A casi un año de prisión escribe Alejandro Rodriguéz


A casi un año de injusta prisión
Alejandro Rodríguez: “Soy un rehén del capitalismo, secuestrado por el Estado e injustamente privado de libertad”

Ya casi cumplo un año secuestrado por el Estado. Son once meses recluido en la cárcel Santiago Uno, en el Módulo de Máxima Seguridad.
Si pensamos que el plazo de investigación fue fijado en solo diez días ya está más que sobrepasado.
En todo este tiempo de injusta prisión, la Fiscalía no ha aportado ninguna prueba, ni tampoco ha hecho peritajes o algo que se le parezca. De esta forma han ido ampliando indefinidamente los plazos y manteniendo abierta la “investigación”.
Si a eso le sumáramos el año de investigación desde que ocurrieron los hechos que se me imputan (septiembre de 2009), son prácticamente dos años de un proceso completamente viciado. En todo este tiempo sólo se han presentado dos testigos, que son los mismos que fueron objetados el día de la formalización, el martes 31 de agosto de 2010. En esa formalización fui declarado “no culpable” por el juez Jorge Norambuena del Cuarto Juzgado de Garantía, quedando en libertad. Pero ante la apelación de la Fiscalía Oriente, la Corte de Apelaciones revocó lo actuado por el juez, negándome la posibilidad de seguir en libertad, en la calle, lo que había conseguido tras una huelga de hambre el 4 de enero de 2004, después de casi doce años de prisión política.
Puedo decir que es por mis antecedentes políticos que hoy me encuentro como un rehén del capitalismo, privado de libertad y sin la posibilidad de acceder a un cambio de medida cautelar por no haber “nuevos antecedentes” en el caso que permitan demostrar mi absoluta “no culpabilidad”. Son quince las pericias que pidió mi defensa a las Fiscalías, y que reiteró por segunda vez al no recibir respuesta alguna, digo Fiscalías pues son dos. La Fiscalía Oriente se declaró incompetente -o le quedó grande el caso o no quiso hacer absolutamente nada-, sólo dilató la causa y mantuvo mi prisión preventiva. Hoy estoy siendo investigado por la siniestra Fiscalía Sur, especialista en “montajes y faramallas”, la misma que fue feudo del más siniestro aún zar Alejandro Peña, perro fiel del Ministro del Interior. Él mismo pidió la carpeta investigativa y los objetos que requisaron de mi domicilio en reiterados allanamientos ambas policías. ¿Para qué lo hizo? ¿Quería involucrarnos en el “Caso bombas”? No lo pudo hacer y luego, devolvió mis pertenencias, por ser “objetos inocuos”, sin ninguna relevancia como la que esperaba encontrar: un misil tierra-aire o un plano para atacar la Casa Blanca con bombas de racimo.
Como vengo reiterando, desde que fui encarcelado, esto no es nada más que un burdo montaje y una mala investigación policíaca, como tantos otros que ha venido tejiendo y realizando la derecha golpista liderada por Piñera y Hinzpeter, quienes ante su ineptitud y la poca capacidad para encantar a un pueblo cada vez más decepcionado, buscan popularidad inventando hechos inexistentes, como las acusaciones al ciudadano vasco Asel Luzárraga o al ciudadano pakistaní Saif Khan, ambos tildados como “peligrosos terroristas” que venían del extranjero a generar y perpetrar sangrientos atentados… Sólo eran “bombas de humo”, ya que ambos hoy están en libertad y olvidados por la prensa cómplice, la misma que no dudó y no duda en tildar de “peligro para la seguridad de la sociedad” o “terrorista” a cualquiera que sea antisistémico, vista con ropas negras o se organice para reclamar por un sueldo justo o contra la educación de mercado.
La criminalización de la cual hoy somos objeto nos demuestra cómo viene actuando la derecha golpista, con la misma fórmula que ocupó durante 17 años de dictadura. Pero hoy con una sociedad más cómplice y silente, adormecida por la Concertación y sus promesas de democracia, esa que nunca llegó. Es de esperar que las últimas movilizaciones estudiantiles, de trabajadores y del pueblo en general vengan a cambiar y a equilibrar la balanza, y permitan al pueblo poder expresarse, vivir a su antojo y sin ser ovejas de ningún rebaño, sin temor a ser encarcelados por el solo hecho de no aceptar al patrón ni al amo.
La persecución y el secuestro del que hoy soy objeto sólo busca escarmentar y hacer bajar los brazos al pueblo organizado y a cualquiera que se quiera rebelar y no seguir la línea pintada, trazada en la acera. Nos quieren decir: “O te enrielas, o la cárcel será tu destino”.
A pesar de todo este tiempo transcurrido en prisión, me encuentro íntegro y con la frente en alto. Mi corazón late con fuerza ya que estos meses he contado con el apoyo y la solidaridad de familiares y amig@s, lo cual agradezco y saludo. Pero por sobre todo cuento con la innegable actitud, los sabios consejos y la permanente compañía de la mujer que amo, compañera indomable e incansable de mil batallas. Esto me permite resistir y dar la pelea con más fuerza y ganas. No estoy solo.
Esto se tiene que terminar y sabremos salir victoriosos. Las pruebas que han presentado las Fiscalías son “insuficientes” e “ilegales” y “no se ha llevado a cabo un debido proceso”, “ni respetado ningún protocolo”, como ya lo señaló el juez Norambuena en dos oportunidades en la causa. Por eso esgrimo que soy un rehén del capitalismo, secuestrado por el Estado e injustamente privado de libertad.

¡¡ No más montajes, ni criminalización, salud y libertad !!
ALEJANDRO RODRÍGUEZ ESCOBAR.

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