Sacco y Vanzetti y a nuestro compañero Mauricio Morales, presentación de obras de teatro, tokatas hip-hop, punk y hardcore sin alcohol, espacio de encuentro para otros colectivos, ensayos de bandas de música, el primer ensayo de Banda Bonnot y su primer concierto, propaganda y cenas en solidaridad con lxs compañerxs presxs, comidas veganas y vegetarianas, actividades de aniversario de la casa, La Biblioteca, y sus turnos, los almuerzos, onces, cenas, buscar el agua al grifo de la esquina, risas, enojos, mil complicidades cotidianas compartidas en ocho años de vida. A “la Sacco” “asistimos” muchxs compañerxs, y se fueron construyendo y desconstruyendo amistades y afinidades, pero también se fueron afilando ideas, compartiendo senderos y reafirmando convicciones que jamás demolerán. El espacio físico es el que será demolido, pero que sepan, fundamentalmente nuestros enemigos, que muchxs de lxs que formamos parte del espacio, nos hemos esparcido por distintos lugares. Tarea difícil tendrán entonces, además lo que se siembra, si se persiste, se cosecha…
Ninguna casa okupada puede pensarse a perpetuidad, lxs compañerxs que la habitaron y dieron fuerza y proyección al espacio siempre lo tuvieron claro, quizás hace años podría haber sido desalojada, pero no fue así. Tampoco se penso a sí misma como un lugar de “alternativismo subcultural”, por eso, entre otras opciones, aunque algunxs les costo comprenderlo, las actividades desarrolladas eran sin alcohol, y eso marcó una importante diferencia.
Muchas palabras se podrían decir, y la historia que es presente no se resume en unas pocas líneas. Por ahora, a “seguir expandiendo el discurso contra toda autoridad, uniendo la cantidad y la cualidad, que se expandan las ideas y prácticas insurrectas, como semillas de libertad que conviertan en selva al desierto más árido…”