ANTICARCELARIO

01.Ene.09 :: Noticias

A continuación exponemos un texto, el cual nos pareció muy interesante para el análisis, refiriéndose a la lucha por la destrucción del estado y las consecuencias que esto conlleva, hacia quienes están en permanente guerra contra el poder.
La cárcel como intento de aminorar el constante ataque hacia el Estado y la solidaridad que debe existir por quienes están “afuera” hacia lxs compas prisionerxs.
Se recomienda su mayor difusión y discusión.

ANTICARCELARIO

por anticarcelarixs anonimxs

- Solidaridad con lxs presxs

El avance de la lucha contra la explotación, el avance y agudización de la guerra social trae como consecuencia lógica la caída de compañerxs en prisión por parte de la represión.

Democracia o dictadura solo son dos formas distintas de mantener el dominio del capital, por lo que a pesar de estas “variables”, quienes enfrentan y han enfrentado al capital siguen siendo tomadxs prisionerxs por el Estado.

Asumiendo esto como una realidad incesante en la lucha anticapitalista nos enfocaremos en comprender la solidaridad con quienes se encuentran secuestradxs por el Estado, llenando las distintas cárceles a lo largo del mundo.

La solidaridad se entiende como la forma de “apoyar” a lxs compas que se encuentran adentro, pero ¿Realmente quienes están “afuera” se pueden sentir tan segurxs y alejadxs de esta realidad? ¿Acaso quienes solidarizan con lxs presxs en lucha, no tendrían que ser parte del mismo proyecto de destrucción del capital ó al menos asumir de igual manera los riesgos en la lucha?.

Estas distinciones solo hace que se asuma un paternalismo y una caridad que poco tienen que ver con una instancia de lucha social, en donde la solidaridad se enmarca como parte integra de la guerra social.

La solidaridad no tiene que ser vista como un eje aislado de la lucha contra el dominio, sino que tiene que entenderse como parte esencial para que avance la lucha.

Es entonces donde la solidaridad con perspectiva anticapitalista no puede nunca abogar por: inocencia, montaje, derechos humanos, corrupción ilegitimo, ilegal, injusto y un largo etcétera.

Si nos declaramos en guerra contra el Estado, el capital su lógica jurídica y autoridad para juzgar nuestros actos, resulta irrisoria pedir juicios justos o clamar por inocencia (olvidando que “culpabilidad” e “inocencia” son meros conceptos jurídicos impuestos por lxs poderosxs).
El retroceso y estancamiento en la lucha, que genera dichas posturas, se hacen evidentes cuando solo logran opacar y ocultar el enfrentamiento y la posibilidad de cuestionamiento.

El asumir a lxs compañerxs en prisión como participes activos en la guerra contra el capital se hace imprescindible, partiendo de esa base cada una de nuestras formas y métodos de solidaridad con ellxs, tienen que entenderse en un accionar que supere la “amistad o cercanía”, apuntando a la destrucción misma de la sociedad carcelaria.

→ Reducir a un mero concepto económico de “aporte monetario a lxs presxs” es bajar el perfil, subestimando todo potencial que adquiere una practica de solidaridad. Si bien es sumamente importante la parte financiera y no tiene que ser relegada, no se puede reducir solamente a esto, olvidando la propaganda, el apoyo moral y diversas acciones.
Entendamos de una vez por todas la solidaridad como un ataque, viendo el potencial que genera el apoyo entre pares y recuerdo con nuestrxs compañerxs presxs.

¿Y de repente, el/la compañerx que siempre veíamos en actividades ya no lo/la vimos más? ¿Qué sucedió?… cayo presx.
La sorpresa inunda los primeros días, pero luego “la vida sigue” y el olvido comienza a llenar todos los rincones. Mientras el/la compañerx sigue adentro de la cárcel viviendo el aislamiento y la amenaza cotidiana de los carceleros.
El olvido y la pasividad de todxs, solo pondrán más barrotes en la celda, más cámaras a los pasillos y al patio, más cemento a los muros.

La solidaridad es un arma, usala!

- La destrucción de las jaulas
como consecuencia lógica de esta guerra

Como Antiautoritarixs, como oponentes constantes a toda forma de explotación y sometimiento sistematizado, nuestra posición y relación con las cárceles (y el sistema carcelario en su conjunto) siempre será en guerra.

La destrucción de todo centro de exterminio, sumisión y condensación de las lógicas del poder, es una premisa fundamental en el proceso de roptura con la sociedad de clases, con la ideología del capital.

