Carta de Ilias Nikolau, preso anarquista griego


Sobre la detención de Ilias…

Por la noche del día 13 de enero un artefacto compuesto por bombonas de camping gas y gasolina explotó en la entrada de la comisaria de Evosmos (municipio en afueras de Tesálonica) produciendo daños en los vidrios de la fachada y en el aparato de climatización. Poco después, en las inmediaciones los secretas (policias de civil) detuvieron al Ilias Nikolau, un anarquista de 26 años. Ilias Nikolau , junto con Dimitra Sirianou y Kostas Halazas estuvieron durante un año en busca y captura por el mismo caso que Vagelis Botsatsis (acusados de varios incendios). Vagelis salió de cárcel preventiva el 13 de octubre de 2008. El 14 de noviembre, durante el pleno alboroto de huelga de hambre en los cárceles griegas, lxs 3 restantes, acompañadxs por un centenar de compañerxs se presentaron en una comisaria de Tesálonica y al día siguiente se decidió, que permanecerán en libertad hasta el proceso. Ahora Ilias tiene cargos por : “explosión” (delito grave) , “fabricación” y “asociación” (delitos menores). Ilias negó todas las acusaciones y negó que fue pillado en in fraganti. Todo se basa únicamente en los testimonios de secretas y no hay ninguna prueba. Ni los registros en casa de sus padres, en lugar donde trabajaba, ni el asalto a la casa de su abuela con 30 policias pudieron encontrar algo. Sin embargo, el 15 de enero Ilias fue llevado a cárcel de Amfissa.

Carta de Ilias:

Desde casi 6 meses me encuentro aquí, en las mazmorras de la democracia. Un encarcelamiento planificado y basado en como soy yo y en mis ideas. Los creadores de esa situación son los perros uniformados de la democracia.

Los días pasan entre los muros mudos y miserables, las pensamientos vienen y se van, algunas imágenes cruzan rápido por mi cabeza, otras se quedan por allí un poco más, pero hay también esas imágenes, recuerdos y sensaciones que no desaparecen nunca, que no se olvidan y que están bien arraigadas en el corazón de mi conciencia. Ellas no pueden ser dobladas, no pueden ser alteradas, no pueden ser fragmentadas.

Son los recuerdos de ira y rabia, son las imágenes de las llamas y de ruidos asordantes, las sensaciones de amor y de compañerismo, son los momentos y experiencias de un camino de vida, que como el único objetivo tiene el hecho de alzar alto la bandera de una dignidad irreconciliable.

Tal como ya he escrito en mi primera carta, “pertenezco al bando de los que están guiados por la dignidad”. Para mi todo empieza por allí y todo acaba allí mismo.

Los intentos, las dificultades y los encarcelamientos son síntomas de una vida sana. Una vida que no agacha su cabeza, la vida para cual no basta con “lo que hay”, pero que busca y aspira a algo que para muchos parece imposible. Lo imposible no es para nada algo imaginario, sino lo que todavía no hemos intentado, lo que aún no hemos experimentado.

Los enemigos son muchos. Los mecanismos del Poder y sus aplaudidores, sus sujetos y sus votantes, sus guardias y sus defensores.

Esas atomizadas y desesperadas masas, que se sienten agradecidas cada vez cuando aumentan las medidas represivas, que se sienten seguras y aplauden cuando sus amos están bien protegidos. La más miserable supervivencia la llaman “vida”. Una supervivencia administrada a dosis, una dignidad perdida debajo de los directos o indirectos órdenes.

De otro lado esta su famosa democracia, que se está armando y blindando, que asesina, encarcela y persigue a todo lo que le es hostil.

La cuestión para nosotros no es si ellos son muchos, si están organizados, si tienen medios y métodos para golpearnos. La cuestión es de poner todo nuestro ser en la lucha. Y no en una lucha por las ideales pacificas algunas, por algún mundo bello o por alguna utopía, sino en la lucha por la dignidad, por la libertad y por la destrucción del Poder.

Nuestra existencia la tenemos que reclamar, la tenemos que conquistar. No es algo que se compra y vende en los estantes del supermercado, ni con las tarjetas de crédito. No es algo que baja la cabeza y consiente enfrente de la bandera de alguna nación para luego combatir contra los enemigos de dicha nación. Nuestros principios y nuestros actos les pondremos claro en la práctica, en una lucha difícil, en una lucha de cada día.

Sean lo que sean las historias que inventarán las autoridades sobre terroristas, encapuchados y “agentes” , les responderemos que nunca nos vamos a someter a la obediencia y al silencio.

Guiados por la dignidad nos dirigimos hacia la libertad.

Con saludos compañeristas.

Ilias Nikolau,
6 de junio 2009,
cárcel de Amfissa.

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