Las cárceles, las jaulas, no deben mantenerse para nadie, para ninguna especie, por ninguna razón y quien piense lo contrario no puede considerarse como antiautoritarix, pues engendra en su lógica el germen del sometimiento y la superioridad, conceptos frente a los que quizá hoy puede rebelarse, porque lo oprimen directamente, pero no visualiza como idea a destruir (aquí caben discursos reformistas de “cárcel para los abusadores”, “juicio y cárcel a los burgueses”, etc).

Por otra parte, quien desborda la legalidad, quien rompe con la norma impuesta es un/a compañerx, pues lleva a la practica nuestras posturas de negación y superación del dictamen de los poderosos (la sagrada ley).

Pero afirmar que hermanamos con quienes traspasan la legalidad, que nos asumimos compañerxs, no niega ni aminora el hecho de que la fortaleza y profundidad de ese compañerismo se verá plasmado en la argumentación, valoración y justificación que establezca quien ejecute determinada acción.

No puede carecer de importancia el como valoramos nuestras prácticas, como las analizamos y le damos vida. Puedo hermanarme con una acción determinada (la ocupación de una casa por ejemplo), pero el grado y nivel de la afinidad queda condicionado al discurso político que se articule en torno a la acción, su argumentación y definición (el porque ocupar, la relación con la propiedad privada, etc.)

Esto nos hace reflexionar sobre las ultimas detenciones y ataques de los poderosos, en donde podemos observar que tras cada arremetida represiva, sobreviene el estupor, la sorpresa, la incredulidad frente a lo que está ocurriendo. Y se comienza a analizar la realidad con la sensación de que nuestros enemigos deben “respetar” pasivamente nuestra decisión de atacarlos, negando así que esto es un choque violento, en donde usarán todo lo que esté a su haber para liquidarnos.

Esto no es una película, ni un circo esto es la guerra. Lo quieras o no, los poderosos ya se plantean es esa lógica, ya asumieron una posición activa, ta nos consideran sus enemigxs.

Y en ese cuadro de ataques, la cárcel aparece como una consecuencia lógica, como uno de los caminos en los que podemos entrar, mas aún cuando uno elige participar de la agudización de la lucha.

¿Pero cómo enfrentamos dicha situación? ¿Qué tan preaparadxs estamos para aquel momento? ¿Qué tan clarxs estamos para enfrentar los ataques del Estado?

Prepararnos dignamente en la cárcel (por ende en la lucha), en oposición a la actitud victimista del montaje y de la petición de juicios justos, es una necesidad tanto como para levantar nuestra moral, como la de nuestrxs compañerxs.

Es defender nuestras ideas como lo más valioso, por lo que debemos luchar día tras día, sin claudicaciones, con la cabeza siempre en alto, de cara al enemigo.

Nuestra lucha no se detiene con la prisión, si bien nuestra movilidad y elección se ven restrinidxs allí, nuestra capacidad de plantearnos políticamente, de revindicar cada acción debe ser aprovechado como un hecho de propaganda en si mismo, como un aporte a la lucha.

En este mismo sentido, pretender que la reivindicación política de la prisión debe darse siempre y cuando haya un hecho espectacular que lo amerite, es una forma más de etapismo, es mantener la lógica que hay ataques o acciones más importantes que otras (según valoración espectacular o mediática).

El discurso de “guardarse” hasta que una pomposa acción amerite el revindicar lo ocurrido y “quemarse” políticamente ante quien quiera oírlo, es, es términos reales, un planteamiento castrador.

Nuestra vida es aquí y ahora, el ataque y la defensa (de lxs compañerxs, de la acción) no deben quedar para un idílico momento revolucionario. Pues aquello sería negar de plano el aporte que en el cotidiano podemos efectuar. Si nos inmovilizamos en la espera de un futuro momento, significa que nuestro presente carece de cualquier valor, pues le quitamos el carácter revolucionario a todo lo que podamos hacer, negamos entonces el carácter permanente de la insurrección.

Es necesario asumir posturas claras frente a las acciones que signifiquen un desborde y destrucción de esta sociedad; independiente de la postura que asuma el/la individux que las ejecute, la acción misma la revindicamos. Pero lo anterior no niega el hecho de que a la hora de llegar la represión, la conducta a seguir por lxs compañerxs prisionerxs, determinará también el nivel y grado de respuesta que puedan llevar a cabo lxs compañerxs “afuera”.

Si asumimos la represión (con cárceles, juicios, allanamientos, etc.) como un camino más, nuestra postura en ese momento no puede ser sorpresa, ni victimismo. Caer en esto es desaprovechar el potencial de propaganda, autoafirmación y consecuencia con nuestras ideas, es negar a la represión como una instancia más de enfrentamiento.

Nunca derrotadxs, nunca arrepentidxs
Fuego a las cárceles, sus carceleros y sus falsos críticos.

anticarcelario


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